Dos días antes de las elecciones internas del 30 de junio de 2019, Luis Lacalle Pou mantuvo reuniones con los otros precandidatos blancos para informarles cómo iba a actuar en caso de ganar o perder la elección. Para ese entonces su equipo ya le había entregado los números que hablaban de una holgada victoria: 52, 22, 18 y 8. El 52 era él, el 22 Juan Sartori, el 18 Jorge Larrañaga y el 8 Enrique Antía. El resultado fue 53,7; 20,6; 17,5 y 7,5.

De los tres encuentros, el más tenso fue el que mantuvo con Sartori. En el equipo del presidente se daba como un hecho que el empresario había estado detrás de una campaña sucia en su contra. El encuentro fue en el despacho de la sede de Todos, sobre la Av. Bulevar Artigas. Se dieron la mano y pese a la sonrisa persistente de Sartori, el hoy mandatario mantuvo con él un tono seco. Así le explicó que había tres posibilidades: A, B y C. Empezó por la última: que Sartori ganara la interna. En ese caso, Lacalle Pou se comprometía a aceptar al empresario como candidato del partido y frenar cualquier intento de sus compañeros nacionalistas de “bajarlo” a fuerza de los votos de los convencionales. También le dijo que tanto él como los otros miembros de su sector se comprometían a hacer campaña en todo el país, pero al mismo tiempo le aclaró que ni él ni ninguno de sus hombres lo iban a acompañar en la fórmula.

Luego Lacalle Pou le empezó a explicar la opción B. Esta contemplaba la posibilidad de que el hoy presidente ganara pero lo hiciera por menos del 50% o con una diferencia de menos del 10% frente al empresario. En este caso, Lacalle Pou le dijo que de ser así ni Sartori, ni Verónica Alonso -en ese momento aliada del hoy senador-, ni ningún otro miembro del sartorismo iban a completar la fórmula; y le advirtió que esta se acordaría con Larrañaga y Antía. Ante esto Sartori replicó que él exigiría un lugar en la fórmula; Lacalle Pou le volvió a repetir lo mismo y le dijo que la convención lo apoyaría.

El plan A, que según los números que el comando lacallista manejaba era el más probable escenario para la noche del domingo, era que el hoy presidente obtuviera más del 50% de los votos. En ese caso, otra vez, nadie del sartorismo sería parte de la fórmula y el cargo de vicepresidente sería para Beatriz Argimón o Carlos Moreira.

Foto: Fernando Ponzetto

Esta misma conversación, aunque en un tono mucho más ameno, fue la que tuvo con Larrañaga y Antía. Ambos expresaron dudas sobre los dos posibles candidatos a vicepresidentes, Argimón y Moreira, pero al mismo tiempo advirtieron que ante alguna protesta de Sartori apoyarían lo que Lacalle Pou dijera. El que más se quejó, sin embargo, fue Larrañaga, que insistió -sin dar ningún nombre- en que habría mejores opciones para completar la fórmula.

La jugada de poner a Argimón como candidata era algo que estaba en la cabeza de Lacalle Pou desde abril de 2018, cuando la eligió para presidir el directorio del Partido Nacional. Ya durante la campaña hacia las internas, le pidió que fuera a cada uno de los actos de sus rivales políticos -incluso, o sobre todo, los de Sartori- y que generara buena relación con todos ellos.

Dos semanas antes de las primarias, Lacalle Pou se reunió con Argimón, también en su despacho de la calle Bulevar Artigas. Allí le dijo que había grandes posibilidades de que le pidiera ser su vicepresidenta. Le advirtió que había resultados que se tenían que dar, que no estaba todo definido, pero que su primera opción era ella. Argimón aceptó enseguida.

En la noche del 30 de junio, una vez que se supieron los resultados, Lacalle Pou se encerró en una habitación e hizo cinco llamadas telefónicas: dos a Larrañaga, dos a Antía y una a Sartori. Allí les recordó a cada uno de ellos lo que habían hablado, y confirmó que Argimón sería la candidata a la vicepresidencia. “Ganaste y me parece bien que elijas a quien te parezca”, le contestó Sartori. Con Antía habló una vez, este le pidió unos minutos y luego aceptó el plan de Lacalle Pou sin mucho entusiasmo. Algo similar pasó con Larrañaga.

El arribo a la sede del Partido Nacional fue caótico, pero había cosas que ya estaban pensadas. Lacalle Pou y su equipo tomaron tres medidas para frenar malos momentos con Sartori. Lo primero fue que los precandidatos se saludaran en una pequeña habitación en la que no hubiera prensa, y luego pasaran a la sala principal del directorio. Lo segundo fue que en la sala del directorio hubiera mucha gente, para evitar así que Sartori se parara cerca de Lacalle Pou. Y lo tercero, que se hiciera lo mismo en el escenario que estaba afuera, por eso al escenario subió una gran cantidad de dirigentes.

Para muchos en el Partido Nacional, el armado veloz de la fórmula -a diferencia de las ideas y vueltas que dio Daniel Martínez en el Frente Amplio- fue una de las claves del triunfo.

Foto: Fernando Ponzetto