Ricardo Ehrlich: "Si el gobierno pierde el referéndum contra la LUC debe reflexionar"

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Ricardo Ehrlich, coordinador del Frente Amplio, en entrevista con El País. Foto: Estefanía Leal
Nota a Ricardo Ehrlich, cientifico, biologo, bioquimico, y politico uruguayo, nuevo coordinador transitorio del Frente Amplio tras la renuncia de Miranda, en la sede del Frente Amplio en Montevideo, ND 20210728, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

NUEVO COORDINADOR DEL FRENTE AMPLIO

Con voz baja y mucha cautela, se refirió al referéndum contra la LUC como una instancia que “inevitablemente” supone un plebiscito al gobierno de Luis Lacalle Pou.

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A los 72 años y después de haber sido intendente de Montevideo y ministro de Educación, Ricardo Ehrlich aceptó ser coordinador del Frente Amplio por un período de cuatro meses hasta que se realicen las elecciones internas. Con voz baja y mucha cautela, se refirió al referéndum contra la LUC como una instancia que “inevitablemente” supone un plebiscito al gobierno de Luis Lacalle Pou.

Opinó que no se puede pasar por alto la voluntad de los que firmaron, y si se confirma la derogación de la principal ley de esta administración se tendrá que ajustar el rumbo. Sobre el FA, admitió que todavía le falta digerir la derrota de noviembre del 2019, que “no fue solo política, sino cultural”.

-Usted estaba participando en la interna del Frente Amplio en comisiones, como la de programa. Pero ahora pasa ser el coordinador que, en los hechos, es un presidente. ¿Qué implica asumir el rol por cuatro meses?

-Hay un grado de exposición bien diferente. La comisión de programa tiene poca exposición. Estaba adaptado a ese lugar y pensaba que ya estaba de salida. Había presentado mi renuncia, sabiendo que iba a haber un cambio en las autoridades. Entendí, también, que había un proceso de renovación, y pensé que lo que iba a hacer era acompañar un proceso de transición para después irme. Y al final me quedé con dos gorros en vez de uno.

-¿Qué implica aceptar esta nueva función que muchos dicen es un “fierro caliente”?

-Hice algunas consultas antes de aceptar que se planteara mi nombre. Esto a nivel familiar y también laboral, pues sigo activo en la Facultad de Ciencias, porque aunque estoy jubilado participo de actividades docentes y mantengo mi viejo equipo de investigación, y también estoy trabajando con gente del Instituto Pasteur. En lo personal pienso que estoy en una etapa ya para retirarme, pero claro, para un viejo militante como yo es un honor.

-¿Cómo conspira con la necesidad de renovación del FA que hayan elegido para el máximo cargo a un dirigente de 72 años y hombre?

-Yo esto lo hablé cuando asumí. Entendí que era el momento de la despedida de (Javier) Miranda, por eso no hice un gran discurso. Como veterano militante frenteamplista, habiendo desempeñando ya diferentes actividades, creo que esta no es la mejor señal de cambio para una transición. Yo no soy la transición. En el mejor de los casos puedo ayudar a una transición, en la que no solo se deben cambiar autoridades, sino proyectarse hacia el futuro. El FA tiene que terminar de digerir un proceso de derrota que no fue solo electoral, sino también política y cultural. Hubo un proceso de desgaste, fueron años de gobierno (...) Hoy, el desafío es mirar para adelante y definir la agenda nacional. Esto tiene que ser acompañado por proyecciones y perspectivas distintas. El tema género está en el corazón; la renovación, los jóvenes y el medioambiente, también.

-¿Daniel Martínez fue buen candidato?

-Era mi candidato. Era nuestro candidato. Lo que pienso, y lo reitero es que después de 15 años de gobierno era mucho tiempo. Tomemos un ejemplo. Si uno piensa en (José) Batlle y Ordóñez, fueron cuatro años, luego vino (Claudio) Williman, y después Batlle y Ordóñez otra vez. Fueron 12 años máximo, considerando el intermedio de Williman, hasta que viene un cambio de timón fuerte. Fueron 12 años que marcaron el país, que terminan en cambios incluso en la fuerza política que había impulsado esos cambios. Es que 12 años fue mucho tiempo.

-¿Quince años fueron demasiados?

