Por Joaquín Silva
El director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, Santiago González, presentó hoy su renuncia al cargo. Lo hizo luego de admitir en diversos medios de prensa que había recurrido al menos una vez al Hospital Policial, cuando la normativa no permite que los civiles —ni siquiera las jerarquías ministeriales— pueden recurrir a ese centro de salud, reservado para la atención de los uniformados.

En Presidencia de la República, tal como informó El País este jueves, han visto con "desconcierto" las últimas declaraciones públicas del ahora exjerarca, bajo el entendido de que González había entrado en contradicción al afirmar en primera instancia que no había retirado medicación en el Policial —como había informado el periodista Eduardo Preve—, pero sí en cambio había recibido una inyección para tratar un crónico dolor de espalda.

Este jueves, González estuvo reunido en la Torre Ejecutiva con el presidente Luis Lacalle Pou y el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado. Fuentes del gobierno señalaron que, más allá de la polémica, se le transmitió al jerarca que había "conformidad" con la gestión llevada adelante en Convivencia y Seguridad Ciudadana.

Luego de confirmarse su paso al costado, el exdirector se expresó en su cuenta de Twitter. "Quiero agradecer a cada policía de nuestro país por estos más de tres años de trabajo compartido", dijo. "Aprendí de todos ustedes durante este tiempo. Desde el comisario general más importante hasta el agente más nuevo".

González aseguró que "es un orgullo tener este equipo" en el Ministerio del Interior y agradeció a los policías por "cuidarnos" para luego prometer: "Hasta la vuelta".

El País accedió a la carta de renuncia de González, en la que afirma que es "un hombre de gobierno y de partido" y está "sumamente orgulloso de pertenecer al mismo".

Señala además que en estos tres años ha dado todo de sí en la tarea y remarca: "En los últimos días ha habido una serie de cuestionamientos sobre el uso inapropiado del Hospital Policial. Yo no tengo ningún derecho a ponerlo a usted en la incómoda posición de que una persona de su confianza sea cuestionada éticamente, por lo que doy un paso al costado".