ENTREVISTA
"Debemos tratar de ver cómo instrumentamos que el cannabis sea accesible para turistas", dijo el titular de la Secretaría Nacional de Drogas.
Se define como conservador pero remarca que es un defensor de los derechos de las personas, y en ese sentido sostiene que no se pueden cambiar las reglas de juego sobre el registro de consumidores de cannabis, porque sería violentar las garantías legales ya otorgadas. Daniel Radío dijo en entrevista con El País que cambiar las reglas ahora es “entrampar” a los usuarios, y que el problema del narcotráfico no reside en la eventual venta ilegal desde los clubes.
-¿Los uruguayos se drogan más luego de la ley de marihuana?
-La respuesta es sí y no. La gráfica de uso de cannabis ha venido aumentando, pero eso viene desde antes de la aprobación de la norma. La aprobación de la ley no impactó sobre esa gráfica. Es como si no hubiera habido norma; el crecimiento de usuarios de cannabis sigue la misma pendiente.
-¿Ese comportamiento es igual en todas las edades?
-Ahí si hay una variación. Luego de la aprobación hubo mayor aumento en el consumo de las personas adultas y menos en jóvenes. En las personas mayores que no solían consumir cannabis ahora sí se ve un crecimiento. En los jóvenes también se ve el crecimiento, pero más lento.
-¿Se observa un aumento en el consumo problemático de cannabis?
-Siempre hay un porcentaje de uso problemático, que en el caso del cannabis es chico. En general la gente que cuestiona el cannabis no lo cuestiona por sí, sino porque dicen que es la puerta de entrada a otras sustancias. Eso no es así, y pasaba cuando no tenías los mercados separados: el llamado efecto góndola. Esto es que ibas a comprar marihuana y te ofrecían otras drogas más duras y con más pegue. No hay un motivo químico o biológico que explique que a partir de la marihuana se empiecen a usar otras sustancias. Porque si no es aquello de que el que consumió pasta base antes tomó refrescos cola, o tomó teta de la madre.
-¿Es momento de ajustar la normativa?
-Yo creo que siempre se necesitan ajustes. Yo sé que acá no soy omnipresente y entonces tengo que tratar de ir evaluando cuáles son las cosas que se pueden hacer. Pero yo sí creo que estamos en un momento de hacer ajustes. Sigo pensando que una cosa que tenemos que tratar de ver cómo instrumentamos es la posibilidad de tener este cannabis accesible para los turistas. Es algo que la norma no prevé y creo que es una cosa interesante. No tanto por la venta de cannabis, sino porque es un atractivo más para que vengan turistas al Uruguay. Tengo mi percepción de que alguna vez nos va a parecer ridículo haberlo discutido y va a llegar el momento en que va a ser normal que la gente vaya a otro país y pueda fumar marihuana como tomar alcohol. Hay que pensar bien cómo se instrumenta y analizar el contexto internacional, además de ver los riesgos de que el cannabis salga del país.
-¿Es posible pensar que en un futuro cercano Uruguay sea como Ámsterdam?
-No sé si como Ámsterdam. Pero sí que puedas venir a Uruguay y puedas fumar. Yo tengo la sospecha genuina de que ya está pasando, de que la gente viene a Uruguay y usa cannabis, y que viene Uruguay motivado porque acá se planta cannabis. Tengo la sospecha de que ya pasó. Bueno, si es así, blanqueemos y en todo caso que genere algún tipo de beneficio adicional para el país.
-¿Es malo que la marihuana sea un negocio para el Estado uruguayo?
-Hoy no lo es. No paga impuestos, y por el contrario lo que hay en el imaginario colectivo que el Estado estatizó… ¡No se estatizó nada! Los canales de venta y producción son privados. El Estado solo regula y controla pero no vende y no tiene beneficios netos. Hay un porcentaje que se usa para gastos de implementación de la norma. El presupuesto del Ircca (Instituto de Regulación y Control del Cannabis) es muy chico. Creo que debería ser mayor. No puede ser que tenga un presupuesto chico y un porcentaje de la venta de licencias para los que producen. El Ircca no puede depender de que se venda cannabis o no. Debemos tener todo el presupuesto garantizado para su buen funcionamiento y control. Y si además eso genera beneficios, que se vuelquen a rentas generales. Pero no tendría que ser un boliche de cannabis.
-¿Y para los narcos es negocio hoy la marihuana?
-Hasta donde sabemos, los ingresos para los narcos por la marihuana son marginales con respecto a otras drogas. En Uruguay se usaba cannabis que venía de Paraguay, el famoso prensado. Hoy casi no se ve ni se consigue, y disminuyó a menos de la quinta parte por dos razones. La central es que al consumidor no le gusta más, porque tiene cannabis bueno por cualquiera de las vías que se vende legalmente. Pero además de no gustar, la gente se da cuenta de que es más perjudicial para la salud por los adulterantes que tiene. Eso desplomó el precio de venta del prensado y el producto dejó de ser un negocio para el narcotraficante. Esto abona en contra de las prohibiciones: con la liberalización del producto lo que traen los narcos se devalúa y deja de ser negocio.
-Ahora, dicen que esas flores de cannabis uruguayo llegan a Brasil de forma ilegal.
-Bueno, ahora dicen que el cannabis uruguayo es muy valorado en Brasil. Dicen que lo que sale un dólar acá, en Brasil se vende a 5 dólares. ¿Por qué? ¿Son paladar negro los brasileños? ¿Tienen más plata y les gusta? No. Es porque está prohibido: otra prueba más de lo que genera el prohibicionismo. Con la prohibición los narcos se favorecen.