-No digo que fueron demasiados, pero sí que es mucho tiempo. Y que eso trae consigo desgastes. Empieza a haber una población joven que solo conoce una alternativa. También hay un tema de exigencias de llegar más lejos, de levantar la mirada. Así se van sumando una serie de aspectos que tienen que ver con la propuesta, con elementos que siguen inercialmente, y que deberían ir más lejos.

-¿Puede haber pecado de soberbia el FA?

-Es la palabra. Esa es la palabra. Pero yo creo que eso no es un pecado del FA. Eso está en la Biblia, es uno de los siete pecados capitales. Dante, de quien ahora se cumplen 700 años de nacimiento, lo puso en el purgatorio. Así que admite que se puede salir, lo cual es interesante, porque es algo que tiene que ver con la propia naturaleza humana. Hay que acercarse a la gente. (Tabaré) Vázquez hablaba de un gobierno de cercanía. Yo creo que la lejanía fue parte del paquete. Pero estos son problemas humanos, de todas y todos.

Ricardo Ehrlich, coordinador del Frente Amplio, en entrevista con El País. Foto: Estefanía Leal
Ricardo Ehrlich, coordinador del Frente Amplio, en entrevista con El País. Foto: Estefanía Leal

-¿También hubo errores de gestión del FA?

-Claro que los hubo. Hubo muchos errores, pero hubo muchísimos más aciertos. ¿Qué grandes errores cometió Batlle y Ordóñez? Es difícil contestar eso, porque la historia termina rescatando lo bueno. La única manera de no tener errores es no hacer nada.

-¿Cómo hará el FA para convencer a la gente de votar el referéndum contra la LUC?

-Hay que considerar esto como una instancia mayor de la vida democrática, y lo segundo es presentar de forma clara las razones. Y lo cierto es que define el rumbo por muchos años.

-¿Qué se juega el FA con este referéndum?

-Le podría responder qué se juega el país...

-Algunos creen que es un plebiscito a favor o en contra del gobierno. ¿Coincide?

-Es inevitable pensar eso en una instancia de este tipo y el resultado va a afectar, ya sea a la coalición de gobierno o a la fuerza de izquierda. Es inevitable y hay que asumirlo.

-¿Estuvo de acuerdo con la estrategia de juntar firmas para la derogación?

-Creo que la forma en que se instaló fue una ley ómnibus con una enormidad de artículos de temas muy diversos que muy rápidamente borraba, cambiaba los rumbos y las grandes áreas de la vida del país. Es una señal política clara de un cambio de rumbo mayor y eso requiere un apoyo ciudadano. El número de firmas es una señal que debe ser escuchada. Si soy gobernante no importa el número de voces. Me parece importante escuchar a las voces de todo el país. El que pierda deberá reflexionar sobre el rumbo. Si el que pierde es el gobierno, el rumbo del gobierno; y si son las fuerzas populares y la oposición, deberán decir: “No hemos sabido convencer, nuestras propuestas no son claras y no hemos trabajando adecuadamente al lado de la gente”.

-¿Hay un revisionismo de parte del gobierno?

-Es una forma suave de llamarlo. Claramente se está terminando con una serie de avances que se lograron por el FA. Es un cambio de rumbo muy marcado.

-El presidente les dijo a los intendentes del FA que no se reunía con Javier Miranda porque no tenía una buena relación. ¿Considera que usted puede cambiar ese vínculo?

-Conozco a Javier Miranda muy bien y es una persona de diálogo, calma; una persona que no es agresiva ni impulsiva. Y lo que he visto y lo he seguido por la prensa es que se ha ido construyendo una imagen de alguien que no dialoga, de alguien soberbio, de alguien cerrado y que no es el Miranda que yo conozco. Habiendo dicho eso en total defensa de Javier Miranda, también quiero decir que se ha mencionado la palabra diálogo muchas veces, pero para el diálogo se necesitan dos partes, dos partes que tengan la paciencia de escucharse.

-¿Tiene relación con Lacalle?

-Tengo una relación muy cordial. Lo conozco y he tenido oportunidades diversas de estar cerca de él y de su equipo.

-¿Lo considera un hombre dispuesto al diálogo?

-Es mi presidente, espero que mi presidente sea el mejor presidente posible para los uruguayos y eso implica escuchar.

Finanzas: “Estoy en una institución muy austera”

-¿Cómo están hoy las finanzas del FA?

