CIENTÍFICOS TRABAJAN EN GUÍA PARA CELEBRACIONES Y PLAYAS
"Si antes se reunían 20, que ahora sean 10", dijo el coordinador del GACH al ser consultado sobre cómo aconsejaría celebrar las fiestas en medio de la pandemia por el coronavirus.
En su rol de coordinador del grupo asesor del gobierno, Rafael Radi ha consolidado tal vez la voz más clara en el concierto de dudas en torno al coronavirus. Ahora, ante los desafíos que se vienen, Radi traza pautas de control pero no vacila en reconocer que la interacción social, en estas fechas, es inevitable.
-¿Cuánta gente y por cuánto tiempo aconsejaría convocar a una reunión de Navidad o fin de año?
-Depende del espacio que tengas. En una casa de un tamaño mediano difícilmente, si es adentro, pueda haber más de dos o tres familias. Hablamos de 10, 12 personas, no más. Es orientativo; esto siempre que el espacio esté bien ventilado y que la reunión sea relativamente corta. Y si hay algún veterano, que use tapabocas. Hay que pensar en mantener siempre la distancia. Un criterio razonable sería este año llevar todo a la mitad: si antes se reunían 20, que ahora sean 10. Los tiempos de exposición y la ventilación son fundamentales, y el uso de tapabocas en lugares cerrados donde no se pueda mantener distancia.
-En la conferencia le preguntaron cuándo se puede considerar aglomeración, y respondió que dependía de diversas variables (distancia, tiempo, lugar abierto o cerrado) pero prefiere no dar un número. ¿Por qué? ¿No sería mejor apelar a indicaciones más concretas?
-Es una posibilidad. Esto no está resuelto a nivel internacional. Hay algunos criterios: en Facultad de Medicina, por ejemplo, aun en salones grandes no nos reunimos más de 30 personas. Porque si entramos 80 y hay un caso, se complica. Escenarios de 100 personas, para mí, son el límite superior.
-¿Cómo se compatibiliza eso con una marcha a la que van miles?
-Y bueno, es un problema. Idealmente, deberían ir en grupos de 100, separados. Si pensás por ejemplo en un desfile de Carnaval, con gente muy cerca, cantando y gritando, ahí pese a que sea al aire libre, las gotículas llegan. Lo mismo con la vuelta al fútbol. Nosotros hemos planteado que se haga en núcleos pequeños de amigos o familiares, y que el otro núcleo esté separado unos seis metros. Un aforo parcial, con pequeñas burbujas, e ir experimentando. Eso va a ir creciendo si la situación se mantiene.
-Anunciaron una guía para un verano seguro: ¿qué es lo que puede regularse?
-Estamos trabajando en eso, entonces no quiero adelantar demasiado. Pero los contagios que van a ocurrir en la playa no van a ser por nadar o salir a caminar o jugar un partidito de cabeza dos contra dos; los contagios se van a producir por la interacción social. Entonces, la idea es que los núcleos sean lo más chicos posibles. Si es un grupo familiar, no hay problema. Si son amigos, que sean los mismos amigos que voy a ver esa noche. Sería razonable que la gente pusiera la sombrilla a cinco, seis o siete metros de la otra sombrilla, de forma de generar pequeñas zonas protegidas seguras.
-¿Pero será una recomendación o algo normativo?
-Nosotros vamos a presentar una pauta general que la gente pueda utilizar con libertad y razonabilidad. Luego, si habrá control del Estado que facilite, eso queda en manos de las autoridades.