La semana que vivió la coalición de gobierno en el Parlamento fue excepcionalmente estresante para sus legisladores e incluso para el Poder Ejecutivo, y dejó a varios dirigentes del oficialismo meditando sobre el verdadero desafío que se le viene a este alianza en 2024, cuando una vez superada la primera vuelta en octubre vuelvan a juntarse y acuerden los términos de la unión -que es necesaria si quieren mantenerse en el poder.
Estos últimos días fueron particularmente intensos porque del lunes al viernes la coalición vivió tres eventos parlamentarios que pusieron contra las cuerdas el relacionamiento ya deteriorado que tienen los socios mayoritarios -el Partido Nacional y el Partido Colorado- con Cabildo Abierto.
Primero fue la sorpresa que dio el partido de Guido Manini Ríos al anunciar que acompañaría un proyecto propuesto por el Frente Amplio para resarcir económicamente a los exfuncionarios de la extinta Casa de Galicia -de mayor costo que la iniciativa planteada por el gobierno-, y que luego fracasó porque la oposición y este partido no alcanzaron el quórum en la Cámara de Representantes; asimismo, y en paralelo, los cabildantes también comunicaron que no acompañarían la reforma propuesta por el Ejecutivo para la Caja de Profesionales -lo cual hizo que fracasara-; y por último estuvo el veto que impuso el presidente Luis Lacalle Pou a tres artículos de la Rendición de Cuentas, uno de los cuales -referido a la inhibición para ejercer la profesión que se proponía a los fiscales penales por un año luego de abandonada su función- molestó a Cabildo Abierto al punto tal que lo hicieron saber de forma explícita.
De hecho, para algunos blancos, y también en filas coloradas, la “jugada” de Cabildo de intentar aprobar la iniciativa de Casa de Galicia fue una simple “respuesta” a ese veto, lo que se sumaría a una larga lista de “extorsiones” que tanto blancos como colorados entienden que los liderados por Manini han buscado en este período de gobierno para imponer sus proyectos.
Claro que del otro lado la visión es absolutamente opuesta, como ya se verá -además de que entienden es un “plus” que enriquece esta alianza-, pero eso no evita que por estos días haya dirigentes blancos y colorados que se estén preguntando hasta dónde están dispuestos a formar equipo con los cabildantes en un eventual segundo gobierno.
“Esta alianza solo se sostiene por el presidente Luis Lacalle Pou”, graficó uno de los consultados, al responder sobre las “heridas” que quedan abiertas de esta semana, y que se suman a las acumuladas en la discusión por la última Rendición de Cuentas; el posicionamiento especialmente crítico de los cabildantes ante las acusaciones de clientelismo cometidas en Salto Grande; la reforma de la seguridad social que llevó a una casi inminente ruptura del bloque, y otros proyectos de ley que generaron sus propios dolores de cabeza por las continuas diferencias entre los socios del oficialismo.
El malestar es “profundo” en la Torre Ejecutiva y el relacionamiento entre Lacalle Pou y Manini casi no existe desde mayo de este año, cuando fue cesada del cargo la ministra Irene Moreira -esposa del general retirado- por entregar viviendas a militantes de su partido de forma discrecional.
“¿Qué garantía supone para nosotros Cabildo Abierto en un próximo período? Tener 16 senadores o 50 diputados con ello no nos asegura nada”, es otra pregunta que se hacen en esta coalición.
“Uno siente que no están esforzándose para que esto perdure”, aseguró otro dirigente.
Y estas interrogantes, estas dudas, empezaron a hacerse presentes en conversaciones entre blancos y colorados, bajo el convencimiento de que “no se puede estar cinco años más siendo extorsionados”.
Ahora, los cabildantes -que también tienen su encono con sus compañeros de ruta- no aceptan que se diga que recurren a la extorsión.
El diputado Álvaro Perrone, por ejemplo, señaló a El País que son ellos los perjudicados por ciertas “actitudes” de sus socios, como la tendencia a “rechazar” sus iniciativas pero al mismo tiempo tomar partes de estas para -pasado un tiempo- presentarlas como “propias”.
“Esto fue lo que pasó recientemente con la Caja de Profesionales”, cuando el gobierno envió una segunda iniciativa que no fue tratada, dijo este diputado, que cuestionó: “Somos coalición cuando tiene que aprobarse lo que el hermano mayor de la coalición quiere que se apruebe, pero cuando Cabildo Abierto presenta proyectos dejamos de ser coalición y nosotros somos extorsivos”. “Pero además -continuó-, si nosotros hubiéramos actuado en la forma extorsiva que ellos dicen, hubiésemos sido mucho más duros en las rendiciones de cuentas o trancado proyectos de ley a cambio de que aprobaran los nuestros”.
En una línea similar razonó el senador Guillermo Domenech, para quien Cabildo -par-tido que él preside- nunca puso “en peligro el equilibrio o la estabilidad política” de la alianza gobernante. “Yo he escuchado voces en el Partido Nacional a favor de la renuncia del ministro Luis Alberto Heber”, puso de ejemplo este senador, al referirse que hay escenarios políticos que, a su criterio, podrían haber explotado a su favor y no lo hicieron.
¿Qué solución tienen estas diferencias de cara a otro proyecto de coalición? Para Perrone es sencillo: “Si hay una nueva coalición, nos tenemos que encerrar y decir: ‘Muchachos, ya nos conocemos...’”.
“Somos proyectos distintos”, dijo Domenech
Guillermo Domenech prefiere enfocarse en un aspecto positivo de esta coalición de partidos que, si bien no se ha fracturado desde que se conformó en 2019, ha tenido un sinfín de conflictos. “Sería muy monótono si pensáramos lo mismo. Creo que esto es algo que nos enriquece, que nos da un plus”, dijo el senador en declaraciones a El País. Las diferencias que han surgido son claras, continuó, porque para él son la “simple manifestación de proyectos políticos distintos”. “Tenemos una visión en varios temas, pero sobre todo en los económicos, que es absolutamente diferente”, explicó, y concluyó: “Ellos defienden el liberalismo económico puro y creen en la inversión del capital extranjero; nosotros defendemos al capital nacional, a las pequeñas empresas y la presencia del Estado para equilibrar algunas situaciones”.
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