Propuesta uruguaya de apertura comercial tensa una nueva cumbre del Mercosur

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Edificio Mercosur de Montevideo
Fachada del Edificio Mercosur, sede de la secretaria del Mercosur, tambien conocido como Palacio Mercosur y Edificio Parque Hotel, ubicado en la rambla del Parque Rodo en Montevideo, ND 20221122, foto Juan Manuel Ramos - Archivo El Pais
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

DESAFÍO

En el gobierno y Cancillería estiman que el mensaje previo descomprimió la nueva cita del bloque sudamericano en la que estarán presentes Alberto Fernández y Mario Abdo Benítez.

En el gobierno no necesariamente esperan una cumbre del Mercosur más tensa que de costumbre -al menos según las que ha tenido esta administración-, pero ya es sabido que la que iniciará hoy lunes y continuará mañana aquí en Montevideo tiene algunas particularidades de las que son más que conscientes en el Poder Ejecutivo y en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

La tensión que se prevé no será nueva porque ha sido la tónica en las que ha participado Luis Lacalle Pou, que ha sido siempre enfático en marcar la nueva dirección que buscó imponer en su política exterior, que tiene como norte procurar la mayor apertura comercial posible para Uruguay. Y esto a costa de las resistencias y recelo que podía despertar -y despertó- dentro del Mercosur, en donde recibió críticas por intentar acuerdos comerciales con terceros países sin el aval del bloque.

El pedido de mayor “flexibilización” del Mercosur, por ejemplo, fue una frase que tanto Lacalle como el canciller Francisco Bustillo han repetido como un cassette para defender su perspectiva de que el bloque, por un lado, necesita moverse a otras velocidades para generar una real apertura al mundo, y que, por el otro, si ello no ocurre en el corto plazo, Uruguay debe recorrer su propio camino a la velocidad de su necesidad.

Y eso es lo que ha ocurrido, a grandes rasgos en la primera mitad del actual período de gobierno.

El primer gran anuncio fue el inicio de las negociaciones con China por un Tratado de Libre Comercio (TLC), que llegó a un mojón importante en julio de este año al informarse el acuerdo de factibilidad, aunque ahora se está a la espera de novedades por parte de los representantes asiáticos.

En el medio también se dio a conocer que lo mismo comenzó a intentarse con Turquía mediante un memorándum de entendimiento firmado en mayo de este año; y, lo más reciente, ahora se anunció la presentación de la carta de adhesión para pasar a integrar el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (Cptpp).

Esto último, de hecho, fue lo que terminó de generar el clima tenso en la previa de los encuentros de cancilleres y presidentes de esta semana en la capital uruguaya. Bustillo entregó la carta de adhesión en la noche de este miércoles en Nueva Zelanda, pero para entonces -su viaje por Oceanía ya era bien público- se había dado a conocer un comunicado firmado por los coordinadores de Argentina, Brasil y Paraguay que dejó bien marcado la postura que -ahora sí, en bloque entre los tres socios- tienen esos tres países respecto a los pasos que está dando Uruguay, y en específico sobre sus intenciones de acordar su ingreso al Cptpp.

El texto era bien claro: “Ante acciones del gobierno uruguayo con miras a la negociación individual de acuerdos comerciales con dimensión arancelaria, y teniendo en cuenta la posible presentación, por la República Oriental del Uruguay, de un pedido de adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, los Coordinadores Nacionales de Argentina, Brasil y Paraguay ante el Grupo Mercado Común del Mercosur tienen a bien comunicar a la Coordinación Nacional de Uruguay que los tres países se reservan el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”.

Más allá de que no se temen esas “eventuales medidas” por carecer de fundamento jurídico -así lo entienden en Cancillería-, Lacalle Pou reaccionó esta semana mostrando el mismo temple que ha tenido a la hora de discutir estos temas en las cumbres anteriores. “La vamos a hacer”, dijo sobre la carta. “Nos sentimos en todo nuestro derecho de hacerla, así como entendemos, aunque no compartimos, el reclamo de los tres países”, agregó.

De manera que la cumbre que tendrá Uruguay -en la que además entregará la Presidencia Pro Témpore a Argentina- se espera “entretenida”, como siguió diciendo el presidente, porque será escenario para abordar todos “estos temas”, y de algún modo también se confía en que la respuesta dada por los socios en el comunicado haya ayudado a “descomprimir” el ambiente, como informó El País días atrás.

En cualquier caso, la tensión estará en el aire, como está seguro Marcos Soto, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica del Uruguay: “Uruguay llega a esta cumbre sin el ánimo ni el escenario ideal para tener un intercambio productivo, y creo que en ese mal ambiente tenemos una responsabilidad sobresaliente debido a la estrategia de tensionar al bloque buscando un camino propio”.

Ignacio Bartesaghi, docente de esa misma casa de estudios, escribió ayer en su sitio web que “Uruguay debe sostener su estrategia bilateral de inserción internacional”, pero ajustándola “parcialmente” a los intereses que tendrá Brasil cuando asuma en enero Luiz Inácio Lula Da Silva.

¿Qué pasa si Uruguay se abre?

La pregunta acerca de si es realmente un objetivo a evitar a toda costa salirse del Mercosur ha estado rondando en los últimos meses por la cabeza tanto de políticos como de académicos. Ignacio Bartesaghi, por ejemplo, ha sido en ese sentido una clara voz que ha buscado dejar sentado que abrirse del bloque no es una opción tan negativa, si Uruguay sigue recibiendo un “no” como respuesta a sus planteos de flexibilización. “Seguir ese camino no tiene nada de acción ligera, por el contrario, sería un acto de responsabilidad. Eso no quiere decir no medir los posibles impactos”, dijo el académico en Twitter meses atrás.

En diálogo con El País, Marcos Soto tiene una visión un tanto diferente sobre las consecuencias de seguir ese camino. El decano de la Escuela de Negocios de la UCU advierte que “con los datos cerrados a noviembre, el Mercosur es el principal destino de las exportaciones uruguayas”, por lo que el objetivo de abrirse al mundo no puede ser “por cualquier camino”. “Ojo con avanzar por la fuerza porque eso puede ser un tiro en el pie”, afirmó y opinó que el gobierno debería, en todo caso, “redefinir el vínculo que quiere con el Mercosur”, algo para lo cual se precisa, para empezar, de “diálogo y no llevarse a todos los países puestos”.

Una nueva cumbre sin la presencia de Bolsonaro

Como ocurrió en la cumbre que se hizo en julio en Asunción (Paraguay) el presidente actual de Brasil, Jair Bolsonaro, no asistirá a la cumbre por razones no explicitadas. En su lugar estará presente representando al país más grande del bloque el vicepresidente Hamilton Mourao. Por su parte, sí estarán presentes los presidente de Argentina (Alberto Fernández) y de Paraguay (Mario Abdo Benítez), quienes hoy representan los intereses más opuestos a la vocación aperturista del gobierno de Luis Lacalle Pou.

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