El pueblo venezolano, convocado por María Corina Machado para manifestarse en apoyo al gobierno electo de Edmundo González Urrutia y, en rechazo al autoritario régimen de Nicolás Maduro, había comenzado este jueves a copar de a poco las calles de Caracas y del resto de las ciudades de Venezuela -y varias otras de diversos países-, hasta que todo se precipitó y reinó el caos en el mundo: un audio enviado vía WhatsApp por un grupo de personas organizadas que se encuentra en territorio venezolano y en comunicación directa con presidentes, embajadores y ministros de todo el continente -y que puso en alerta al canciller Omar Paganini y al subsecretario Nicolás Albertoni- denunció el secuestro de la líder de la oposición.
“Amigos, rápidamente les informo: se llevaron a María Corina (Machado). Necesito toda la ayuda que solamente ustedes pueden hacer -decía la voz de una mujer-. Saliendo de la concentración (en Chacao), lograron evadir la seguridad y aparecieron más de 17 motos, con drones encima y camionetas Jeep. Dispararon (desde) las motos a la de ella, los tumbaron, hirieron al que manejaba su moto y se llevaron a ella y al muchacho que manejaba su moto. María Corina en este momento está secuestrada por el régimen, luego de literalmente dispararle”.
Como un latigazo, a partir de entonces se sucedieron datos entre contradictorios y ambiguos sobre lo que realmente pasó -un video en la que la dirigente aparecía diciendo que estaba “a salvo” y que solo había perdido su cartera sembró aún más la confusión- y, por último, el mensaje que dejó la propia Corina Machado en su cuenta de X, anunciando que este viernes ahondará sobre “lo ocurrido” y agradeciendo “a los ciudadanos que salieron a las calles a reivindicar” la victoria de Edmundo González Urrutia, presidente electo reconocido por la comunidad internacional luego de su victoria en las urnas el 28 de julio del año pasado.
Para el momento de ese incidente que copó los titulares de los portales de noticias de la región y otros continentes, el presidente Luis Lacalle Pou -en contacto con González Urrutia y Corina Machado- ya había tenido al menos una conversación con Paganini preguntando sobre todo lo que podía conocerse por canales diplomáticos del estado preciso de situación, señalaron a El País fuentes oficiales. Porque, como ha quedado demostrado a lo largo de su mandato, el desenlace de esta larga novela latinoamericana es un asunto prioritario de la política exterior de este gobierno - que ha generado más de un debate con el Frente Amplio, cuyas contradicciones internas en este tema le han dificultado pronunciamientos claros al respecto.
De hecho, el episodio que de acuerdo al comando de Corina Machado implicó la grabación “forzada” de “varios videos” de parte de la líder del partido Vente Venezuela, generó que la Cancillería uruguaya emitiera rápidamente un comunicado denunciando “el ataque con armas de fuego y secuestro” de la mujer, expresando “su más firme repudio a toda acción violenta contra los líderes políticos y manifestantes que exigen libertad y democracia”, para responsabilizar además al régimen chavista de “cualquier acto que atente contra la seguridad de los ciudadanos venezolanos”.
El pesimismo
El gobierno de Lacalle Pou sabe que tiene por delante un escenario de absoluta incertidumbre, y que eso le exigirá rápidas reacciones en las siguientes horas, como plegarse a los comunicados que coordinen los países que esperan el fin de la dictadura chavista.
Sobre lo que ocurrirá, en el Palacio Santos hay sobre todo pesimismo: no se espera que González Urrutia ingrese a su país, como anunció, porque para hacerlo debería tener primero la seguridad de algún apoyo militar del gobierno de Maduro, lo que por estas horas se entiende más que improbable. “Pero ellos (por el comando opositor) no comparten los detalles de lo que van a hacer”, sintentizó a El País un jerarca de Relaciones Exteriores, cuyo titular, Paganini, participó esta semana de un encuentro de cancilleres realizado en Panamá -cuyo presidente José Raúl Mulino también se hizo presente-, junto con González Urrutia, para reclamar por la transición democrática en Caracas este viernes, fecha en que Maduro debería dejar paso al gobierno electo.
En transición no se abordó el conflicto venezolano
La transición entre el actual canciller Omar Paganini y el futuro ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Yamandú Orsi tiene algunas diferencias con respecto a los intercambios que existen entre los equipos en el resto de las carteras. Porque Mario Lubetkin tiene una particularidad: hasta el 1 de marzo mantendrá su contrato con la FAO como subdirector general. Esto le ha imposibilitado hacer declaraciones públicas sobre su próximo cargo y los desafíos que tiene por delante. Al mismo tiempo, han sido pocas hasta las instancias de diálogo con Paganini. Hubo, según supo El País, un encuentro entre ambos días atrás, de carácter informal, en el que también participó el subsecretario Nicolás Albertoni. Entre los asuntos conversados hasta el momento, hay uno que no se abordó en absoluto: el actual conflicto venezolano, sobre el que además el Frente Amplio como partido ha guardado silencio.
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