ACTO EN KIBÓN
“Espero estar a la altura de la circunstancia”, dijo Lacalle Pou en su primer discurso tras balotaje.
Con los dos dedos se marca la banda presidencial en el pecho. El gesto es la forma de decir presidente en lenguaje de señas. En los parlantes el jingle electoral retumba sobre las canteras de Kibón. Deja pasar unos minutos y pide que bajen la música.
La gente lo alienta coreando: “¡Presidente! ¡Presidente!” y luego de 72 segundos Luis Lacalle Pou intenta arrancar su primer discurso como presidente electo. Pero la emoción le gana y para. “Se viene Lacalle Pou, Lacalle Pou, Lacalle Pou”, vuelven a alentarlo los miles de militantes que se acercaron a la rambla de Montevideo. Toma agua y vuelve a arrancar.
“El 24 de noviembre por primera vez en la historia del país, cinco partidos políticos entendieron el mensaje de la mayoría de la ciudadanía”, dijo el presidente electo ayer en el acto donde se festejó el triunfo de la coalición multicolor.
El líder blanco salió a escena a buscar dar vuelta la página de lo que fue la campaña electoral. Una carrera en busca de la presidencia que ganó el Partido Nacional, en acuerdo con otros cuatro partidos de la oposición, y que cortó la racha ganadora del Frente Amplio de tres períodos consecutivos.
“El 24 de noviembre todos sabíamos lo que pasó. Había un resultado que no se podía dar vuelta nunca”, recordó pero al instante buscó destacar el hecho como una “chapa” que lo destaque de la región. “La señal que Uruguay dio al mundo es que podíamos estar cuatro días en esta democracia sólida esperando los resultados. ¡No saben el orgullo que me hacen sentir!”, dijo sonriente casi a los gritos.
Su emoción era constatable en la voz entrecortada. “Ustedes son la razón de mi vida. Toda esa pasión es la que nos tiene que obligar a la prudencia, a la paciencia, somos hombres y mujeres de paz. El mensaje que tenemos que darle a todo el Uruguay, y les pido encarecidamente a todos, sobre todo a los dirigentes políticos, que este proceso no puede ser cambiar una mitad del país por la otra, tenemos que unir a la sociedad”, pidió el presidente electo.
A lo largo de la campaña Lacalle Pou repitió que el próximo mandato “no va a ser changa”, que sabe que “agarra un fierro caliente”, que “siente el peso en los hombros” y que esa responsabilidad está dispuesto a asumirla.
Ayer marcó cuál será la impronta de su administración. “Vamos a ser un gobierno que ejerza la autoridad, un gobierno justo, y un gobierno con sensibilidad social. A los más pobres hay que ayudarlos y no hacer gárgaras con la pobreza. Y en esa línea marcó nuevamente el optimismo que planteó a lo largo de la campaña electoral: “Se abre un Uruguay lleno de oportunidades, no me cabe duda”, dijo.
El presidente electo sí le pasó factura al Frente Amplio por la estrategia electoral del final donde decía que si ganaban los blancos, la sociedad perdería derechos y el país retrocedería. “No es sano para la sociedad sembrar incertidumbre a los que menos tienen”, opinó el blanco.
Prometió ser firme con los problemas de inseguridad, ser claro en los pronunciamientos internacionales, y dedicar esfuerzo para mejorar la situación del país. “A los dictadores les vamos a decir dictadores, no le vamos a buscar la vuelta”, sentenció.
Al hablar de seguridad la gente le respondió con un eslogan que apareció en la campaña, en principio utilizado por él mismo, pero que fue popularizado por el excomandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos. “Se acabó el recreo”, coreó unos segundos la gente que se agrupó para escuchar el primer discurso del presidente electo.
“El gobierno tiene que ser claro en el ejercicio de la autoridad. Se le termina la impunidad a la delincuencia, sea del tipo que sea”, enfatizó Lacalle Pou.
Los festejos a los blancos se les truncaron varias veces. Primero, el domingo pasado de balotaje, la negativa del frenteamplista Daniel Martínez de aceptar la derrota puso una pausa hasta conocerse los votos observados. El jueves la noticia los llevó a un festejo corto y preparar la fiesta del viernes en Kibón. Pero la tormenta los llevó a cancelar y pasarlos para el mediodía de ayer.
Ayer fueron miles los que se juntaron y la alegría de los militantes era visible. También en los dirigentes. El expresidente Julio María Sanguinetti alentó al público revoleando su boina. Incluso Luis Alberto Lacalle Herrera también festejó. El exmandatario se mezcló ente la gente para escuchar a su hijo y festejar que el Partido Nacional vuelve al poder después de 30 años.
Aquel 1° de marzo de 1990 Luis Alberto Alejandro Aparicio Lacalle Pou tenía 17 años y vio a su padre cruzarse la banda presidencial en el pecho. Hoy, como presidente electo, invitó a sus tres hijos a subir al estrado en el final de su discurso.
Luis Alberto, Violeta, Manuel, verán a su padre posar con la banda que le dé la investidura de jefe de Estado del Uruguay.
“Quiero decirles que el festejo es muy corto, pero el esfuerzo va a ser muy grande”, dijo y abrazó a sus tres hijos: “Es para que más o menos entiendan las ausencias. En 22 años fueron muchas y en estos cinco años seguramente sean aún más”.
Lacalle Pou dijo en el cierre de campaña que él será el responsable de cuando las cosas no anden bien, y que los “goles” será adjudicados al equipo.
Ayer dejó un compromiso para su mandato: “Espero estar a la altura de la circunstancia. Espero estar bien asesorado y acompañado. Espero ser un presidente que sepa aceptar la crítica, que ande entre la gente los próximos cinco años, que es lo que me gusta. Espero dentro de cinco años volver a ser un ciudadano más y encontrarme con ustedes en cada rincón del país, poder mirarlos a los ojos con la profunda satisfacción de tener un país más prospero, más justo y más pacífico”.