ELECCIONES DEPARTAMENTALES
Obtuvo casi 60.000 votos más que hace cinco años sin contar la capital.
Hay que remontarse tres décadas hacia atrás para encontrar un mapa de Uruguay con tantas intendencias pintadas de blanco y celeste como sucedió el domingo, cuando el Partido Nacional logró 15 victorias.
En las elecciones de 1989 los blancos solo perdieron en Montevideo (Tabaré Vázquez se convirtió en el primer intendente de izquierda), Río Negro y Artigas (allí ganaron los colorados Mario Carminatti y Ariel Riani). Un par de décadas antes, en las históricas elecciones de 1958, habían ganado en 18 departamentos, incluyendo la capital, donde por única vez hubo un intendente nacionalista, Daniel Fernández Crespo. Aquella vez la excepción fue Artigas.
El domingo el Partido Nacional retuvo los 12 gobiernos que tenía y sumó tres que estaban en poder del Frente Amplio (Paysandú, Río Negro y Rocha). En todo el interior obtuvo 58.866 votos más que en 2015. Solo quedaron en manos de la izquierda Salto (donde la ausencia de una política de alianzas perjudicó las chances de la coalición), Montevideo y Canelones. El Partido Colorado, en tanto, sigue gobernando en Rivera. Se repite y potencia el fenómeno de los dos países: la izquierda es urbana y manda en el área metropolitana y todo lo demás es tierra afín a la ahora llamada coalición multicolor.
¿Pero cuál fue la clave de esta elección? ¿Por qué los blancos se quedaron con casi todo el interior del país?
Se conocen los vínculos históricos de los nacionalistas con el interior más profundo y que hay departamentos (Cerro Largo. Durazno, Flores y San José) donde el partido no pierde desde hace siete décadas, pero se trata de un fenómeno multicausal donde sin dudas influye la buena imagen del gobierno de Luis Lacalle Pou y políticas de alianzas acertadas con Cabildo Abierto. También hay una pérdida de pie de la izquierda en algunos departamentos -el caso de Maldonado es llamativo, allí pasó de ganar durante 10 años y perder por poco en 2015, a llevarse una aplastante derrota en la noche del domingo- y, en ese sentido, el MPP es uno de los principales golpeados: es verdad que ganó Yamandú Orsi, pero en Rocha perdió el exintendente Aníbal Pereyra frente al Partido Nacional y en Montevideo Álvaro Villar con Carolina Cosse.
Casos
Veamos los ejemplos de los tres departamentos en disputa real con el Frente que quedaron en manos del Partido Nacional. En Río Negro los blancos ganaron con 17.747 votos contra 15.998. Fue una votación apenas superior a la de 2015, cuando perdieron por 237 votos. Muy lejos, aparecen los colorados con 2.444 sufragios y Cabildo Abierto con 772.
El exintendente Omar Lafluf, el último caudillo de la política rionegrense, se quedó con la victoria. Según los datos que manejan los blancos, achicaron la tradicional diferencia en Fray Bentos y ganaron con ventaja en el interior. ¿Puede que haya habido un viento en la camiseta por el gobierno nacional y la figura de Lacalle? “Y algo ayuda”, responde Lafluf a El País. Pero después matiza: “También tuvimos un vientito en contra. Se gastaron todo el Fondo de Desarrollo del interior, lo que inauguró el gobierno del Frente en estos meses fue increíble. Y nos agarró en plena discusión del Presupuesto, y recibimos cascotazos por eso”.
En cambio, el exintendente frenteamplista Oscar Terzaghi -quien iba por la reelección- piensa que la explicación es simple: el Partido Nacional por la vía de los hechos recreó la coalición a nivel departamental: “El Partido Colorado pasó de 6.000 a 2.000 y pocos votos, fue la votación más baja de la historia”. Terzaghi recuerda que los blancos obtuvieron el domingo 4.200 sufragios más que en octubre, aunque la izquierda también subió y logró más de 1.700 votos de diferencia.
El candidato sostiene que el gobierno supo llevar agua a su molino: “Acá fue un desfile de visitas incesantes. Les faltó hacer un consejo de ministros. Todo los días venía uno, le sacaron jugo”. Y agrega que la coalición llegó para quedarse a nivel departamental y que eso será un desafío para la izquierda: “Es el escenario de futuro en todas las intendencias y se vuelve al bipartidismo, algo que presagiaba el general Seregni”.
