Más de 5.000 personas "sin hogar" en Montevideo, según estudio de la FADU que critica gestión del FA y el PN

Indican que para 2030 la ciudad tendría una población sin hogar de 10.583 personas. Para 2036, serán 19.490 personas.

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Movilización por el Día Latinoamericano de las Luchas de las Personas en Situación de Calle.
Movilización por el Día Latinoamericano de las Luchas de las Personas en Situación de Calle.
Foto: Leonardo Mainé.

Unas 60 personas en situación de calle recorrieron este lunes el trayecto que une la Plaza de Cagancha con la sede del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), en el Centro de Montevideo. "Hasta cuándo vamos a aguantar tanta discriminación", se preguntaba a través de un cartel uno de ellos. "No queremos ser dependientes del sistema", reclamaba otro a su lado. "La calle no es un lugar para vivir", sentenciaba la pancarta que encabezó la movilización.

"Somos personas que no tenemos un lugar para vivir", le dijo a El País María Rubi Márquez, una de las referentes del colectivo Ni todo está perdido (Nitep), el primero de estas características que existe en Uruguay y que funciona desde 2018.

La fecha elegida para la movilización coincidió con el Día Internacional de las Luchas de las Personas en Situación de Calle, que recuerda el asesinato de cuatro individuos que en 2004 dormían en una plaza en la ciudad de San Pablo, Brasil, en un hecho conocido como la "Masacre de la Sé". Según González, su lucha se articula en tres ejes: trabajo, vivienda y salud mental, con una postura muy crítica hacia el gobierno. El que está ahora y el que estuvo los quince años anteriores. "Ninguno hizo nada de fondo", dijo. Y añadió: "La situación no solo no mejoró, sino que empeoró. Abrir refugios no es una solución".

El último censo realizado por el Mides indicó a mediados del año pasado que en Montevideo había 2.758 personas "en situación de calle". De ellas, 1.363 dormían a la intemperie, y 1.395 en refugios o en centros nocturnos. Sin embargo, si se considera a la población "sin hogar", las personas pasan a ser 5.015 solo en Montevideo. En 2006, había 739 personas en esa condición, lo que representa un crecimiento de casi 600%. Casi 50% en los últimos dos años. La diferencia entre ambas cifras se explica en que, a diferencia de censos anteriores, el Mides dejó de contabilizar como "personas en situación de calle" a los usuarios de los centros 24 horas.

Así lo indica un informe de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU ) de la Universidad de la República. El estudio, elaborado por Gonzalo Bustillo y Leticia Moreno, al que accedió El País, será presentado el setiembre, forma parte de una investigación —aún en curso— y promueve un "plan sinhogarismo cero" para Montevideo.

Según el trabajo, el año pasado la tasa de personas sin hogar en la ciudad, y que no acceden a una solución estable y autónoma de vivienda, fue de 361 por cada cien mil habitantes. Si se compara con Brasil, solo tres ciudades de ese país -—Sao Paulo, Belo Horizonte y Boa Vista— tenían una tasa por encima de las 300 personas.

El fracaso del sistema

El informe marca que en la respuesta estatal ha estado carente de la "idea de restitución inmediata del derecho a la vivienda" para estas personas, y que, en las últimas dos décadas esto se ha cristalizado en la ausencia de consideración del sinhogarismo como parte del déficit habitacional.

Al respecto, se señala que Uruguay debería plantearse para los próximos diez años la meta del "sinhogarismo cero", que no solo significaría atender la situación de los más de 5 mil uruguayos en esa condición, sino considerar también la potencial demanda que pueda tener el sistema.

Según los autores del estudio, y a partir del crecimiento del fenómeno en Montevideo desde 2006, aplicando técnicas algorítmicas de aprendizaje automático se pueden establecer predicciones de crecimiento. Indican que para 2030 la ciudad tendría una población sin hogar de 10.583 personas. Para 2036, serán 19.490 personas.

Las predicciones fueron realizadas con Regresión de Vectores de Soporte (SVR, por sus siglas en inglés), un algoritmo de aprendizaje automático que se utiliza para el análisis de regresión. El modelo tiene como objetivo encontrar una función que aproxima la relación entre las variables de entrada y una variable objetivo continua, minimizando así los errores de predicción.

Según el estudio , si se considera solo a las personas que viven a la intemperie, el número se cuadruplicó desde 2006.

Así, la incorporación de toda la demanda potencial de vivienda para sustanciar una política nacional efectiva contra el sinhogarismo implicaría un aumento del rango del 50% de las nuevas soluciones habitacionales manejadas por el plan quinquenal de vivienda en los últimos 20 años, y del 100% en los programas de alquiler.

Para los autores de trabajo, el crecimiento del fenómeno del sinhogarismo en Uruguay, y en Montevideo en particular, "refleja el fracaso del sistema de respuesta público vigente" que los sucesivos gobiernos han construido.

El informe sostiene que, desde el inicio de las políticas nacionales contra el sinhogarismo en 2006 —tras tres gobiernos consecutivos del Frente Amplio y uno de la actual coalición liderada por el Partido Nacional— todos los partidos utilizaron, con variaciones, el mismo modelo de respuesta, basado en el alojamiento transitorio e institucionalizado con apoyo de servicios sociales y de salud. "Una escalera de dispositivos de refugio nocturno, centros de 24 horas y 'viviendas con apoyo' que imponen una lógica de convivencia forzada a las personas sin hogar y que no ofrecen garantías de estabilidad en la tendencia de la vivienda", se indica. A eso se suma el hecho de que, cada invierno, durante los últimos veinte año, se suman nuevas plazas de refugio transitorias a través de los sucesivos Planes Nacionales de Invierno.

El estudio sugiere la articulación de nuevo Programa de Vivienda con Apoyo, con dos modalidades internacionales como componentes claves. Una de ellas es "Housing as Housing". Se trata de una política basada en modelos de vivienda dispersa y autogestionada, operando a través de subsidios de alquiler y, fundamentalmente, a través de un robustecimiento del parque público mediante, por ejemplo, la adquisición de viviendas vacías. Las personas que participan de esos programas reciben el apoyo de equipos en salud e integración social por fuera de la solución habitacional.

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