Tabaré Viera renuncia el lunes al Ministerio de Turismo para afrontar la campaña electoral como precandidato a la Presidencia por el Partido Colorado. Siente que su mayor fortaleza es su estilo de liderazgo, “de mucho respeto a los compañeros, de trabajo en equipo” con técnicos y políticos, el que plasmó en Rivera, donde gobernó de 2000 a el 2010. Hoy es “el único bastión colorado que mantenemos”, destaca, lo que responde a que generó “equipo y sucesión”: Marne Osorio, su sucesor, fue el director general de su gestión, y el actual intendente, Richard Sander, su director de Hacienda. “Mi característica es trabajar en equipo; tengo una forma amable en el trato”, dice.
-¿Cuál es su principal logro como ministro de Turismo?
-El turismo se ha recuperado luego de la crisis provocada por la pandemia, que en el sector fue fatal. Ingresé como ministro en agosto de 2021 en una situación muy compleja y en estos dos años y pico hemos desarrollado políticas públicas en tres ejes: diversificación de la oferta turística, mejora de la calidad de la oferta y promoción. Esto con un estilo que era imprescindible: coordinar con gobiernos departamentales y el sector privado. Hoy podemos exhibir datos que muestran esa recuperación.
-¿Cuáles son esos datos?
-Tenemos datos de 2023 porque el ministerio cierra trimestralmente y el último fue diciembre. Ese año hubo 3.800.000 visitantes, turistas no residentes, y esto sobrepasa con creces el objetivo primario que era llegar a cifras prepandemia, de 2019. El número de visitantes nos demuestra una recuperación importantísima; también el turismo interno, por la diversificación de oferta: hoy todo el Uruguay es un país turístico y en todos los departamentos hay buenos productos. La movilidad el año pasado creció 9%. Y el turismo de cruceros batió el récord de los últimos nueve años con 360.000 pasajeros que bajaron en Montevideo y Punta del Este y dejaron un gasto de US$ 16 millones. Solo una cosa no ha crecido en la misma proporción: el gasto por turista. Eso tiene que ver con la situación argentina.
-¿El principal debe es que hayan naufragado dos proyectos de hotel con casino?
-Sí, esas fueron iniciativas que cuando entré al ministerio ya estaban corriendo y sobre las que no hubo oferentes, tanto para el casino en Rocha como en Paysandú. Vamos a ver qué pasa con la licitación para la venta y construcción del hotel de Carmelo, que es propiedad del Ministerio de Turismo y también es con casino.
-¿Hubo una evaluación desacertada del mercado?
-Hubo una intención de explorar el mercado. No hubo interés en este momento; veremos qué pasa más adelante.
-¿Cuáles deberían ser las prioridades del próximo gobierno?
-Hay que seguir avanzando en la seguridad, porque si bien el presidente (Luis) Lacalle Pou hacía notar indicadores indiscutibles, estadísticos, de delitos que han bajado, tenemos que prevenir, porque así lo muestra la cantidad de homicidios que tenemos. Un flagelo es el narcotráfico. Hay que seguir trabajando en políticas de Estado; no es un tema de gobierno; tampoco lo pudo resolver el gobierno anterior.
-¿Cuál es el camino?
-No hay una sola medida que resuelva el problema de la violencia, que está vinculada esencialmente al narcotráfico. Tiene que haber una batería de medidas, de las que algunas están en marcha y tienen también sus consecuencias, porque combatir no solamente el gran narcotráfico, sino también el micro, las bocas de venta, trae aparejado que hubo un gran aumento de personas privadas de libertad, con toda la problemática que trae la cárcel. La prevención de las adicciones es un capítulo esencial y al que yo le pondría el foco en un próximo gobierno, tanto que propongo crear un sistema nacional de recuperación de adictos. Uruguay tiene un grave problema con las adicciones. Hay muchos esfuerzos aislados y falta mucho desde el Estado. Después, el sistema carcelario se arregla con recursos y no pueden ser todas las cárceles para todo el mundo. Tiene que haber una clasificación de primarios, de reincidentes; los narcotraficantes no tienen que estar junto a otros presos. En cuanto al narcotráfico, podríamos poner a las Fuerzas Armadas a ayudar en las fronteras, que ya lo están haciendo; (pero) no en la calle, que no están para eso. Tienen que tener más recursos tecnológicos. Tenemos que blindar las fronteras.
