Desde el centro de referencia del Mides en Casavalle, una obra que entiende que resume muy bien el trabajo que ha hecho la cartera en este período, el ministro Sciarra reconoce que hay más gente en situación de intemperie (el último censo dijo 1.300 y el Plan Invierno ha atendido a más de 1.400 cada día). También acepta que resolver el problema ha sido imposible incluso a nivel mundial. Sin embargo defiende cada paso dado por el ministerio, en el entendido de que se están llevando a cabo políticas que a largo plazo darán buenos resultados. “Hubo un cambio de matriz”, advierte, al tiempo que reconoce presiones en este año por los “tiempos políticos”.

-¿Qué fue lo más importante que hizo el Mides en lo que va de este período?

-Este lugar (el centro de referencia de la cartera en Casavalle) sintetiza el trabajo que hemos hecho. Rompimos ese paradigma que se venía construyendo hacía años de que existe una población Mides. Entendemos que no existe una población Mides. Ese estigma que se puso a determinada parte de la ciudadanía, de que se tiene que atender solo por el Mides, hace mucho daño, hizo mucho daño, y genera mucha fragmentación. Pese a la pandemia, que nos hizo perder mucho tiempo, lo que hemos hecho fue justamente trabajar en este cambio de paradigma. Si uno mira el programa Accesos, que vino a sustituir al viejo Uruguay Trabaja, se puede dar cuenta de eso. Ya no es que van a trabajar a un lugar, como ser una escuela, llegan con una cuadrilla, lo pintan por fuera y se van. Nosotros rompimos los contratos con las ONG, porque entendemos que el Estado tiene músculo para atender estas situaciones. Ahora en todos los ministerios e intendencias, cuando trabaja gente por planes del Mides, lo hacen como uno más. Esto logra que la persona se sostenga en el programa y evita las estigmatizaciones.

-¿Pero hoy no hay organizaciones no gubernamentales trabajando para el Mides?

-Hay, sí, una cantidad, pero seleccionamos donde resulta más conveniente a nivel operativo. En calle, por ejemplo, se trabaja todo con ONG, porque tienen otra flexibilidad al momento de poner en funcionamiento un servicio. Si mañana viene una ola de frío, como pasó, y tengo que ampliar los cupos, si lo hago con la estructura puramente estatal puedo demorar mucho más.

-En un momento se había manejado la posibilidad de que el Mides se mude a Casavalle, en el entendido de que es la población de la periferia de Montevideo la que más ayuda precisaría...

-Cambió el ministro (al salir Pablo Bartol y asumir Martín Lema) y cambió la perspectiva, pero el sentido es el mismo. Quizá nosotros lo que hicimos fue retrucar, y decir: ¿Por qué solo el Mides? Antes para atenderse había que ir al Mides de 8 de Octubre o al de Belloni, cuando acá viven 100.000 personas. Seguro hoy estamos captando personas que no iban a 8 de Octubre a atenderse. Pero para nosotros lo más importante era traer no solo los servicios del Mides, acercar también salud, educación, seguridad, un cajero, UTE, OSE, Antel, deporte. Quisimos traer a todo el Estado. Lo mismo hicimos cuando dijimos que había que traer la Dirección Nacional de Apoyo al Liberado (Dinali) al Mides, para ingresar también a los centros penitenciarios.

Foto: Archivo El País

-¿Qué tanto puede impactar la ley de internación compulsiva en la cantidad de gente en situación de calle?

-Es una ley que lo que busca es salvaguardar la vida, o la integridad del otro que pueda querer disfrutar del espacio público. En qué medida va a impactar es algo que ya veremos, pero creo que es una herramienta necesaria que la sociedad en general no se podía amputar y que va a ser importante. Uno podía, por la ley de salud mental, tener una internación compulsiva, pero esta iba a ser en tiempos que no son los que requiere la situación. Nadie está libre si está tirado arriba de un cartón en la calle. De hecho, el último censo que hicimos nos mostró que el 77% tenía consumo de pasta base.

-¿Y estas personas van a ser retiradas de la calle?

-No necesariamente. La norma implica que esto será así cuando exista un riesgo de vida en ese momento para esa persona o para terceros.

-¿O sea, la ley, el problema de la gente que está en la calle no lo soluciona?

-O sea, solucionar el tema de la gente en situación de calle no lo ha hecho nadie en el mundo. El único que lo logró fue Finlandia con una política de Estado sostenida de 30 años, y no obstante tuvo una caída en la pandemia. Hablar de resolver el problema del sin hogarismo... Tenemos que ver lo que pasa en el mundo. No quita que Uruguay es un país de vanguardia a nivel mundial, y así ha sido reconocido por organizaciones internacionales. Hubo un cambio de matriz importante en estos cuatro años.

-¿En qué sentido?

