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Nicolás Wiñazki: “Argentina quebró, por eso se van a Uruguay los empresarios”

En entrevista con El País, el periodista argentino desmenuza los detalles del movimiento peronista, que advierte no se moviliza sobre una base ideológica, sino con el objetivo de tener el poder.

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Nicolás Wiñazki, periodista argentino
Nicolás Wiñazki, periodista argentino.
Foto: La Nación (GDA)

Por Carlos Tapia
Nicolás Wiñazki tiene 42 años y es periodista. Ganó notoriedad durante el último gobierno de Cristina Fernández, donde junto a Jorge Lanata hizo varios informes denunciando corrupción en el kirchnerismo. Trabajó en la revista Noticias, fue editor de Newsweek Argentina y ahora escribe en el diario Clarín. Además, trabaja en la señal de televisión TN. Cubrió durante mucho tiempo peronismo, y en esta nota con El País desmenuza los detalles de este movimiento que advierte no se moviliza sobre una base ideológica, sino con el objetivo de tener el poder.

En Uruguay a veces cuesta entender el peronismo, quizá sea porque los partidos están organizados de forma diferente. ¿Cómo lo definiría?

El peronismo es todo y nada al mismo tiempo. Los peronistas suelen decir que para ser peronista solo alguien tiene que decir que es peronista. No importa la ideología. Y eso se puede ver con los gobiernos peronistas que hubo en Argentina tras la muerte de Perón, que no tienen mucho que ver entre sí. Menem una vez declaró: “Si yo decía lo que iba a hacer, no me votaban”. Asumió con un discurso reformista e inmediatamente le dio el control de economía a Bunge & Born, que es una de las empresas más grandes de la Argentina. Privatizó las empresas estatales, entregó los trenes, los servicios eléctricos. En esos años, Néstor y Cristina fueron muy menemistas, avalaron la privatización de la petrolera YPF, pero cuando llegaron al poder la estatizaron. El secretario general de la Presidencia de los Kirchner, Óscar Parrilli, fue el miembro informante de la privatización de YPF en Diputados y después fue uno de los voceros más entusiastas de la estatización. Eso es peronismo.

¿Cómo se explican esos cambios de postura?

Entiendo que hay una categoría en la Ciencia Política que es el “todismo”, el todo. Al peronista no le importa decir una cosa y al otro día otra. Incluso con cuestiones muy importantes. Alberto Fernández criticó a Cristina por corrupción y por lo que él decía que había sido su papel en el asesinato de Alberto Nisman; luego asumió el poder con ella y se desdijo de todo. Es una ideología gelatinosa, o como se dice ahora: absolutamente líquida.

¿El kirchenrerismo, entonces, es solo una versión del peronismo?

Sí, pero una muy particular. Muy radicalizada. También es cierto que usan los mismos sistemas que Perón, por ejemplo para controlar la inflación, como el control de precios. De hecho, si uno agarra un diario del 49 ve notas sobre el control de precios en los almacenes; pasaron 70 años y se hace lo mismo.

Entonces hay pilares que igual se siguen respetando…

Sí, todavía cantan La marcha peronista, pero muchos cantan siempre las mismas partes y no se saben la letra entera. El peronista toma algunas cosas de Perón, pero va cambiando en función de sus necesidades. Miguel Pichetto fue el jefe de senadores de los Kirchner durante muchos años y después fue candidato a la vicepresidencia con Macri. ¿Cómo puede pasar esto? Él dice que no le gusta que hablen de traición, que no es un saltimbanqui, que tuvo una fractura con su pasado. Entonces, quien antes fue ultra menemista, luego fue ultrakirchnerista y después ultracristinista.

¿Y los ultraalbertistas?

Ahí viene lo más extraño del peronismo: este gobierno.

¿El poder no está en manos del presidente?