-Cabildo utiliza las mismas palabras: blindar la frontera.
-Entonces me retracto; cerrar, cuidar.
-¿No le gusta parecerse a Cabildo?
-No.
-¿Por qué?
-Porque tenemos nuestros perfiles; somos diferentes. No me gusta parecerme a Cabildo ni a nadie. Somos el Partido Colorado (PC), un partido con más de 180 años de historia.
-¿Qué diferencia hoy al PC del resto?
-Somos un partido liberal, pero como batllistas creemos en un Estado presente, con tanta libertad como sea posible y tanto Estado como sea necesario.
-Carolina Ache anunció que será precandidata para que el PC tenga un “candidato colorado y no uno rosado” en octubre. ¿Qué responde a esa acusación?
-Me parece que cualquier afiliado o afiliada al PC si desea puede aspirar a ser precandidato. Para eso son las internas. Carolina es libre, como ha sido siempre, de tomar sus decisiones políticas. Yo no me atrevería nunca a acusar a ningún otro candidato de rosado o ponerle ningún adjetivo ofensivo. Somos todos correligionarios de un mismo partido y, aunque con diferencias y matices, nos debemos respeto. Hay un día después del 30 de junio.
-El coordinador de seguridad de Cabildo Abierto, Antonio Romanelli, aseguró que Rivera, por el avance del narcotráfico, va rumbo a ser como la Triple Frontera. ¿Ve que va hacia ahí la película?
-Hoy no, pero hay riesgo. Creo que fue un gran error del Frente Amplio haber hecho una cárcel de alta seguridad en Rivera, cuando todos reclamábamos una cárcel nueva, pero local. Se concretó la construcción de una nueva cárcel para 400 presos y de alta seguridad adonde están mandando privados de libertad vinculados con el narcotráfico; nos están trayendo una población ajena, diferente. Cambió la población carcelaria, pero también sus familias, que se han instalado en algunos barrios de Rivera que han crecido enormemente y traen otra cultura aún dentro del crimen. Hoy tenemos una cárcel otra vez superpoblada, con hacinamiento.
-¿La cárcel de máxima seguridad agravó el problema?
-Agravó el problema de la frontera. Después, la frontera por su permeabilidad tiene inmensos problemas que hay que atender. Igual creo que se está haciendo un inmenso trabajo en coordinación con la Policía brasileña. Están bastante controladas las bandas brasileñas que se habían instalado por allí, pero es una frontera seca.
-Cabildo se presentaba diferente al resto, incontaminado. ¿Con la caída de Irene Moreira del Ministerio de Vivienda quedó demostrado que los vicios alcanzan a todos los partidos?
-Creo que sí. Todos los partidos a esta altura debemos ser conscientes de que la administración pública como cualquier empresa es pasible de errores, de funcionarios infieles. La diferencia está en lo que hace cada partido. En mi partido cada vez que alguien tuvo una inconducta o cometió un delito, fue sancionado, hasta con la expulsión.
-Su antecesor en el ministerio, el diputado Germán Cardoso, renunció tras haberle ocultado algunos expedientes a Luis Lacalle Pou sobre la compra de publicidad oficial. ¿Fue un error o un problema de corrupción, como lo catalogó el entonces director nacional de Turismo, Martín Pérez Banchero?
