"NUEVA NORMALIDAD"
Empresas del sector de la construcción dicen que “no hay que aflojar” con las medidas acordadas en un protocolo para evitar contagios de COVID-19.
Fue la primera prueba de fuego y por ahora los resultados son positivos. El lunes 13 de abril, hace ya un mes, volvieron a trabajar unos 42.000 obreros de la construcción en medio de una incertidumbre general. Era el primer gran sector que rompía el aislamiento por el COVID-19. Luego le siguieron las escuelas rurales, los comercios y los funcionarios públicos.
El presidente de la Cámara de la Construcción, Diego O'Neill, dijo a El País que la evaluación es satisfactoria, primero porque en este mes “no hubo ni un solo caso de trabajador contagiado” al menos confirmado. El Poder Ejecutivo hizo un muestreo de unos 430 casos, cuyos resultados se difundieron a inicios de mayo: todos dieron negativos. Por ahora no hay confirmación de que se proyecte realizar un estudio nuevo.
¿Qué futuro prevén las empresas de la construcción? “En medio de tanta incertidumbre tenemos certezas, como el proyecto de UPM que sigue adelante y a fin de año tendrá 3.000 trabajadores de la construcción e impulsará el empleo al alza”, dijo O'Neill. Y mencionó proyectos de Participación Público Privada (PPP), con contratos firmados desde el año pasado, como el Ferrocarril Central, la ruta 14 y un proyecto de 59 centros CAIF y jardines de infantes.
“Esperamos que el Estado, que tiene una situación fiscal compleja, igual mantenga y priorice la inversión en infraestructura, porque será fundamental para generar empleo”, afirmó el empresario. Y agregó que la construcción es uno de los sectores fundamentales para la reactivación económica del país y la generación de empleo.
El País intentó consultar a dirigentes del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca) pero no respondieron las llamadas.
Desde la Cámara de la Construcción se afirma que el aparente éxito de la experiencia responde al protocolo acordado con los trabajadores. “Hay que conservarlo con rigor y en forma estricta, porque tampoco es una vacuna. No podemos aflojar, relajarnos en las medidas”, dijo O'Neill. “Se trabaja con bastante normalidad, con la nueva normalidad, con los hábitos incorporados y no hay caída violenta de la productividad”, indicó.
En los primeros días hubo algunas dificultades al implementar el protocolo, pero “lo que hay es un espíritu de colaboración muy grande, mucha conciencia de todos de la necesidad de cuidar”, sostuvo O'Neill. Según la cámara, hubo obras que no reiniciaron pero eso no fue por problemas al aplicar el protocolo. “Algunas no reiniciaron o redujeron plantillas pero por razones de que el mundo está en recesión”, indicó.
Sin embargo, el presidente del Sunca Daniel Diverio dijo semanas atrás a El País que hubo “empresas que anunciaron que no pudieron iniciar las obras debido a que no están capacitadas para seguir el protocolo, como es el caso de una obra en Treinta y Tres con 800 trabajadores”.
Entre otras disposiciones, el protocolo que se aplica dice que las herramientas que usan los obreros deben ser desinfectadas.
En la entrada de cada obra se debe tomar la temperatura de los trabajadores. También se les entregará dos tapabocas de tela a cada uno. Otras medidas son la desinfección de vestuarios, baños, comedores y otras zonas comunes previo al ingreso del personal.
Durante la actividad los trabajadores deberán estar a una distancia de al menos un metro uno del otro y deben lavarse las manos o utilizar alcohol en gel.
Aquellos trabajadores que presenten síntomas tienen la recomendación de no concurrir a trabajar y consultar a su prestador de salud desde su domicilio. En caso de que un obrero presente síntomas en la obra, se lo aislará en un lugar definido para eso y deberá volver a su casa.