A dos semanas del balotaje, Alejandro “Pacha” Sánchez, jefe de campaña de Yamandú Orsi, destacó en entrevista con El País la capacidad de gobernabilidad del exintendente, por haber conseguido la mayoría parlamentaria en el Senado. E insistió en que un gobierno de izquierda llamaría a un diálogo social para reformar el sistema jubilatorio, con la mira puesta en revisar la edad de retiro y la ganancia de las AFAP.
-¿Qué mensaje se pretende transmitir con las incorporaciones de Víctor Björgan y Zaida González que, por lo pronto, tienen escaso caudal electoral? ¿Cuál es la ganancia?
-Cuando deciden apoyarte, uno los recibe. Yamandú Orsi ha decidido tender puentes. La coalición está intentando decir que todos sus votos se van a mantener detrás de Álvaro Delgado, pero eso no tiene evidencia en la historia. Hay cientos, miles de colorados, de cabildantes, incluso de nacionalistas, que creen que, en las actuales condiciones, es mejor que gane Orsi. Lo que hoy sabemos es que el Frente Amplio cuenta mayoría en una de las cámaras y Delgado en ninguna.
-¿Qué opina del cese de Björgan luego de anunciar su apoyo a Orsi?
-Su expresión tiene que ver con esto mismo, con gente que votó una lista, un partido, y que ahora, ante las fórmulas planteadas, elige a la que más le conviene al Uruguay. Por eso se decide por Yamandú y Carolina (Cosse). A Delgado se le despertó una ansiedad dialoguista. Incluso le está ofreciendo cargos a frenteamplistas. Lamento mucho que no le haya planteado a uno de sus principales senadores (Sebastián Da Silva), que dijo querer “una patria sin izquierda”, que ese no era el camino. Ahí tenemos una expresión autoritaria y para nada dialoguista. Me parece que la reacción ante alguien que se reconoce blanco, como Víctor, pero que para la segunda vuelta decide acompañar a Yamandú, no puede ser dejarlo sin trabajo. Esto habla de que la vocación de diálogo es poca. Yo no quiero una patria sin la otra mitad del país; lo que quiero es una patria en la que estemos todos. Una patria para los que me votan y los que no me votan. Quiero convivir.
-Desde el Partido Nacional se dijo que hubo ofrecimientos de cargos para conseguir incorporaciones…
-No ofrecimos nada. El que está ofreciendo es Delgado. De hecho, ya le ofreció un cargo a Cristina Lustemberg. En vez de discutir las políticas para resolver la pobreza infantil, decidió jugar con su nombre. La gente que apoya a Yamandú lo hace porque cree que es el más idóneo e indicado para gobernar al país y no por cargos.
-Si gana Delgado, ¿el Frente Amplio está dispuesto a colaborar en la gestión?
-Vamos a estar siempre para dialogar y construir políticas de Estado en temas relevantes. Pero la pregunta es al revés, porque en realidad es Delgado el que, si llega a ganar, sí o sí deberá acordar con el Frente Amplio, que tiene mayoría en el Senado. Si gana el Frente Amplio, en cambio, puede acordar con blancos, colorados, cabildantes, el Partido Independiente o Identidad Soberana en Diputados. Es claro que Orsi es el que tiene mejores condiciones para darle estabilidad al país. Tiene mayoría propia en el Senado y puede dialogar con cinco partidos.
-Usted se refiere a un escenario más favorable para Orsi. ¿Cómo se plantea el Frente Amplio el “día después”, en caso de que se concrete su triunfo?
-Primero hay que ganar el gobierno...
-Pero entiendo que con este escenario que usted considera favorable ya debe haber alguna línea trazada...
-Por supuesto que hay equipos y que vienen trabajando intensamente, pero tenemos la decisión de no vender la piel del oso antes de cazarlo. Yamandú ha tomado la decisión de no nombrar cargos de gobierno, salvo a Gabriel Oddone. Este paso fue para dar una señal sobre cómo se va manejar profesionalmente la economía en el Uruguay, que tanto lo necesita después de un gobierno que venía a ordenar las cuentas públicas y no lo hizo. Eso le prometieron a los uruguayos, pero entregarán el gobierno con el mismo déficit fiscal de 2019, con un endeudamiento superior y, lo que es peor, con más pobreza y más desigualdad. Yamandú entendió que tenía que dar una señal de que estos desafíos iban a tener un manejo profesional, responsable y prudente de la economía, sabiendo de que hay énfasis claramente identificados.
-¿Cuáles son esos énfasis?
-Los salarios sumergidos, por ejemplo. Tenemos que cambiar la realidad de los veinticincomilpesistas, y esa será una prioridad de la política económica. Otra prioridad son las infancias, que es algo que en realidad también está relacionado con los salarios. ¿Por qué los niños son pobres? Porque sus padres son pobres ¿Por qué los padres son pobres? Porque no tienen trabajo o tienen un trabajo muy precario. Por tanto, hay que calificar a la gente para que acceda a mejores empleos. Y la tercera prioridad son las jubilaciones mínimas, que este gobierno congeló. Ahora vuelven a proponer que van a aumentar las jubilaciones mínimas. Pero señores, si ustedes gobernaron cinco años. Además hay otro componente, nosotros hemos sido explícitos en que tiene que haber cambios en la seguridad social. Elevaron al barrer la edad a 65 años, lo que va a hacer que muchos trabajadores no se puedan jubilar. Nosotros vamos a discutir nuevamente el tema de le edad.
