¿Qué leen los gobernantes en las últimas vacaciones antes de correr la carrera electoral?

Desde Lincoln Maiztegui a Haberkorn y Vargas Llosa: estos son los libros que eligieron los jerarcas.

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Álvaro Delgado
Álvaro Delgado.
Foto: Juan Manuel Ramos/El País

Redacción El País
Los dirigentes políticos suelen decir que su tarea implica una dedicación sin descanso: las 24 horas, siete días a la semana. Que no se desenchufan nunca en serio, y que en tiempos de hiperconexión digital no dejan en ningún momento el teléfono de lado, por más reproches que les llegue de su familia -que a esta altura, en muchos casos, aceptaron ya la situación- o sepan que no es del todo saludable. “Me encanta laburar”, sea en el fondo cierto o no, es una frase recurrente en varios de los jerarcas de la actual gestión.

Así, por ejemplo, está el caso del ministro de Defensa Nacional, Javier García, que a pesar de tomarse un descanso en el este (ver recuadro), hace tiempo que su esposa sabe que no es negociable que se desconecte de su labor al frente de la cartera o de los asuntos políticos del Partido Nacional.

Una situación parecida es la de Martín Lema, ministro de Desarrollo Social, que suele levantarse sobre las cuatro de la mañana, y ya entonces comienza a llamar o intercambiar mensajes con los directores de su cartera, sin importar si es lunes o fin de semana.

Son dos casos, pero hay más, porque la política, dicen los involucrados, debe ejercerse de esa manera si no se quiere perder pie.

Pero de cualquier forma al llegar el verano una inmensa mayoría de los dirigentes con responsabilidad en el gobierno se toman unos días en los que buscan la tranquilidad que no obtienen en el trajín diario de gobierno, y a sabiendas de que este 2024 será intenso para todos, pues será un año de campaña electoral.

Entonces suele llegar una pregunta que ya es tradicional por estas fechas veraniegas, y es qué libros leen los que gobiernan -y los que aspiran a seguir gobernando en 2025-, bajo la premisa de que en lo que una persona lee hay bastante más que el mero gusto literario o el placer de la lectura: determinados intereses íntimos, inspiraciones, ejemplos o contraejemplos de vida.

Javier Garcia
Javier García, senador nacionalista.
Foto: Leonardo Mainé.

Más de uno

Decir cuántos libros piensa uno leer en los pocos días de vacaciones muchas veces más que una realidad es una declaración de deseo. Pero lo cierto es que hay quienes tienen más de una opción para leer en poco más de una semana de descanso.

Uno de los que más libros se apartó -y los depositó en la cama para capturar la evidencia con su celular, antes de hacer las maletas- es el precandidato del Partido Nacional, Álvaro Delgado.

Desde Sudáfrica, el exsecretario de Presidencia en estos días tendrá para leer El mejor de la historia, del argentino Lucas Leyes -autor dedicado a temas cristianos-; dos tomos de Caudillos y doctores, del historiador uruguayo Lincoln Maiztegui Casas; El líder resonante crea más, un libro de autoayuda de Daniel Goleman, Richard Boyatzis y Annie McKee; Historia del pensamiento político del 1836-1890 del Partido Nacional, de Daniel Corbo; Augusto, el que cambió el mundo actual, una novela de Esteban Valenti; y otra vez la historia: Una historia real del Uruguay semibárbaro, de Edgardo Ettlin.

La vicepresidenta Beatriz Argimón, quien pasará unos días en las playas del este, salió de compras para hacerse de tres libros para leer en los tiempos libres de sus vacaciones -pues la política la ha llevado a asistir a algunos eventos en lo que va de enero-: la novela Tasmania, del italiano Paolo Giordano; Los adversarios, del estadounidense John Grisham, y Tiempos recios, la penúltima novela del peruano Mario Vargas Llosa.

Tres libros también tiene para leer en este verano la precandidata blanca Laura Raffo: Crónica judicial, del francés Emmanuel Carrère; Espejo de familia, del uruguayo Hugo Burel; y Artificial, de Mariano Sigman y Santiago Bilinkis.

