Oficialismo asegura que la ley forestal no rompe con la alianza del gobierno

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Guido Manini Rios. Foto: Francisco Flores.
Senado discucion Ley Forestal 20211215, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

POR LA LEY

Cabildo Abierto votó con el Frente Amplio y aprobó un proyecto que será vetado por Luis Lacalle Pou.

No fue una interpelación pero por momentos tuvo aspectos asimilables. La sesión de ayer de la Cámara de Senadores -la última del período parlamentario de 2021- no tuvo la tensión de un ministro cuestionado dando explicaciones a la oposición, pero sí contó con un tema polémico -de los más discutidos del año- y con la incertidumbre del impacto político que podía tener el desenlace del debate en el oficialismo.

Tal como había ocurrido exactamente hace un año, cuando la Cámara de Diputados dio la primera sanción a la iniciativa, ayer fue el turno del Senado de aprobar el proyecto de ley que prohibe forestar en tierras que no sean declaradas como prioritarias para este rubro, así como limitar al 10% la cantidad de hectáreas habilitadas a tener plantaciones de bosques de rendimiento.

La discusión tuvo, como era esperable, profusos argumentos técnicos de un lado y otro acerca de la conveniencia económica y social o el perjuicio comercia del proyecto, y un trasfondo político latente, que algunos legisladores trajeron directa o indirectamente a colación. Ese plano simbólico que vibraba en el aire era producto de la postura del Frente Amplio, que al apoyar esta iniciativa de Cabildo Abierto -como ocurrió al aprobarse el texto por 16 votos en 31- puso en un doble aprieto al oficialismo. Porque por un lado obligó a la coalición de gobierno a votar dividida y por el otro enfrentarse al veto presidencial. Sobre este tema, de hecho, conversarán Guido Manini Ríos el y el presidente Luis Lacalle Pou, cuando tenga lugar la reunión que solicitó el líder de Cabildo Abierto.

Esto es algo que Luis Lacalle Pou hará, tal como anunció este martes, porque no comparte en absoluto la iniciativa y porque advierte que no forma parte del compromiso por el país que firmaron todos los partidos de la coalición, aunque ofreció a cambio un decreto con nuevas regulaciones para el sector, como moneda de cambio para contemplar algunas de las exigencias de los cabildantes.

“Es verdad que el debate de hoy también tiene ese componente”, reconoció el senador blanco Jorge Gandini sobre el objetivo político del Frente Amplio de obligar a la coalición a votar dividida, al que calificó de “legítimo”. “Yo no voy a decir que nunca lo hicimos ni lo quisimos hacer. Nos tocaron años de oposición”, agregó durante su intervención.

“El objetivo es mostrar hacia afuera que la coalición, por primera vez en el Senado, no vota toda junta, y probablemente eso se cumpla”, siguió Gandini, pero enseguida fue a su punto, que es que a su criterio la meta buscada no tendría mayor éxito. “No sé qué valor tiene porque no resquebraja nada; al contrario, ratifica que la coalición está formada por partidos políticos diferentes, con historias diferentes, que competimos entre nosotros y que vamos a volver a competir”, remarcó.

Del otro lado, el senador del MPP Alejandro Sánchez -uno de los voceros más activos en este tema por parte del Frente Amplio- no admitió la intención que le endilgó Gandini a su partido. “Yo no hago política pensando quién propone una idea; tengo muchas diferencias con la bancada de Cabildo Abierto y en muchos temas estoy en las antípodas”, dijo, aunque agregó que eso no quita que, en este caso puntual, haya habido una “coincidencia”. “No tengo problema en hacer política con alguien que no piensa igual que yo”, remarcó.

No faltaron, tampoco, las alusiones a los gobiernos del FA para fundamentar la tesis del oficialismo de que la coalición de izquierda ve ahora una oportunidad política porque durante sus administraciones no se impulsó una norma similar, sino lo opuesto. Incluso se estimuló con exoneraciones fiscales un sector productivo cuya expansión ahora se busca limitar.

Sebastián Da Silva, senador nacionalista, lo sintetizó así: “Son los mismos (en alusión al FA) que durante su gobierno incrementaron en 700 mil hectáreas la zona de prioridad forestal a pedido de las multinacionales. Y ahora escuchamos discursos sobre la sensibilidad productiva que genera la forestación”.

El colorado Germán Coutinho, que afirmó que su partido siempre buscó “fomentar e impulsar la forestación”, también se refirió a eso sobre el final de la sesión: “Hace poco tiempo estaban a favor (de la forestación) y ahora están en contra”.

El fondo

El debate sobre el proyecto en sí -y su comparación con el decreto de Presidencia- se dio sin casi términos medios. La excepción estuvo en la voz del frenteamplista José Carlos Mahía. Su sector, Asamblea Uruguay, liderado por el exiministro de Economía Danilo Astori, tiene reparos con la iniciativa y ve con buenos ojos la contrapropuesta del Ejecutivo, pero por disciplina partidaria y en pos de cuidar “la unidad de acción” del FA, decidió apoyar el proyecto de ley.