El peronismo tiene un jefe y los demás lo siguen. Los mismos políticos dicen acá que se lo sigue hasta la puerta del cementerio, o sea cuando su vida política llega al ocaso. Pero en esta oportunidad esto no pasó. Habían inventado todo hasta que inventaron esta coalición de gobierno. Después de años en que Alberto Fernández fue el más lúcido crítico de los Kirchner, tras ser su jefe de Gabinete, de golpe se empezó a amigar y de la noche a la mañana Cristina anuncia, por Twitter, que él sería candidato a presidente y ella a vice. Y lo hicieron así, con una negociación personal. No hubo una convención nacional de los peronistas, como tienen los radicales, en la que se discutiesen las autoridades y las cuestiones programáticas. En el peronismo vale todo.

Pero cambió en estos años. Kirchner, durante el primer gobierno de Cristina, estaba al frente del Partido Justicialista y ese poder era importante.

Hasta un momento eso fue así, pero se fue cambiando hasta que hoy el partido en sí es una cáscara vacía. Julio Bárbaro, que fue un intelectual del peronismo, fue funcionario de varios gobiernos y además conoció a Perón, dice que el peronismo es un recuerdo que da votos. La sede central del peronismo está vacía: no va nadie, no se reúnen, se eligen autoridades a la bartola. Se convoca a los gobernadores del peronismo y no van. El poder se ejerce de hecho y quien lo tiene es Cristina.

No precisa la estructura partidaria para ser la líder…

Es que también ahí hay otros matices. Ella es peronista de Evita, es decir del ala más combativa. Cuando a ella unas peronistas históricas le pidieron dinero para un monumento a Perón, les dijo: “para ese viejo de mierda no pongo un mango”. Después está la Cámpora, que es la agrupación juvenil de los Kirchner, de Máximo Kirchner sobre todo, pero la jefa es Cristina. La Cámpora incluso hace como una exaltación de los 70, de la lucha armada, de los Montoneros, y eso no coincide con el pensamiento de muchos otros en el gobierno. Es que lo que tenemos ya no es una coalición, es una colisión. El presidente y la vice no se hablan.

¿La traición es parte del peronismo?

Kirchner llega al poder gracias a Duhalde, no había modo que lo hiciera sin esto. Duhalde asumió después del crack del 2001 y quiso imponer un candidato. La primera opción fue José Manuel De la Sota, pero no le daban las encuestas, Así fue que eligieron a Kirchner, que era del llamado grupo del 2,9 por ciento, porque ese era el nivel de conocimiento que tenía en la población. Sin Duhalde los Kirchner no existían, pero ya en la siguiente elección de medio término Cristina hizo un acto postulándose como senadora contra la esposa de Duhalde. Allí se refirió a él como “el Padrino”. Era el hombre que la había postulado y había tres o cuatro ministros que habían sido ministros de Duhalde. Es como criticar al Padrino y al lado tenés a Luca Brasi, a Sonny Corleone. Hay casos paradigmáticos, como el de la provincia de San Luis, que está gobernada desde 1983 por los hermanos Rodríguez Saa, peronistas. Desde 1983 se fueron alternando el poder. Cuando uno era gobernador el otro era senador. Y tienen, como Kirchner lo tenía, un impulso de ser autoritarios y de no respetar la división de poderes.

¿En qué situación está hoy el kirchnerismo?

En el ocaso. Ahora están enjuiciando a cuatro jueces de la Corte Suprema, los están llevando a juicio político. Es gravísimo y es un acto de desesperación

Es interesante, también, que la oposición tampoco tenga un corpus ideológico propio; conviven, incluso, demasiadas formas de pensamiento. Y se es peronista o antiperonista.

Eso es una victoria cultural del peronismo. No es que está el Frente de Todos (oficialismo) y Juntos por el Cambio (oposición). No, en los hechos es eso: peronismo y antiperonismo. Ellos todo el tiempo juegan con esa antinomia, generando una grieta importante en la sociedad, polarizándola como nunca.

¿El antiperonismo no polariza también?

Es algo que pasa desde los dos lados. Y hay peronistas con los que se puede dialogar sensatamente, que creen en la división de poderes, que en el Parlamento parlamentan, que hablan con la oposición. Pero el cristinismo realmente no lo hace. Para el cristinismo el otro es un enemigo; no es rival ni adversario, es un enemigo que complota en su contra. Dicen que los jueces que fallan en contra de Cristina Kirchner son parte de un complot del que participan los medios hegemónicos. Las pruebas de corrupción del gobierno de Cristina Kirchner son abrumadoras. Más de 10 funcionarios estuvieron en la cárcel. Declararon arrepentidos: funcionarios y empresarios que dijeron haber pagado o cobrado coimas. Lo que han hecho es impresionante. Tenemos un país con 50% de pobres, 10% de indigencia, casi 100% de inflación.

