Tomás Berreta presidente, en vísperas del momento de Luis Batlle Berres

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Tomás Berreta (izq.) y Luis Batlle Berres durante un acto de campaña en Colonia, antes de las elecciones de 1946. Foto: Archivo El País

100 AÑOS DE ELECCIONES: 1946

Luis Alberto de Herrera, el candidato más votado, perdió por la ley de lemas.

Las elecciones del 24 de noviembre de 1946 marcaron el regreso del batllismo al poder, con el triunfo de la fórmula Tomás Berreta-Luis Batlle Berres. El nuevo presidente fallecería apenas cinco meses después de ocupar el cargo, por lo cual asumió Batlle Berres, cuya carismática personalidad dominaría durante largo tiempo la política nacional.

Berreta era el primer político de origen humilde que alcanzaba la presidencia en el siglo XX. Fue tropero, agricultor, soldado y escribiente de policía antes de dedicarse a la política. La mayor parte de su carrera la hizo en Canelones, departamento del cual fue intendente. También fue legislador y ministro. Pese a los reiterados triunfos electorales colorados, ningún batllista “genuino” había ocupado la Presidencia desde que Baltasar Brum entregó el cargo a José Serrato en 1923.

Luis Batlle Berres, Luisito como ya se lo llamaba popularmente, era hijo de Luis Batlle y Ordóñez, hermano del líder José Batlle Ordóñez. Huérfano desde niño, fue criado por su tío, quien descubrió pronto sus aptitudes políticas. Esa preferencia, sostienen historiadores, determinó el recelo con el cual César y Lorenzo Batlle Pacheco (hijos de José Batlle y Ordóñez y responsables del diario El Día) miraron siempre a su primo.

Por eso, se sostiene que Batlle Berres pretendió en 1946 postularse a la Intendencia de Montevideo, pero sus primos impidieron esa posibilidad y lo forzaron a ir por la vicepresidencia, supuestamente un cargo con menor notoriedad. Pero justo desde allí accedió a la primera magistratura tras la temprana muerte de Berreta, aquejado de cáncer.

El distanciamiento entre los primos resultó definitivo y tuvo hondas repercusiones en la política partidaria durante casi dos décadas. Luis Batlle, desde su lista 15, se convirtió en el principal líder colorado de la época. En 1948 fundaría su propio diario, Acción, importante medio político junto a su radio, CX10 Ariel. Los Batlle Pacheco contaban con El Día y llevaban adelante la lista 14, con posiciones crecientemente conservadoras.

Pese al triunfo de Berreta, Luis Alberto de Herrera resultó el candidato individualmente más votado en estos comicios, pues la fórmula que integró con Martín Echegoyen recogió 205.923 adhesiones, contra las 185.715 de Berreta-Batlle Berres. Pero la ley de lemas permitió que varias fórmulas acumularan sus votos en el Partido Colorado y dieran el triunfo a esta colectividad. Uno de los postulantes fue el expresidente Alfredo Baldomir, pero quedó lejos del triunfo. En el Partido Nacional, en cambio, las otras fórmulas tuvieron insignificante respaldo. También debe anotarse que el Partido Nacional Independiente, siempre enemistado con Herrera, siguió votando fuera del lema. La derrota del candidato más votado representó una particularidad no inusual de la legislación electoral uruguaya que tuvo su ejemplo más claro en 1971.

Luis Batlle Berres. Foto: Archivo El País
Luis Batlle Berres. Foto: Archivo El País

Las medidas que Luis Batlle llevó adelante, con fuerte presencia estatal en la economía, protección a la industria y amplia legislación social, determinaron que ese período fuera conocido como neobatllismo (o también, con énfasis en su personalidad, batlleberrismo o luisismo).

Luis Batlle Berres al asumir la Presidencia, el 14 de agosto de 1947

Tomás Berreta (izq.) y Luis Batlle Berres durante un acto de campaña en Colonia, antes de las elecciones de 1946. Foto: Archivo El País
“La economía dirigida de gobierno tiene como función principal, en primer término, la custodia y tutela de los grandes intereses económicos de la República y después la tutela en custodia de los intereses de los pequeños, que no tienen otro ayudante, ni otra tutela ni otra vigilancia a su lado, ni más honrada que la del gobierno, siempre dispuesto a colaborar con ellos”.
Las alternativas electorales de la izquierda
Carlos Quijano. Foto: Archivo El País

Las elecciones de 1946 marcaron un importante aumento en la adhesión al Partido Comunista, que con 32.680 votos (5% del electorado) duplicó su votación de 1942 y logró llevar al Senado a su candidata Julia Arévalo, la primera senadora de izquierda de América Latina. Además, obtuvo tres bancas de diputados: Carlos M. Giuria, Antonio Richero y Rodney Arismendi. El papel jugado por la Unión Soviética en la caída del nazismo tuvo su eco en parte de la ciudadanía uruguaya.