En Paysandú los blancos -aliados con Cabildo Abierto, el Partido de la Gente y un grupo de colorados no orgánicos- ganaron por más diferencia de la prevista: 38.488 votos contra 32.322 del Frente. Los colorados quedaron con apenas 3.054 votos. El frenteamplista Guillermo Caraballo dice que, en un primer análisis, en el departamento “se reprodujo la lógica del balotaje” con el planteo “ellos o nosotros”. Y, como Terzaghi, insinúa que hubo “un uso de aparato del Estado en beneficio de la captación de votos”.
En cambio, el electo intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, opina que “la gente confía” en que los blancos tienen “más manejo de la cosa pública departamental” y son “más ejecutivos”. Eso sí, también confirma que hubo “un poco de viento en la camiseta” por el gobierno nacional. “Hay que reconocerlo y no es momento de sacarnos laureles. Se generó un colchón de confianza”, dice.
En Rocha el Partido Nacional se alió con Cabildo Abierto, que aportó 4.017 votos, y parte del Partido Colorado. Ganó por más de 1.000 sufragios: 23.824 contra 22.458. La izquierda gobernaba desde hacía 15 años.
Los blancos incluso se quedaron con el bastión frenteamplista del Chuy, que el intendente electo Alejo Umpiérrez conoce bien, ya que allí tenía un estudio jurídico. Umpiérrez dice que le dedicaron un trabajo especial a la frontera: “Fuimos una vez por semana durante dos años”. Y agrega que la clave es que el Partido Nacional sabe interpretar “el mundo del interior”. Luego admite que eso, a su vez, es una dificultad seria cuando los blancos intentan ganar en Montevideo. “Es un mundo más cosmopolita”, explica. Y allí fracasan.
Producción: Tomer Urwicz
“El Frente no vio o no entendió el gran malestar en el interior”
El politólogo Ernesto Nieto, director de Ágora Consultores, se ha especializado en la realidad política del interior del país y particularmente del litoral. Para explicar la elección del Partido Nacional en el interior, dijo a El País que un factor clave es el gobierno nacional con su alta aprobación y el manejo que se hizo de eso.
“En los territorios en los cuales gobernaba el Frente Amplio, puso toda la estructura a jugar. No hay que ser ingenuos, el Frente lo hizo también cuando ganó por primera vez en 2005 y lo volvió a hacer en 2010”. Y explicó: “Más allá que el discurso del presidente sea que no va a interferir, incide la sola presencia de un presidente con alta aprobación que va específicamente a los departamentos donde gobierna el Frente, a hacer inauguraciones o presentar proyectos”. Muchos candidatos del Partido Nacional hicieron uso de la imagen presidencial, recordó Nieto.
Como segundo factor relevante mencionó la conformación de coaliciones contra el Frente. Donde falló eso, en Salto, ganó la izquierda.
¿Y el Frente olvidó al interior? “Nunca entendió que en el interior del país se generó un profundo malestar, primero con el gobierno nacional, y por eso en octubre hubo un brusco descenso de la votación y en la segunda vuelta la fórmula del Frente ganó solo en Montevideo y Canelones”, respondió Nieto.
El proceso de deterioro de la aprobación del gobierno de Tabaré Vázquez, “sumado a un malestar social en el interior”, se remonta por lo menos a 2017, según estudió Nieto. “La dirigencia no lo vio o no tomó magnitud de ese malestar”, indicó.
El récord de Cerro Largo y la derrota en Salto
En Cerro Largo el Partido Nacional logró una votación histórica con el 81,5% de los votos (unos 20 puntos porcentuales más que en 2015), en Treinta y Tres llegó a 69,9% (cinco puntos más) y en Artigas 64,5% (15 puntos más). Fueron las mejores votaciones. Hay otros departamentos donde se mantuvo en niveles similares y en algunos cayó (29 puntos en Flores y 15 en Durazno), pese a lo cual igual logró la victoria. En Salto subió casi 27 puntos , pero se dividieron los votos con los colorados y triunfó el FA.