Los ministros

Para las vacaciones que pasará en Punta del Este, el ministro de Defensa también eligió a Vargas Llosa, al llevarse el libro El fuego de la imaginación, el primer volumen de la obra periodística del peruano; y Personalidades y poder; forjadores y destructores de la Europa moderna, un libro de historia del siglo XX de Ian Kershaw.

El ministro Lema, en tanto, con menos tiempo para leer, decidió profundizar en la tragedia de los uruguayos en Los Andes, estimulado por la reciente película La sociedad de la nieve, y leerá el libro con el mismo nombre que hizo años atrás el periodista Pablo Vierci.

El ministro de Vivienda, Raúl Lozano, ya se tomó un descanso entre los últimos días de 2023 y los comienzos de este 2024, y entonces leyó Asalto a la realidad: biopoder y la normalización del engaño, de Kingsley L. Dennis. Terminada esa lectura y de vuelta en actividad, el integrante de Cabildo Abierto comenzó a leer el último libro de Diego Fisher, El precio de una traición, una historia novelada sobre la Defensa de Paysandú que llevó adelante el héroe nacionalista Leandro Gómez entre diciembre de 1864 y enero de 1865.

El ministro de Ambiente, el colorado Robert Bouvier -que al igual que Lozano no piensa renunciar al cargo durante este electoral 2024, para aportar a la coalición de gobierno desde la gestión (ver página A8)-, se apartó los libros Camino a la utopía, de James Bradford DeLong y Cómo salir del pozo, de Andrés Oppenheimer.

El también colorado Tabaré Viera, ministro de Turismo, se encuentra leyendo el último libro del periodista Leonardo Haberkorn: Caraguatá, otro trabajo de este autor dedicado a la historia reciente.

La ministra de Industria, Energía y Minería, Elisa Facio, en tanto, lee en este verano la última publicación de Ricardo Pascale, El Uruguay que nos debemos.

Pablo Mieres, el titular de Trabajo y Seguridad social y líder del Partido Independiente, en este momento está leyendo una novela de la autora norteamericana Siri Hustvedt llamada Todo cuanto amé, y tenía planificado leer libros de los periodistas uruguayos Alfonso Lessa y Nelson Fernández.

Por último, la ministra de Salud Pública, Karina Rando, está leyendo 10 relatos de mujeres, una colección de relatos y cuentos que reúne a autores como Truman Capote, James Joyce, Virginia Woolf, Isaac Asimov y Manuel Vázquez Montalbán, entre otros.

El lugar de las vacaciones de los políticos

Como ocurre con todos los uruguayos que pueden darse el lujo de pasar parte del verano fuera de su ciudad, los políticos y gobernantes suelen elegir los balnearios del este para hacer playa. Son momentos de vacaciones, pero los políticos también suelen aprovechar para mantener reuniones informales, como asados, en los que por lo general terminan de acordar alianzas y estrategias electorales para el resto del año.

Ahora bien, ¿dónde descansan exactamente los gobernantes y dirigentes partidarios?

El precandidato blanco, el senador wilsonista Jorge Gandini, por ejemplo, alquila desde hace años en San Francisco, a pocos kilómetros de Piriápolis, y allí se dirigió este enero. Cerca de este balneario (a pocos pasos, en realidad), está el lugar elegido este año por el ministro de Vivienda, Raúl Lozano: Punta Colorada, sitio en donde también suele descansar, entre otros, el exfiscal de Corte, Jorge Díaz.

En otros casos, como el del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, el lugar elegido para intentar desconectar es la costa de Rocha, aunque en esta ocasión al primer mandatario se lo ha visto paseando por Punta del Este.

Esta última ciudad ha sido la elegida por el ministro Javier García, quien en realidad tiene a La Paloma como su “lugar en el mundo”.

Otros han decidido salir del país. Eso ha hecho Álvaro Delgado, que en las últimas horas aterrizó con su esposa y tres hijos en Sudáfrica, lugar en el que piensa visitar reservas con animales de la sabana y olvidarse de las constantes reuniones que ha tenido en los últimos días en Uruguay.

También irá al exterior el ministro de Desarrollo Social y mano derecha de Delgado, Martín Lema: visitará con su familia una playa cercana a Río de Janeiro.

Luego hay dirigentes que, como el ministro de Ambiente, el colorado Robert Bouvier, han vacacionado en La Floresta u otros balnearios de la costa de Canelones.

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