El próximo jueves el Ministerio del Interior en conjunto con Inefop presentarán los resultados primarios de un convenio para la formación de reclusos en oficios, para darles más herramientas cuando llegue su liberación. Para esto, algunos de ellos brindaron su testimonio y fueron filmados dentro de los centros penitenciarios en los que se encuentran.

Las personas privadas de libertad beneficiadas por este plan son 2.000 de los más de 16.000 que ocupan las cárceles del país. De los 26 centros de reclusión, estas actividades se realizan en 25, dejando por fuera únicamente la Unidad N° 8, Domingo Arena.

Si bien existieron convenios entre el INR y otras instituciones desde el 2013, este comenzó a aplicarse en diciembre de 2023 y tiene una duración de dos años. En este plazo se espera realizar formación en diferentes tipos de habilidades.

Con el objetivo de filmar un video que será presentado el próximo jueves en la exposición de los resultados, personal de Inefop acompañado por El País visitó las Unidades N° 7 -cárcel de Canelones- y N° 5 -cárcel de mujeres en Colón.

Miguel Pérez, de 30 años y oriundo del Cerro de Montevideo, es uno de los 30 reclusos que trabajan en la huerta del Módulo 1 de la cárcel de Canelones. Si bien hay un sector en el que se plantan comestibles, él se dedica a la parte de flores ornamentales, en un grupo con otros 10 reclusos de varias edades.

Privado de su libertad hace más de un año, le queda casi el mismo tiempo para recuperar la libertad y espera que los conocimientos que está adquiriendo trabajando la tierra le sirvan para obtener trabajo en un futuro.

“Fue importante el aprender a convivir con personas que no tienen la misma visión que uno, hay un grupo muy lindo”, destacó. Tanto él como otros reclusos señalaron la necesidad de mantener “la mente ocupada”. “Cualquier problema adentro de la cárcel te come la cabeza”, agregó y concluyó con que buscan formarse para “salir y no reincidir”.

Para poder formar parte de estos talleres, las personas privadas de libertad deben postularse en una bolsa de trabajo, y luego son seleccionados por el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) según su conducta y otras condiciones.

Por su parte, Irma, oriunda de Las Piedras, es una de las 16 participantes del taller de costura que se realiza en la cárcel de mujeres de Colón, que se encuentra habitada por más de 800 reclusas. Se trata de cuatro horas en las que las mujeres privadas de libertad reciben clases teóricas y prácticas para aprender a confeccionar prendas desde cero.

Irma está hace 16 meses en prisión y hace cinco que participa en el curso. Espera cuando salga poder poner un emprendimiento junto con otra compañera.