Salieron de Guyana, pasaron por Brasil y llegaron a Uruguay para ser víctimas de trata en Guichón

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227 son las trabajadoras sexuales inscriptas en el Ministerio del Interior. Foto: F. Ponzetto

PAYSANDÚ

Algunas víctimas "debieron cruzar caminando Brasil demorando muchos días en llegar a nuestro país", de acuerdo a la solicitud de formalización.

Fueron imputados este viernes dos mujeres y un hombre en el marco de la investigación a una whiskería en Guichón. Dos fueron como presuntos autores y uno como coautor de un delito de trata de personas especialmente agravado por haber puesto en peligro la salud y la integridad física de personas migrantes, según se explica en el pedido de formalización divulgado este viernes.

Las víctimas "hicieron el recorrido Guyana, Brasil, frontera con Uruguay, Montevideo hasta ser captadas por los indagados".Algunas cruzaron a pie Brasil y demoraron "muchos días en llegar a nuestro país", de acuerdo a la solicitud. 

Además, se habla sobre la vulnerabilidad de las victimas. La situación "llega al extremo que las mismas, mayoría extranjeras que tuvieron un largo y penoso recorrido para ingresar solas al país como refugiadas, vía terrestre".

A su vez, agrega que en "algunos casos" se fueron escapando "de la pobreza y estado de necesidad de sus países, dejando sus familiares, incluso sus hijos menores de edad y enfermos en busca de trabajo en nuestro país para poder enviarle dinero para su subsistencia".

En la misma línea, dice que la "vulnerabilidad se hace más visible por el hecho de ser mujeres, extranjeras, solas y que, si bien hablan castellano, y se desempeñaron por cortos periodos en otros trabajos (empresas de limpieza, restaurantes, residenciales, panaderías) con la motivación de conseguir la documentación uruguaya, perdiendo incluso dichos trabajos por no tener documentación, por no conocer palabras, expresiones y modismos de nuestro país y también por la situación de emergencia sanitaria del país".

Por lo tanto, "los indagados conociendo este estado de vulneración de las victimas, se aprovecharon del mismo para explotar su negocio y obtener un provecho económico por la explotación sexual" de estas.

En el pedido de formalización se explica, entre otras cosas, que las víctimas debían "vestirse y arreglarse según las indicaciones de su patrona como ellas mismas la llamaban". Los días sábados eran especiales. Una de las imputadas "se preocupaba de que las victimas estuvieran bien maquilladas, vestidas más lindas y no tan provocativas como otros días".

En seis habitaciones las "victimas ejercían la prostitución", lugar donde también habitaban y compartían. Por lo tanto, tenían que "esperar afuera el tiempo de servicio si la la habitación estaba ocupada".

Además, debían "limpiar todo el negocio, cambiar la colcha que usaban con sus clientes (con todos usaban la misma), tirar los preservativos en el canasto que les indicó la patrona, pudiendo la misma verificar la cantidad de clientes".

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