-Hubo dos investigaciones sobre el tema, una parlamentaria y otra judicial, y ninguna de las dos probó que hubo delito, porque la Justicia archivó; sí creo que hubo errores importantes en la gestión, por aquello viejo como la historia de que la mujer del César no solo debe ser honesta, sino que debe parecerlo. Hubo errores y un problema personal entre dos jerarcas que terminó en ese tipo de denuncias, pero que hoy están zanjadas en cuanto a que hubo dos investigaciones y no se probaron delitos o irregularidades.
-Cardoso hoy apoya su precandidatura. ¿Él es consciente de los errores que cometió?
-El principal error fue cómo se conformó su equipo. Esto lo tiene que evaluar él. (Las que mantuve) fueron conversaciones privadas.
-¿Por qué se opuso a que Julio Luis Sanguinetti fuera su sucesor en el ministerio?
-No es que me haya opuesto. Yo desde un inicio le planteé al doctor Sanguinetti que me parecía que para este último tramo del período de gobierno necesitábamos un candidato con un perfil más bien técnico y sobre todo que estuviera imbuido de la gestión, de los objetivos y del trabajo, y por eso propuse al doctor Eduardo Sanguinetti, porque estuvo como adscripto a mí, como mi asesor, no solo jurídico, sino mi representante en comisiones. Por lo tanto, estamos seguros que habrá continuidad en los objetivos trazados, en el plan anual y en el estilo de trabajo. Sigue el ministerio con el mismo equipo y apenas un cambio en la titularidad. Esa siempre fue mi propuesta: no es en contra de, sino a favor de y por un criterio. No es un tema personal. Lo que pasa que una de las propuestas se hizo pública y se personalizó por unas horas, pero enseguida fue aclarado porque Julio Luis Sanguinetti se encargó de decir que no aceptaba.
-¿Él le dijo a usted que asumiría el ministerio en representación de todo el partido y no solo de Batllistas?
-Sí, que él iba a actuar con imparcialidad y objetividad política, encargándose del ministerio no en forma sectorial, sino representando a todo el partido.
-¿Hoy Julio Luis está dentro de Batllistas?
-No lo sé. Le tiene que preguntar a él.
-Fue muy crítico Gabriel Gurméndez con el manejo del nombre de Julio Luis como posible sucesor suyo al decir que “no se transfiere el poder de padre a hijo”. ¿Cómo lo vio?
-No me gustó. Se apresuró además, porque ni siquiera estaba confirmado, y me sonó a oportunismo político.
-El único edil colorado en Canelones, que integraba la lista de Tabaré Hackenbruch, apoya la precandidatura de Andrés Ojeda. ¿Cuán debilitado queda Batllistas por este tipo de movimientos?
-Son naturales y eran esperables. Vamos a tener una próxima elección diferente: no van a estar los últimos candidatos del partido, que fueron Ernesto Talvi y Julio María Sanguinetti, por lo tanto, se va a barajar y se va a dar de vuelta. Se está reacomodando el partido. Algunos de los miembros de Batllistas decidieron acompañar a otro precandidato, pero estamos recibiendo a gente también de otros sectores, gente joven, de todos los orígenes. Hoy Batllistas está muy fuerte en el inicio de una campaña, que todavía no empezó. Nosotros tenemos marcada mayoría en dos departamentos donde el PC ha venido votando mejor en términos absolutos en las últimas elecciones, Rivera y Salto, y luego tenemos una estructura interesante en los restantes 17 departamentos. Yo tengo experiencia de gobierno de más de 30 años, que marcan un currículum. A veces se discute como si la renovación fuera solo una cuestión de edad. En compensación, quienes tenemos experiencia, tenemos un currículum, que podría ir en nuestra contra, pero en mi caso juega a favor: he sido diputado, senador, presidente de Antel, director de OSE, dos veces intendente, ahora ministro. Y en todos esos desafíos he dejado una huella positiva. En muchos de ellos, como en el ministerio y la intendencia, ingresando con dificultades muy grandes, en situaciones de crisis, por lo tanto puedo decir que conozco al Estado y al Uruguay todo profundamente, y tengo un estilo de trabajo y de liderar que me da un handicap importante. Estoy muy contento.