-Óscar Bottinelli ha dicho que, más allá de los votos del Partido Nacional, hay otra “pecera” interesante para el Frente Amplio: aquellos que pusieron la papeleta de Sí sin haberlos votado. Y dijo que para captarlos debían dar dos señales: prometer un aumento de las jubilaciones mínimas (Orsi ya se comprometió a hacer ajustes por encima del IPC) y presentar lineamientos claros sobre cambios con las AFAP. ¿Qué se va a hacer concretamente con estas?
-Bajar las comisiones. Esto tiene que estar en el diálogo social. El diccionario dice que lucro es ganancia. Pero en Uruguay, cuando decís lucro, es que estás teniendo una ganancia desmedida. Si el Frente Amplio quisiera eliminar las AFAP, lo pondría en el programa. Y eso no está arriba de la mesa. Lo que se plantea es revisar el sistema y mejorar sus incentivos. Hay ganancias desmedidas que deberán estar en el debate.
-¿La aspiración es bajar la edad para jubilarse a los 60 años?
-Creo que hay que hacerlo, pero con incentivos para que la gente, en el marco de su libertad, continúe trabajando. No se la puede obligar. Hay gente que tiene la espalda hecha pedazos y no puede seguir. ¿Y si te quedás sin trabajo a los 62? Igual, el gran tema del Uruguay es mejorar la formalización. Casi el 50% de los trabajadores llegan a los 60 años y no tienen los 30 años de aportes. La seguridad social se está discutiendo en todo el mundo. La gente vive más, el mundo del trabajo está cambiando y, si cambia, evidentemente los regímenes tienen que ser modificados en el tiempo.
-¿De qué manera hubiera condicionado el triunfo del plebiscito por la seguridad social a un próximo gobierno?
-La campaña electoral fue casi exclusivamente un debate sobre el plebiscito. Ahora no está más. Ya fue, ya se votó.
-¿Quedaron heridas abiertas en el Frente Amplio?
-No, porque el Frente Amplio administró sus diferencias razonablemente bien. Ahora lo que queda por disputar es el gobierno. Hay que hablar de cómo aumentar los salarios, de vivienda, de cómo hacemos que el sistema de salud evolucione, y de no seguir con estos tiempos de espera brutales por un especialista. Si no, seguimos hablando de algo que ya pasó.
-¿Pero no condicionó la campaña? Orsi no fue a algunos eventos, se tomó la decisión de no debatir contra los cuatro candidatos del oficialismo, dio pocas entrevistas... ¿Eso tuvo que ver con el plebiscito?
-No y en realidad estábamos dispuestos a ir a cualquier evento cuando el panel fuera equilibrado. Dicen que Yamandú se escondió. Pero hizo más de 60 conferencias de prensa. Además, para lo que Yamandú está preparado es para gobernar. Los debates y la exposición de ideas son importantes y Yamandú tiene sobradas condiciones para ello, pero tiene más condiciones para gobernar. Creo que es lo más importante y relevante. Uno en una campaña no puede cubrir todos los frentes, entonces debe tomar decisiones estratégicas.
-¿Dónde está colocado hoy ideológicamente el Movimiento de Participación Popular (MPP)?
-En el Frente Amplio.
-¿Pero está menos a la izquierda que antes? Hay quienes creen que busca posicionarse como una nueva socialdemocracia...
-Es buenísimo que nos investiguen. Lo que tiene el MPP es una visión del país, de desarrollo y soberanía. Y en ese mirada tiene una predilección particular por los más humildes. Desde que decidí sumarme, en 1996, sigue siendo la misma fuerza política. El problema es que los tiempos cambian. Hay nuevas problemáticas y desafíos. En 1996 nadie se planteaba el cambio climático como un problema. Una de las características del MPP es que piensa todos los días. Porque si vos hoy decís lo mismo que hace diez años, en diez años no aprendiste nada.
-También es verdad que ese corrimiento más hacia el centro les ha servido para cosechar más votos...
-No sé si es más hacia el centro. Creo que el MPP sigue estando en el mismo lugar. Raúl Sendic, el padre, en 1989, habló de un Frente Grande. Implicaba la necesidad de que en el Uruguay hubiera acuerdos mínimos que propiciaran el desarrollo del país. En aquel momento los temas eran otros, pero esa vocación de tener amplitud para transformar la realidad era la misma. Yo quiero transformar la realidad. Quiero que no haya gurises pobres en mi país. Y para eso, tengo que salir a convencer a otros. Y para convencer a otros, tengo que incorporar su pensamiento, su forma de ver el mundo, para poder hacer un acuerdo y avanzar. De lo contrario, me quedo entre cuatro paredes, hago el programa más perfecto, el que más me guste a mí, y el mundo sigue andando por donde está.
Sánchez destacó que el Frente Amplio haya sido el partido más votado en 12 departamentos del país, algo que atribuyó a la llegada de Yamandú Orsi en el interior. Son cinco departamentos más, por ejemplo, que los conseguidos por la coalición de izquierda cuando Tabaré Vázquez logró el primer gobierno en 2004. Más allá del intenso trabajo militante que logró revertir la pérdida de presencia de la fuerza política fuera de Montevideo, el senador consideró que para muchos uruguayos Orsi representa una “interfaz” entre la ciudad y el campo. Un “canario” que, apuntó, tiene la virtud de “conectar” la capital con el interior.
“Yo creo que mucha gente le reconoce a Yamandú esa virtud, y eso hace que muchos hayan decidido acompañarlo”, afirmó.
La elección de octubre dejó algunas marcas históricas para la izquierda. Por primera vez, logró ser la fuerza política más votada en Durazno y en Tacuarembó, dos departamentos asociados fuertemente con el Partido Nacional y que siempre fueron históricos bastiones para esa colectividad. En ambos casos, el Frente Amplio consiguió votos en el entorno del 35%.