La del próximo 24 de noviembre será una definiciónelectoral abierta, que se resolverá por un puñado de votos a favor de cualquiera de las dos fórmulas, en un escenario de "incertidumbre" en el que no existe la "bala de plata" para ninguno de los bloques.
Ese escenario es el que ve el sociólogo Agustín Canzani, coordinador del grupo de análisis de opinión pública que asesora al Frente Amplio (FA), de cara al balotaje. En diálogo con El País agregó que serán varios los uruguayos que decidirán su voto en los días previos a la elección.
El resultado del 27 de octubre, según Canzani, colocó a Yamandú Orsi con ventaja por sobre Álvaro Delgado. Las razones para afirmar ésto, pese a que la coalición oficialista unida alcanzó un 47% del electorado son el piso de 44% logrado por el FA en octubre y la "tradicional fidelidad" de su electorado de base, lo que lo "acerca bastante" al porcentaje necesario para ganar.
En su opinión, Orsi podría exhibir su "mayor capacidad de lograr gobernabilidad", haciendo valer una mayoría en el Senado que, de por sí, le asegura un rol fundamental en un futuro gobierno.
Parte del razonamiento de Canzani está incluido en un análisis que el sociólogo acaba de publicar en la revista política internacional Nueva Sociedad, de la Fundación Fundación Friedrich Ebert (FES). Allí indicó que Orsi buscará ahora el respaldo de los votantes de partidos menores, de "inconformistas asociados a los votos blanco y nulo" y, fundamentalmente, fomentar el traspaso de votos desde los partidos del oficialismo que no apoyaron a Delgado. También, dijo, lo favorece el hecho de que el FA siempre creció más que sus adversarios en balotajes anteriores.
Delgado, según el sociólogo frentista. se afirmará en mostrar la suma de votos de la coalición como señal de apoyo mayoritario, y a la propia coalición como un "partido en los hechos". Su esfuerzo mayor, afirmó, deberá estar en evitar fugas desde ese electorado hacia el FA, algo común en los balotajes y que en 2019 "casi puso en cuestión" la victoria de Luis Lacalle Pou.
Para Canzani, en este escenario de estrechas diferencias el debate que se llevará a cabo entre ambos el próximo 17 de noviembre podría transformarse en una "instancia decisiva".
"Ahora mismo, la moneda está en el aire", aseguró al reafirmar que, como pocas veces en la historia, el balotaje muestra una dosis importante de incertidumbre.
Canzani remarcó el hecho de que si gana Orsi el FA deberá llevar adelante por primera vez un gobierno sin mayoría parlamentaria, lo que supondrá un desafío a su capacidad de negociación. Si gana Delgado, apuntó, la gobernabilidad parece bastante más compleja, ya que no solo deberá articular internamente en la coalición, sino que también deberá convencer a Identidad Soberana - con dos dos diputados - y buscar entendimientos con la coalición de izquierda, cuya bancada ha actuado siempre de manera casi monolítica.
Campaña peculiar
En una futura legislatura en la que ninguno de los dos bloques mayoritarios tendrá mayoría completa propia, Canzani diijo que la aprobación de leyes a partir de 2025 requerirá una "aritmética compleja", aunque el FA será el más cercano a imponerse. La mayoría en el Senado, indicó, resultará estratégica ya que sin ella gobernar podría ser muy díficil. Como ejemplo planteó que un gobierno de Delgado, sin el apoyo del FA, no podría designar nuevos directores empresas públicas o aprobar venias o ascensos.
Canzani habló de una "campaña peculiar" en la que la coalición de izquierda fue perdiendo paulatinamente la ventaja con la que había contado luego de las elecciones internas de junio. Según indicó, el FA desarrolló una campaña cautelosa en la que "buscó minimizar riesgos" evitando, por ejemplo, que Orsi enfrentar a los cuatro candidatos del oficialismo en forma conjunta. En la recta final hacia octubre, dijo, la movilización de votantes frenteamplistas sugería un crecimiento que, finalmente, no se concretó.
Una campaña del FA que, apuntó, se vio complicada por el plebiscito de reforma de la seguridad social, en el que la fuerza opositora resolvió la libertad de acción ante la falta de acuerdo interno. Eso hizo, indicó, que algunos sectores que apoyaban la propuesta enfocaran en ese tema buena parte de sus baterias, dejando además en una "posición incómoda" a Orsi y a Carolina Cosse, que se habían expresado en contra de la iniciativa.