El Partido Socialista, que presentó un programa de gobierno titulado “Plan por un nuevo Uruguay”, aunque solo postuló al Parlamento, alcanzó 15.731 sufragios (2,34%), 6.000 más que cuatro años antes.

Diferente fue el caso del Partido Demócrata, cuya lista al Parlamento encabezaba el director de Marcha, Carlos Quijano (foto superior), junto a algunos de sus colaboradores. Pese al prestigio que ya gozaba ese semanario, su lista 808 obtuvo apenas 5.081 votos (0,76%). Quijano, de origen blanco progresista, con militancia en el nacionalismo independiente, se fue alejando del Partido Nacional hasta romper definitivamente en 1958. En 1971 fue uno de los impulsores del Frente Amplio.

Más allá de los avances comunista y socialista, los sectores de izquierda sumados no llegaban al 10% del electorado nacional.

El otro “partido de ideas”, la Unión Cívica del Uruguay, alcanzó 35.154 sufragios (5,4%) detrás de su fórmula Joaquín Secco Illa-Dardo Regules.

Dos proyectos de reforma que fracasaron.

La Constitución de 1942 tenía apenas cuatro años de vida, pero en las elecciones de 1946 se presentaron dos proyectos para reformarla, siguiendo el hábito político de tratar de solucionar los problemas del país a través de cambios en su estructura institucional.

El batllismo y el nacionalismo independiente impulsaron el establecimiento de un Consejo de Estado como organismo colegiado en sustitución de la figura del Presidente de la República. La Unión Cívica y algunos otros sectores de la oposición propusieron la elección del Presidente y el vice en hojas separadas del resto de los candidatos, sin lema partidario.

Ninguna propuesta alcanzó el mínimo de respaldo en las urnas para ser aprobadas: 29,09% la primera, 25,39% la segunda.

Los “arrepentidos” que visitaban los diarios

Una curiosidad de las páginas políticas de los diarios, en aquellos tiempos preelectorales, era la profusión de breves artículos dando cuenta de desconocidos “arrepentidos” que se presentaban a anunciar su cambio de voto. La nota típica indicaba: “Fulano de Tal, de tantos años, se presentó en este diario para anunciar que hasta hoy había votado a los colorados (a los blancos, o a tal o cual sector) pero a partir de ahora lo hará por tal partido (que siempre coincidía con el color político de ese periódico)”. Aparecer en los diarios, como luego en televisión, representaba un sueño de fama para muchos, aunque fuera en el breve espacio de un suelto.

Influencia de Perón en la política uruguaya
Juan Domingo Perón y Eva Perón. Foto: Archivo El País

La situación política en Argentina tuvo profundas repercusiones en el Uruguay de 1946, a partir de la elección de Juan Domingo Perón como presidente del vecino país en las elecciones del 24 de febrero de ese año. Si la irrupción del peronismo originó en Argentina una polarización cuyos ecos permanecen hasta el presente, la situación en Uruguay también mostró dos bandos.

En grandes líneas, mientras Luis Alberto de Herrera y su sector expresaron sus simpatías por Perón, el batllismo se manifestó en contra, aunque también otros sectores, como el nacionalismo independiente e incluso la izquierda miraron con desconfianza al naciente movimiento, al que consideraban autoritario y cercano a los fascismos.

Numerosos herreristas asistieron a la asunción de Perón en junio de aquel año. Su vocero, el diario El Debate, en nombre del antimperialismo, fustigó en particular la participación del embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, en la campaña electoral argentina. Un hecho que originó un célebre eslogan peronista de aquellos días: “Braden o Perón”.

En noviembre de 1946 corrieron rumores sobre la presencia de agentes de Perón en Uruguay antes de las elecciones o la financiación de la campaña herrerista por el líder justicialista.

Como consecuencia de estas posturas, las relaciones entre los dos países se deterioraron. Uruguay acogió a antiperonistas refugiados. Perón, en tanto, obstaculizó el ingreso de argentinos a Uruguay, lo que en particular afectó al turismo.

Resultados de las elecciones de 1946

Presidencia de la República

Partido Colorado

Tomás Berreta-Luis Batlle Berres: 185.715

Rafael Schiaffino-Daniel Castellanos: 85.534

Alfredo Baldomir-J.C. Mussio Fournier: 40.875

Al lema: 372

Total: 310.496 (47,8%)

Partido Nacional

Luis A. de Herrera-Martín Echegoyen: 205.923

Basilio Muñoz-Jacinto Durán: 1.479

Basilio Muñoz-José Fontela: 557

Al lema: 161

Total: 208.120 (32,0%)

Partido Nacional Independiente

Alfredo García Morales-Leonel Aguirre: 62.955 (9,7%)

Unión Cívica del Uruguay

Joaquín Secco Illa-Dardo Regules: 35.154 (5,4%)

Partido Comunista

Pedro Cerutti Crosa-Nicasio Romero: 32.680 (5,0%)

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