Por Joaquín Silva
Fue un mano a mano convocado con “reserva” en la residencia presidencial de Suárez y Reyes, que duró 45 minutos y en el que confrontaron “puntos de vista diferentes” sin que ello condujera a ninguna parte porque dejó “incambiado” el estado de situación de las negociaciones.

Esa, al menos, es la evaluación que hacen por estas horas en Cabildo Abierto sobre la reunión clave que tuvieron el jueves de noche el senador Guido Manini Ríos y el jefe de Estado Luis Lacalle Pou, instancia en la que se esperaba que se acercaran posiciones y se encontrara un camino de salida que permitiera a la coalición de gobierno llegar a un acuerdo sobre la reforma jubilatoria.

No fue -como tampoco podía esperarse- un intercambio “ameno” ni distendido, porque ambos se mantuvieron en sus posiciones: Manini manifestó que los suyos no darían el brazo a torcer al menos en lo medular de los siete puntos que presentó para modificar el texto de la iniciativa; y el presidente respondió que, de conceder las exigencias formuladas, se “afectaba el sistema” previsional, según aseguró el líder de los cabildantes en diálogo con El País.

Tras el encuentro, en el Ejecutivo quedaron a la expectativa de recibir algún mensaje de parte de Manini y lo esperaron hasta la medianoche. Pero nada llegó y lo que ocurrió ayer ya es conocido: como había pedido el senador al presidente, la comisión especial creada en Diputados para analizar el proyecto no propuso que se votara la iniciativa por la sencilla razón de que no estarían los votos para su aprobación y porque los cabildantes tampoco querían hacer “naufragar” la eventual ley en forma prematura. Y se acordó entonces un cuarto intermedio hasta el próximo lunes 10 de abril para -Semana Santa mediante-, ahora sí, decidir la suerte del proyecto

Pero se espera que, antes de eso, haya novedades, porque Manini tiene planificado comunicarse con Lacalle Pou en los primeros tres día de la semana próxima y darle la respuesta definitiva de Cabildo Abierto.

¿Cuáles pueden ser esas novedades? Hay básicamente dos opciones, según dijo: “Una de ellas es que no votamos la reforma porque no se contemplan nuestros puntos”.

La otra, agregó Manini, es que el partido fundado en 2019 aporte sus votos a la iniciativa en general, pero no lo haga con aquellos artículos que hoy están en discusión.

A grandes rasgos, esos polémicos artículos pueden reducirse a dos temas: la habilitación a las AFAPs a invertir sus fondos fuera de fronteras y la cantidad de años tomados en cuenta en la carrera de los trabajadores para hacer el cálculo de las jubilaciones.

Hay, no obstante, un tercer elemento considerado “importante” por Cabildo Abierto que fue integrado en el documento de siete puntos y que el mandatario le comunicó que sí podía incorporarse al articulado. Y aunque sería lo único en lo que en concreto hubo acuerdo entre los dos -y pese a que en realidad se trata de incluir una declaración sin mayor efecto práctico-, para Manini tiene su relevancia porque responde a un compromiso electoral: la explicitación de la intención, a largo plazo, de ir reduciendo la carga del Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS). “Es (algo) meramente declarativo”, dijo al respecto el senador.

Sin embargo, puede haber una tercera alternativa, pues en el Ejecutivo todavía conservan la esperanza de llegar a una “fórmula intermedia” en los artículos que mantienen hoy la principal brecha generada en esta alianza oficialista en los más de tres años de este gobierno, y que ha llevado a varios nacionalistas y colorados a pensar que están frente a una crisis que tiene en riesgo la continuidad del bloque político.

“Seguimos analizando las propuestas”, dijo a El País un integrante del gobierno.

Porque pese al “límite” que, entienden en el oficialismo, le impuso Lacalle Pou al líder de Cabildo Abierto, se entiende que las horas que correrán durante este fin de semana pueden llevar a una nueva “contrapropuesta” de parte de Manini.

De hecho, de acuerdo a fuentes oficiales consultadas por El País, sobre los dos puntos todavía en discordia -el relativo a las AFAP y el del cálculo jubilatorio- hay uno sobre el que se entiende todavía puede llegarse a un acuerdo: el segundo, aquel que tiene a Cabildo exigiendo bajar a 20 años -cuando hasta hace pocos días Manini pedía que fueran 15-, y al gobierno intransigente con el piso de los 25.

Se cree que el acuerdo es posible porque hubo un planteo de parte del gobierno que tiene dos partes. Por un lado, se propone “mantener” los 25 mejores años para el cálculo jubilatorio en los casos en que por el régimen vigente hoy se toman los 20 mejores años -que serían los cotizantes del Banco de Previsión Social, y las cajas Bancaria y Notarial-. Y, por el otro, tal como indicaron a El País, se plantea contemplar la realidad de los policías y militares, quienes hoy no cuentan con está fórmula de cálculo, y establecer para esta población “inicialmente los 20 mejores años y agregar un año por año a partir de 2033, hasta llegar a los 25”.

De manera que se espera una reflexión sobre esta propuesta, si bien Manini ya dijo a El País que “más de 20 no es de recibo” en ningún caso.

Las diferencias suscitadas por todo este tema, que no es para nada menor -pues está en juego el principal buque insignia de Lacalle Pou- han generado las rispideces internas tal vez más agudas de la breve historia de la coalición, y los cruces mediáticos que ha habido en las últimas horas de alguna manera lo revelan.

El propio Manini por ejemplo, en declaraciones ayer a Radiomundo, mostró su disgusto con la falta de celeridad que han tenido hasta el momento las iniciativas que son prioritarias para Cabildo Abierto. De hecho, ese es un asunto sensible, porque para blancos y colorados está más que claro que parte de las negociaciones por la reforma previsional pasan por dar trámite a algunos proyectos polémicos, como el que propone otorgar prisión domiciliaria a los reclusos mayores de 65 años, aunque los cabildantes lo niegan.

Como sea, según dijo Manini, hay muchos proyectos de su partido que han sido “cajoneados” durante “meses y meses” y que luego son sustituidos por otros planteos, lo cual enrarece la convivencia.

“Si a usted todos los días lo están ninguneando o, peor todavía, lo ignoran y a los seis meses lo que planteó lo desempolvan y lo aprueban como un proyecto aparte, como propuesto por otro, eso va generando un ambiente que… que no es el mejor”, concluyó.