-Por eso se incluyen nuevos controles en el proyecto de ley de rendición de cuentas. Para tratar de cortar el tráfico de marihuana uruguaya a Brasil, según argumentaron desde el Ministerio del Interior. Usted ya marcó que está en contra, ¿hay margen de negociación?
-En esa discusión dejaría afuera al actual ministro del Interior (Luis Alberto Heber), con quien venimos encontrando puntos de acuerdo. Se detectó marihuana uruguaya en Brasil y se presume que es de los clubes cannábicos. Primero hay que demostrar que es de los clubes. ¿Por qué de clubes y no de plantaciones ilegales, que las hay en el país? Suponiendo que esto fuera así, y llegara a Brasil lo cultivado en clubes, lo que plantan los clubes está muy controlado, y si les sobra, ¿a cuánto puede llegar? No creo que alcance ni para una cuadra de Pelotas. Nos estamos preocupando por el canuto de la birome. No estamos tomando nota de la magnitud del problema del narcotráfico en el mundo cuando estamos preocupándonos por los clubes y por los autocultivadores. Y si un autocultivador o club cannábico tiene un exceso de producción y le vende a la cuadra, cosa que está muy mal y hay que combatirlo, ¿ese es el problema del narcotráfico? Le estamos errando al bizcochazo.
-¿Y si se dan todas las garantías no se puede pensar en reforzar controles?
-Votamos una ley que protege la identidad. No puede ser que cambies la ley y ahora la ley no protege más. No podemos haber entrampado a la gente. Tiene que generarse cierta garantía jurídica a las personas. No puede decirse “tranquilo, tus datos están protegidos” y después vengo, cambio la ley, y ahora sí tengo tus datos. Hay que proteger la identidad de los consumidores. Por eso planteé la idea del delivery para los clubes cannábicos, con la que se escandalizaron las tías: “¡Cómo vas a hacer un delivery de marihuana!”. Como una forma de dar más seguridades y garantías a los consumidores.
-Usted tiene una mirada muy liberal de estos temas. ¿Por qué en su momento se definió como conservador?
-Yo no soy liberal. En el eje liberal-conservador yo siempre dije que soy un tipo conservador. Trato de proteger los derechos de las personas. Acá hay un prejuicio respecto al consumo de sustancias. La humanidad ha usado sustancias a lo largo de su existencia. Los Rolling Stones se ven bastante saludables y alguien dice que algún aperitivo han tomado alguna vez en la vida; se comenta. No quiere decir que haga apología de las drogas. Acá hay usuarios problemáticos y usuarios que no son problemáticos. Hay que protegerlos y trabajar sobre eso.
-Hoy se vende marihuana en las farmacias. ¿Es descabellado pensar que en un futuro se venda cocaína?
-No sé. Hasta donde yo puedo ver el horizonte, no es posible legalizar ninguna otra sustancia en el Uruguay, porque los procesos después tendrán que ser en conjunto con otros países. Hay grandes potencias mundiales como Rusia, China y los países árabes que no quieren mover nada en estas cosas, y me parece que tenemos que estar permanentemente trabajando en esto para lograr transformar el paradigma en el mundo.
-¿Pero es posible pensar en ajustes a la normativa hoy vigente, además de la idea del cannabis para el turismo?
-Creo que hay que avanzar en términos de calidad. Puse en la opinión la eliminación del registro de autocultivadores pero ellos mismos me hicieron saber que no estaban de acuerdo, porque les parecía que estar registrado les representaba una defensa.
-Hoy hay una cantidad de menores que se inician en el consumo de marihuana. ¿Es posible pensar que se les pueda permitir el acceso a la droga por voluntad propia?
-El mercado está regulado para mayores de edad y los menores lo que tienen que hacer es conversar con sus padres, igual que para otras sustancias, igual que para el alcohol. Si vos sos menor de 18 años no puedes ir a comprar una botella de vino. Bueno, me parece que esto tiene que ser también para el cannabis. Donde sí creo que se puede trabajar es en generar más puestos de venta que no sean solo las farmacias. ¿Por qué no puede haber establecimientos que vendan can-nabis y solo cannabis? En lugar de vender la parafernalia y por abajo el cannabis, que se los habilite a vender marihuana para consumo recreativo. O que en los hoteles boutique puedan venderles a los turistas. Pensar en el turismo cannábico es una discusión seria que tenemos que abordar. Buscar las garantías, la regulación y la seguridad para que el sistema funcione.
Mujica y el operativo de marketing
-Como diputado usted fue crítico de la discusión de la norma. ¿Cree que fue un acierto con el diario del lunes?
-En el imaginario colectivo hay una percepción equivocada. En 2013 se quebró algo, dimos un giro copernicano. Uruguay ha tenido una prédica históricamente consecuente con este tema desde la ley de 1974, que en plena dictadura reconoce el derecho de la gente a tener una cantidad para su uso personal. En 2010 trabajamos generando consensos sociales y políticos para una ley que regulara el mercado de la marihuana. Pero se vio interrumpido por la irrupción de la ley de 2013, que le hizo mucho daño a todo lo que veníamos avanzando. Y se mezcló el tema del uso del can-nabis con el asesinato del pizzero de La Pasiva, porque había un operativo de marketing con el que había que cumplir para promover alguna figura política.
-¿Está hablando del expresidente José Mujica?
-Sí, supongo que sí. Eso terminó abortando el consenso que veníamos construyendo y salió un proyecto aprobado por medio voto. No era deseable. Sí era deseable que se abriera a seguir construyendo consenso. En estos temas el consenso es algo muy importante.