¿Y cómo se explica esto que nos rodea? (estamos en el Palacio Duhau, un hotel de lujo en el barrio de Recoleta que tiene un restaurante al aire libre gran cantidad de sus mesas ocupadas).

Porque esto también es Argentina. Todo funciona, más o menos funciona. Y es parte de la grieta. Empiezan a ser como dos mundos y la clase media va desapareciendo. Hay una Argentina que llena diez estadios para ver a Coldplay con entradas muy caras, o este hotel que ahora está repleto y que es de los más caros de Buenos Aires; pero salís y en la calle hay chicos pidiendo plata. Esto valía 100 (levanta una botella chica de Coca-Cola), después pasó a valer 200, después 300. Y si ahora me dicen que vale 1.000 también lo pago, porque se perdió la referencia. ¿Por qué los grandes empresarios, algunos de los grandes empresarios de Argentina, se fueron a vivir a Uruguay? ¿Por qué Marcos Galperin, que es un genio, que inventó Mercado Libre, que hoy vale 77 veces más que YPF, se fue a vivir a Uruguay?

¿Pero el problema es solo el peronismo, o el kirchnerismo? El gobierno de Macri se endeudó muchísimo y también creció la pobreza…

Claro que sí. Tomó un préstamo descomunal, el más grande que se pidió al FMI: US$ 45.000 millones. La deuda de la Argentina son US$ 379.000 millones. Es un país, en los hechos, quebrado. Siempre gasta más de lo que le entra. Si hacés eso en tu casa, ¿cómo estás? Por otro lado, es un país que está todo el tiempo atrapado en el pasado. No hay dirigentes de nuestra generación, por ejemplo (tiene 42 años), que realmente tengan chance de alcanzar la presidencia.

También hay un fanatismo por Perón, y por Evita, que lleva a situaciones irrisorias, incluso a la profanación.

Hay una cosa necrofílica siempre. Les robaron las manos a Perón. El cuerpo de Evita fue capturado. Y pasaron 76 años. En Inglaterra no se sigue festejando el nacimiento o la muerte de Churchill. Se va para adelante.

sobre cumbre de la celac

“La Celac fue una cumbre de hermanos que se llevan mal”

Esta semana fue la Cumbre de la Celac en Argentina. Allí la posición de Uruguay fue destacada en la tapa de los principales diarios y el discurso del presidente Luis Lacalle Pou fue difundido por todas las cadenas de noticias. El mandatario propuso en el encuentro crear una zona de libre comercio desde México a Usuahia, y alertó por la situación de los derechos humanos en el bloque.

¿Cómo vio la cumbre de la Celac?

La Celac fue, tomando un poco la metáfora de Sergio Massa (el ministro de Economía que dijo que Uruguay era el hermano menor de Brasil y Argentina), una reunión de hermanos. Son hermanos que no se quieren, pero como se conocen se animan a decirse cualquier cosa. Creo que lo más destacable sucedió en las reuniones bilaterales, por ejemplo la de Alberto con Lula, en la que se acordó un supuesto préstamo que va a dar el Banco de Brasil a Argentina. Y después los hermanos se dijeron de todo. La coherencia y la lógica estuvo en la voz de Lacalle Pou.

¿Por qué?

Porque se animó a decir que había regímenes dictatoriales entre los países que formaban parte de la cumbre, como obviamente lo son Venezuela, Nicaragua y Cuba. Lo siguió también Boric. La Argentina en eso se alineó con los regímenes totalitarios. ¿Para qué sirvió? No sé. ¿Es la nueva OEA? No lo es. Me parece sano igual que 33 hermanos que no se quieren se lo digan en la cara. Ahora el centro va a estar en el Mercosur, que se doblará un poco por la posición de Argentina y Brasil.

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