-Tengo que ver con mis ojos y sentarme a analizar. El rol de la transición no es solo aquí adentro y la fuerza política, como cualquier fuerza política, se nutre de las contribuciones y de los aportes de la militancia y de los cuadros de gobierno. Ahí hubo un cambio importante, porque ya no se está en el gobierno y eso requiere un ajuste a la baja y hay que tomar medidas. Entiendo que Javier Miranda y su equipo han tomado medidas, y por lo que veo me encuentro en una institución muy austera.

-El FA debe decidir si elige a su presidente en internas o en el Congreso. ¿Cuál es su opinión?

-La voy a explicitar en su momento porque hay diferencias, hay matices y hay que lograr una síntesis. Le diría que, en todas las instituciones y en todos los órdenes de la vida, las situaciones de mayor participación y mayor democracia son las acertadas. Pero estoy hablando y esta es mi mirada desde afuera; no puedo anticipar qué se resuelve cuando sé que hay sectores que tienen ideas distintas.

-¿Cómo vio los reclamos de las mujeres por paridad en el Plenario?

-Mi respuesta, y la di en el Plenario, no se trata de un tema aritmético o de agenda de género. Es más que eso. Es un tema de perspectiva de proyecto político y son reclamos y posturas que permiten un cambio en la vida misma.

-¿Es feminista?

-Me parece que lo que acabo de decir lo define. Comparto la bandera levantada.

“El FA tendría que haber asumido antes la pandemia”
Ricardo Ehrlich, coordinador del Frente Amplio, en entrevista con El País. Foto: Estefanía Leal

-Durante la pandemia, el FA pidió medidas más fuertes en materia sanitaria, y también económicas. ¿Se va a continuar por el mismo camino?

-Lo que tenemos que ver ahora es cómo se va revirtiendo esta situación. Va a haber impactos que tienen que ver con el costo de vida de las familias, y lo laboral será cada vez más complejo. Estos son escenarios posibles en los que una fuerza política, y más si se trata de la mayor del país, con las responsabilidades que tiene como oposición, tiene que atender.

-Desde el oficialismo señalan que la oposición siempre se está mostrando en contra de todo lo que se hace…

-Obviamente con el lugar que yo ocupaba como técnico esto lo abordé desde un punto de vista más profesional que político. Colaboré con el doctor Tabaré Vázquez en un informe que se publicó el año pasado, cuando comenzó todo esto. Lo que entendimos fue que había medidas precautorias y otras que podían adoptarse para mitigar el impacto. Eso fue detallado en su momento, discutido, valorado y desechado por las autoridades.

-¿Usted cree que hubo muertes evitables?

-Me parece que ese tema está saldado en la opinión pública. En salud pública las medidas exitosas no tienen rédito político. Porque cuando no pasa nada no se sabe si no iba a pasar, o no pasa nada porque se tomaron las medidas. La primera obligación es prevenir, evitar, tomar los recaudos necesarios para estar seguro de que se está en las mejores condiciones para disminuir el impacto, la mortalidad. Tenemos que asumir que hemos batido récords en el impacto del coronavirus, que han fallecido cantidad de habitantes.

-Lo que viene sucediendo es que el FA critica, el gobierno dice que le ponen palos en la rueda, y las encuestas luego dan que el presidente tiene una alta popularidad…

-Nos enojamos mucho más de lo que nos informamos, y por la rapidez de los cambios culturales en la vida cotidiana, y por la forma de enterarnos, se construyen respuestas primeras que no son adecuadas. La polarización, decir que esto es contra esto, ya es una forma de simplificar lo que sucede. Creo que grandes asociaciones científicas y médicas también se pronunciaron tempranamente y después quedaron como clichés, a ver qué dijeron o qué dejaron de decir, polarizando, cuando en realidad lo que debieron haber hecho era escucharlas.

-Pedían la cuarentena obligatoria…

-Sí, pero ahí no se discutió bien. Fue simplificado el tema. Y hay que tener en cuenta que al principio hubo una respuesta de la población espontánea para que la reducción de la circulación fuera importante.

-¿El FA tiene que hacer una autocrítica por cómo se manejó en la pandemia?

-Si yo tuviera que participar de una autocrítica, lo que diría es que el FA lo tenía que haber asumido más tempranamente el tema de la pandemia, como lo planteó el doctor Vázquez. Lo que pasa es que también fuimos prisioneros del éxito de las primeras etapas. La mortalidad era muy bajita, pero después llegó un momento en que el número de fallecidos empezó a crecer y crecer. Nos fuimos como anestesiando en este sentido.

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