Redacción El País
La Cámara de Senadores aprobó este miércoles por unanimidad el proyecto de ley de liquidación y cierre de Gas Sayago, el consorcio 80 % propiedad de Ancap y 20 % de UTE que se propuso la construcción de una planta regasificadora que nunca se puso en funcionamiento, pese a que se hicieron inversiones iniciales y a que sigue teniendo costos para el Estado.
Tanto el oficialismo como la oposición acompañaron, pero no por ello la sesión estuvo exenta de discusiones, ya que desde el Partido Nacional el senador Jorge Gandini deslizó que hay “sospechas de corrupción”, mientras que Enrique Rubio, del Frente Amplio (FA), recriminó esas acusaciones. Es que en la Fiscalía, desde el punto de vista penal, el tema se archivó, pero a nivel político aún sobrevuelan suspicacias.
“Venimos hoy a cerrar otra empresa del Estado, a liquidarla, una sociedad anónima 100% propiedad del Estado que nunca funcionó, nunca gasificó ni un metro cúbico, que nos costó inicialmente 213 millones de dólares de pérdidas”, lamentó Gandini, quien aseguró que el plan fue “un error grande” porque “ni siquiera se supo ver las consecuencias que tenía un cambio estructural fundamental que el propio FA había llevado a la práctica” en sus gobiernos, “que era el cambio de la matriz energética”.
“Venimos a liquidar una empresa que el Estado privatizó, pero privatizó en sus sueldos, en los procedimientos para contratar sin transparencia, sin Tribunal de Cuentas”, dijo y agregó que “en las formas era una empresa privada pero se mantuvo en el Estado para las pérdidas y las consecuencias negativas, estas se estatizaron todas”.
Gandini afirmó que “la regasificadora resultó un rotundo fracaso, rodeada de sospechas de corrupción y poca transparencia, y en el mejor de los casos, de notoria negligencia e incompetencia de sus jerarcas”.
En este sentido, dijo que en Uruguay “no había dónde colocar ese gas” que iba a producir porque Argentina, que se presumía inicialmente que sería el principal comprador, se había bajado el negocio, “y Uruguay no lo necesitaba como tal”.
Pero más allá del negocio en sí, cuestionó los gastos que detectó un informe de la consultora PriceWaterhouseCoopers. “Se constatan gastos en cursos de capacitación a favor del personal”, dijo y agregó que “cuatro personas fueron a hacer maestrías y posgrados y en ellos se gastaron 68.447 dólares”. También cuestionó los “25.000 dólares en conceptos de almuerzos, cenas, compras de canastas navideñas, frutos secos, comidas de fin de año”.
“Se daban una vida bárbara esta gente de Gas Sayago. No eran tantos, gastaban mucho, y como le daban de punta con todo esto habían contratado un servicio de gimnasio, para compensar, se ve”, ironizó, y afirmó que eso tenía un costo de “unos 500 dólares mensuales”. “Hasta entradas para las eliminatorias del Mundial se compraron”, cuestionó.
Gandini también criticó que la obra se le haya otorgado a la constructora OAS, la firma brasileña envuelta posteriormente en una trama de corrupción. Tras el resumen, dijo que hubo “irregularidades con apariencia delictiva”.
En respuesta fue el frenteamplista Rubio, quien dijo que en esto “hay dos posibilidades”, es decir, “que uno tome los elementos objetivos que ameritan esta decisión” de liquidación y cierre o generar “un conjunto de suspicacias acerca de un negocio que no funcionó”. En esa línea, dijo que tomar el segundo camino podría llevar a “traer a colación” negocios que se hicieron en administraciones anteriores a las del FA.
En referencia a Gas Sayago y su fracaso, dijo que “esto sucede todo el tiempo” porque “hay cambios de escenario”. “Que hay costos con el diario del lunes cuando hay equivocaciones, hay costos, pero también hay cambios de escenarios”, señaló. Ejemplificó que “hoy hay un cambio de escenario en el mundo porque como consecuencia de la pandemia y la guerra en el año 2022 se hizo el giro más grande que la historia va a registrar en materia de energía” y “por primera vez este año la inversión en energía solar es más importante que la inversión en petróleo”.
Tras ello, dijo que fueron los cambios de escenario los que sentenciaron a Gas Sayago, al anunciar Argentina que no compraría gas a Uruguay, o que debido a la crisis internacional de 2008 y 2009 los precios de los molinos de viento “cayeron brutalmente” y eso permitió avanzar en energías renovables.
Por eso llamó a “no suponer que la gente que dirige esto es tonta o es corrupta salvo que se pruebe”, porque no se trata de “un conjunto de idiotas que toman determinadas decisiones” que, luego de pasados los años, se descubrió que “iban al fracaso”.
El debate continuó con el nacionalista Sergio Botana, que ahondó en las críticas que vertió inicialmente Gandini y dijo que “era imposible” que la regasificadora “fuera de utilidad” porque, ironizó, “venderle gas a la Argentina es como pretender enseñarle básquetbol a los americanos”. “¿A quién se le puede ocurrir pretender abastecer al país que tiene las mayores reservas del mundo?”, cuestionó.
Quien le respondió fue el opositor Alejandro Sánchez, quien recordó que “en el año 2023 Argentina importó gas por la suma de 4.200 millones de dólares”. “La Argentina importa gas, le vende Bolivia y le compra a otra gente más porque no se puede autoabastecer más allá de las reservas que tiene”, agregó.