ANÁLISIS
En la cobertura que el periódico estadounidense hizo de las elecciones, destacó que pese a la poca diferencia de votos entre Lacalle Pou y Martínez "ninguna fuerza política puso en duda el resultado".
El diario estadounidense The New York Times, a través de su corrresponsal en Sudamérica (la brasileña Sylvia Colombo), hizo un análisis de la situación que vive nuestro país tras el triunfo de Luis Lacalle Pou en las últimas elecciones. "No perdamos a este Uruguay", tituló.
"El Uruguay no es un país de extremos. Es una condición inusual en Latinoamérica, una región con múltiples crisis políticas y sociales y tentaciones autoritarias. En marzo, cuando asume el nuevo presidente, resguardar esa tradición de moderación y diálogo debe ser su mayor promesa", señala en su inicio el artículo.
Colombo destacó que tras haber realizado coberturas sobre conflictos políticos y sociales durante 20 años en Chile, Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador y Argentina, se anima a decir que "esa excepcionalidad uruguaya es tan esperanzadora".
"Lacalle Pou deberá escuchar durante su gobierno a la voz anónima del joven que pide no perder esa histórica falta de polarización. Es justo eso lo que ha hecho que el país tenga una transición ejemplar de un gobierno de centroizquierda a uno de centroderecha", justificó.
"Uruguay había estado gobernado durante casi quince años por una centroizquierda moderada, responsable en sus medidas económicas y que nunca se alineó a los proyectos izquierdistas más radicales de América Latina (como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua). En marzo, el país será dirigido por una centroderecha que no necesita hacer grandes reformas ni tiene arrebatos autoritarios (como en Brasil o Guatemala)", agregó.
La periodista de The New York Times también destacó que pese a la poca diferencia de votos entre Lacalle Pou y el candidato oficialista Daniel Martínez "ninguna fuerza política puso en duda el resultado".
"Es que el extremismo aún no tiene espacio en Uruguay porque hay algo crucial que el resto de la región debe tomar como modelo: entre las diferentes fuerzas políticas hay un consenso sobre el valor de la democracia. Los líderes del Frente Amplio ya habían hablado de la importancia de la alternancia en la democracia. Y, durante la campaña, Lacalle Pou prometió no dar marcha atrás en los avances de los derechos civiles", remarcó.
Si bien destacó que el nacionalista Lacalle Pou acordó una alianza con otros cuatro partidos, en la denominada coalición multicolor, ese "no es su principal problema". "Uno de los partidos con los que negoció, Cabildo Abierto, ha estado amenazando la tradición uruguaya de moderación que su gobierno debe defender a toda costa. El líder de este partido es el general retirado Guido Manini Ríos, quien ha empleado un discurso parecido al del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro: habla en términos nacionalistas (considera que los refugiados venezolanos reciben demasiados 'beneficios') y ha prometido reforzar la seguridad y proteger los valores de la familia, por lo que está en contra de la legalización del aborto y la marihuana", destacó.
Colombo hizo hincapié en que Lacalle Pou "tendrá que mantener la armonía de los cinco partidos de su coalición, mantener una buena relación con la oposición y moderar las posturas extremistas de Manini Ríos".
"No será del todo sencillo: Lacalle Pou, quien hasta ahora no había ocupado ningún cargo administrativo importante, se enfrenta a un problema de seguridad que ha inquietado a los votantes. Ha habido un aumento considerable en robos y secuestros y la violencia alcanzó un récord histórico: 11,8 homicidios por cada 100.000 habitantes. Y también su gobierno se encontrará con una economía estancada (se prevé que en 2020 el país crecerá solo un 1,5 por ciento o menos, un porcentaje que contrasta con el promedio anual de crecimiento del 4 por ciento en los últimos quince años)", añadió.