Redacción El País
El diputado nacionalista Juan Martín Rodríguez introdujo nuevamenteen las últimas horas un elemento que, cada tanto, vuelve a aterrizar en el debate político: la necesidad de un nuevo edificio que albergue las actividades del Parlamento y que posiblitar reservar el Palacio Legislativo, que en dos años cumplirá su primer centenario, para ocasiones especiales.
"El Parlamento tiene que empezar a pensar en las próximas décadas de este edificio", dijo Rodríguez al argumentar su planteo. "No queremos ser testigos en dos, tres o cuatro décadas, de una situación que implique su cierre, por la propia evolución histórica y la falta de mantenimiento", agregó.
Concretamente, el edificio histórico alberga las tres unidades ejecutoras del Poder Legislativo: el Senado, la Cámara de Diputados y la Comisión Administrativa. Los tres funcionan por separado, con sus propios funcionarios y sus propias reglas, a veces duplicadas, a veces contradictorias entre sí.
Si se habla de costos, la Comisión Administrativa dispuso en 2020 -últimos datos consolidados- de una partida anual de US$ 67 millones, según la cotización al cierre de ese año. El 38% estaba destinado a salarios, el 18% a gastos de funcionamiento, 22% a suministros y 49% a inversiones. El 35% no se utilizó.
Ese año más de medio millón de dólares se fueron en el pago de la electricidad. Otros US$ 133 mil fueron para agua, y US$ 217 mil en teléfono. Ese año se gastaron allí US$ 300 mil en equipamiento y una cifra similar en reparaciones. Otros US$ 85 mil se gastaron en el rubro "alimentos y bebidas". En vigilancia y seguridad se fueron US$ 958 mil, US$ 1,6 millones se fueron en servicios de limpieza y otros US$ 286 mil en seguros.
Ese año se gastaron US$ 26 mil en equipos de aire acondicionado y US$ 15 mil en un sistema de incendio, el gran debe del edificio histórico. Es conocido que el Palacio Legislativo no cuenta con habilitación de la Dirección Nacional de Bomberos. Su propia condición histórica vuelve imposible realizar las reformas requeridas para dicha habilitación, por lo que allí se aloja una pequeña dotación de bomberos ante cualquier contingencia.
En la última reunión bipartita Fernando Talento, dirigente del Sindicato del Poder Legislativo (Sipole) planteó otras situación: desde hace cuatro años están sin conectarse los tanques de acopio de agua para el sistema anti-incendio. Según dijo, una de las razones es la de que "afean" la fachada del edificio. Sin embargo, apuntó, al mismo tiempo sobre la puerta que da la Plaza Mártires de Chicago se colocaron varios "caños espantosos" para recolectar el agua que sale de los aires acondicionados, para que "no le caiga una gota al que está pasando".
Talento dijo que esto representa un grave problema de coherencia y de seguridad. Los datos que presentó indican que realizar el sistema de enterrado de tanques, para que así no afecten la fachada, constaría US$ 400 mil. El sistema actual, que no se aplica, tiene un costo de US$ 20 mil. "Por eso está todo trancado", remarcó.
El sindicato denunció además que al Departamento de Conservación Edilicia "lo corrieron al costado" y no lo toman en cuenta para la restauración del edificio hacia los festejos del primer centenario. De las dos funcionarias que allí quedaban, una se jubiló y la otra se limita a decir: "yo no puedo preguntar nada".
Qué lindo lugar
Luego de denunciar la "falta de coherencia y compromiso" de los legisladores en las cuestiones que hacen al edificio, Talento reclamó que el Ministerio de Trabajo realice las inspecciones correspondientes. A pedido del sindicato el ministerio realizó una inspección en diciembre del año pasado. Según el dirigente, la cartera nunca más volvió para efectuar la inspección de seguimiento. El gremio concurrió a Trabajo, en donde se les dijo que "el expediente no se encontraba". Pasaron los meses y el documento apareció, con lo que el ministerio se comprometió a efectuar la inspección pendiente. Todavía no lo hizo. El rubro mantenimiento abarca más de 50 ítems y se llevó otros US$ 281 mil en el Presupuesto de 2020.
"Seguimos con el problema de los funcionarios que están trabajando donde no se debe", apuntó Talento en la reunión bipartita. "Han destinado a funcionarios a trabajar en donde antes había depósitos, que no cumplen con la altura, la ventilación ni la luz correspondientes". El dirigente señaló que eso obedece a que en los últimos tiempos los legisladores cambiaron mucho su modalidad de trabajo. "Cada vez abarcan más espacios, por distintas razones", dijo. Allí recordó la actitud de un legislador, al que no identificó, que entró a una oficina y dijo: "¡Qué lindo este lugar! Lo quiero como oficina". Tuvieron que dársela, y los funcionarios que allí estaban tuvieron que irse a otra, la mitad de chica.
Talento puso sobre la mesa además la situación del Edificio José Artigas, el "anexo" al Palacio Legislativo, que funciona desde 1995. Y se la dieron. A esa gente la pusieron en otra oficina. Tenía la finalidad de albergar oficinas para diputados pero, según afirmó, muchas funcionan hoy como bancadas. Eso sucede más allá de que en el edificio histórico existen espacios con ese fin. "Tiene en bancadas en el Palacio, tienen bancadas en el anexo, pero faltan lugares", ironizó.
El dirigente mencionó un caso extremo: un legislador, que es el único electo por su partido, tiene su despacho y, además, una sala de bancada para "reunirse él con él", contó. "Me parece que se pasaron".
El Sipole planteó una coincidencia con la propuesta de Rodríguez. "Estamos de acuerdo todos con el que edificio central debería ser un museo, debería estar conservado, y no seguir destruyéndolo con pantallas, filmadoras, micrófonos, esto y lo otro", dijo. "Lo están rompiendo todo", afirmó.
Talento mencionó que, por ejemplo, las maderas de los pisos ya no se consiguen más. "Se están suplantando maderas", dijo. "Las tiñen del color que son más o menos para que pase desapercibido, pero lo que está roto ya no se puede volver a restaurar".
El funcionario exhortó a los legisladores a pensar en una solución. "Hay mucha cosa que se podría instalar para que los legisladores trabajen mejor, pero no se puede porque las condiciones del edificio no lo permiten", dijo. Si se lo permitiera, apuntó, "habría que romper y cuesta mucho más caro". Talentó concluyó: el costo de mantener en funcionamiento un edificio de este tipo es mucho más caro que tener un nuevo".