Pero ayer también hubo argumentos extremos, sobre la base de dos palabras que fueron muy usadas, tanto de un lado como del otro: “Reglas de juego”. Para los detractores de esta ley, la norma viene justamente a cambiar esas reglas y envía un mensaje al sector de la forestación que es: “te prohibo porque sí, porque sos malo”, resumió el blanco Sergio Botana.

Manini Ríos, uno de los últimos en tomar la palabra, desmintió lo dicho por Botana y dijo que a “todos aquellos que han forestado con las reglas de la ley de 1987 no se les cambia un ápice”, pero también aseguró que “todas las leyes significan cambios en las reglas de juego”, y que “eso es el cambio de tiempo”. “Una cosa es cuando había en este país 70 mil hectáreas y otra cuando hay 1.100.000”. 

Es que, más allá de esta ley -o, mejor, a propósito de ella- quedó en evidencia que incluso en la coalición de gobierno hay visiones radicalmente opuestas sobre el rol que debe tener la forestación como rubro en la economía nacional. Así, por ejemplo, mientras el senador cabildante Guillermo Domenech -impulsor de este proyecto- apuntó contra la “campaña mediática de la actividad forestal” y aseguró que no cederá “ni un tranco de pollo” contra su influencia, Coutinho dijo en su breve discurso que “el mensaje” del Partido Colorado no podía ser más contrario: “La forestación, ni un paso para atrás”.

Las distintas posturas de los partidos políticos

Jorge Gandini. Foto: Leonardo Mainé.
Jorge Gandini

Senador del partido Nacional

“Lo que estamos votando es la modificación de una ley que tiene cuarenta años y es una política de Estado; y los que van a votar (la iniciativa) gobernaron durante 15 años con mayorías absolutas (...) y nunca trajeron un proyecto para cambiar esto”.

Guido Manini Ríos en Senado por discusión de Ley Forestal. Foto: Francisco Flores
Guido Manini Ríos

Senador de Cabildo Abierto

“Cualquier persona tiene que coincidir en que lo único que busca este proyecto es preservar determinadas tierras, que es mejor que se utilicen en otra cosa y no en bosques de eucaliptus (...). Queremos defender a aquellos productores que quieren radicarse en la tierra”.

Alejandro Sánchez, senador del Frente Amplio. Foto: Estefanía Leal
Alejandro Sánchez

.Senador del Frente Amplio

n “¿Estamos prohibiendo la forestación? No. En los últimos 15 años se plantaron 300 mil hectáreas (...). El proyecto dice que vamos a llegar a 1.600.000 hectáreas; establece un crecimiento para los próximos 20 años. ¿Quién se va a sentir limitado?”.

Pasó en sala

El error que advirtió Raúl Batlle

Raúl Batlle, senador del sector Batllistas del Partido Colorado, dijo al comienzo de su alocución que había identificado una falta de ortografía, y que eso dejaba en evidencia, a su criterio, que la iniciativa no había incorporado “nada” al texto, pese a que en la comisión de Ganadería de la Cámara de Senadores trabajó en el proyecto durante todo el año, recibiendo a varias delegaciones.

Entonces reparó que en uno de los artículos estaba escrito “bosques de servido”, cuando debía decir “bosques de servicio”. “Este artículo está mal redactado. Es un artículo simple. Entonces cuando trabajamos sobre un proyecto que tiene impacto sobre Uruguay y el trabajo de la gente, y tiene dos carillas, por lo menos tratemos de redactarlo correctamente y que la ortografía, algo tan simple, no quede ahí perdido”, pidió.

La senadora Graciela Bianchi, que tuvo que suplir a Beatriz Argimón en su rol de presidenta de la cámara durante unos minutos, aclaró que el error sería enmendado.

La breve suplencia de Da Silva

Cuando los debates parlamentarios se tornan extensos y complejos, suele haber momentos de humor, como el que ocurrió ayer cuando la senadora Graciela Bianchi -que en ese momento oficiaba de presidenta de la cámara- planteó que tenía que retirarse para asistir a otro compromiso. El senador que debía suplirla era el nacionalista Sebastián Da Silva, quien tiene una rivalidad política particular con el senador comunista Óscar Andrade, quien en ese preciso momento se encontraba haciendo uso de la palabra.

Al acercarse a la mesa de la Presidencia, el frenteamplista bromeó en voz alta y Da Silva, a las risas, le preguntó si le pasaba algo. Pero lo que generó la carcajada de toda la cámara fue lo que ocurrió a los cinco segundos de que el blanco se sentara y le dijera a Andrade que continuara con su exposición: apareció Beatriz Argimón, a sus espaldas, dispuesta a retomar su lugar. Da Silva debió levantarse tan rápido como se había sentado. “Queda la foto para los nietos”, le gritaron desde la bancada opositora.

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