-Cuando nosotros llegamos al ministerio nos encontramos con que en el último cuatrienio había habido un aumento del 88% de personas en situación de intemperie, y una respuesta de un 87% que era de refugios nocturnos y solo un 13% de refugios 24 horas. Refugio nocturno implica que la persona llega muerta de hambre, con frío, con sueño, después de trillar todo el día en la calle, a comer un plato de comida, acostarse, y al otro día tempranito en la mañana se abren las puertas y se va. Así es imposible hacer un abordaje técnico. Entonces, nosotros nos propusimos que todos pasen a 24 horas, porque es la forma de trabajar con la persona.

-Pero lo cierto es que hay muchos centros solo nocturnos, y que se suelen generar incluso algunos problemas en los barrios por la gente esperando afuera.

-Son la minoría. Hoy tenemos un 60% que no son solo nocturnos y tienen proyectos productivos, con formación de cooperativas de personas trabajando, con más de 400 cupos para tratamiento de adicciones. Cuando llegamos había 130 camas en ASSE para tratamiento de drogas. No se trabajaba el tema. Los resultados de fondo ya se verán. Estas son políticas de largo plazo.

-Sin embargo, lo que sucede es que cualquiera que trabaja sobre todo por el Centro se da cuenta que la gente en situación de intemperie es más o es la misma que antes...

-Es más.

Foto: Francisco Flores

-¿Y no empiezan a correr los tiempos de la administración para solucionarlo, o incluso los tiempos políticos?

-Nosotros no podemos correr en función de tiempos políticos, tenemos que hacer lo que tenemos que hacer.

-¿Y no le reclaman actores del gobierno sobre los tiempos políticos?

-Claro, las presiones son grandes, enormes. También reclama la sociedad y los medios. Pero son los mismos que nos piden salir del cortoplacismo. Nosotros tenemos que actuar con responsabilidad, sentirnos cómodos con nuestras decisiones; sí hay que escuchar mucho y encontrar los balances necesarios, pero el camino es este, el de atacar las causas, y esto es la primera vez que se hace. Acá nunca se atacaron las causas. Creció la población en situación de calle, pero crece en todo el mundo.

-¿Cuántas hay ahora en situación de intemperie, es decir que no van a los refugios?

-El último censo hablaba de 1.300 personas.

-¿A cuántas personas viene atendiendo el Plan Invierno?

-Unos 1.400 o 1.450 por noche...

-¿Cómo pueden ser más que las 1.300 que fueron relevadas?

-Porque fue el año pasado el relevamiento, además es un número fluctuante. Para nosotros lo importante es que nadie que necesite un lugar para dormir no lo encuentre, que es algo que sí pasaba antes. Hoy todas las noches nos quedan cupos libres.

-¿Por qué hay tanta cantidad de personas en situación de intemperie?

-Hay una problemática muy grave en la vida de esa persona que la hace tomar esa elección no libremente: problemas de salud mental y problemas de adicciones son las principales causas. Después puede haber problemas porque no se conoce suficientemente la oferta. También tenemos el problema de la ley de salud mental que se votó en 2017, que estuvo muy bien como política moderna, pero no tuvo en cuenta que las personas que salen de una internación no tienen quién lo reciba en la sociedad. Y esa ley se votó sin presupuesto. A esas personas hoy las estamos recibiendo en el ministerio con casas de medio camino. Se sigue trabajando su patología, pero a la vez se intenta hacer el abordaje sociocomunitario, para que pueda tener una vida en comunidad y no quede aislada como era con los sistemas de internación. También hay ex privados de libertad. En 2023 se estableció que el 50% de los que estaban en situación de intemperie pasaron por el sistema carcelario.

Foto: Estefaia Leal

-A veces desde el Mides se escuchan críticas contra la IMM por no levantar los campamentos de las personas en situación de calle cuando se aplica la ley de faltas, ¿pero cómo trabajan con el Ministerio del Interior que es el que debe a veces sacar a la persona de algún lugar?

-Trabajamos excelentemente bien con el Ministerio del Interior, y con la intendencia también, aunque a veces pueda haber algunos tironeos. Cuando alguien se adueña de un espacio público, o se asienta armando una carpa, poniendo sillones, se aplica la ley de faltas. Los técnicos del Mides no pueden ir solos a retirar a las personas y mucho menos limpiar. Entonces la ley establece que el Ministerio del Interior tiene que ejercer la autoridad con esa persona y la intendencia limpiar el espacio, no solo porque sino va a volver a ese lugar, también porque lo puede ocupar otra persona. En su momento, cuando yo hice públicamente un reclamo porque se me preguntó, el Mides ejecutaba 90% de las acciones de ley de faltas, pero lo cierto es que trabajamos con todas las intendencias sin grandes problemas. En Canelones trabajamos juntos el Plan Invierno.