El tránsito de Montevideo ya se parece a otras metrópolis del mundo en algunas franjas horarias. A las 8 y las 9 de la mañana y entre las 17:30 y las 19:00 horas, el tráfico enlentece las principales avenidas de la capital con embotellamientos que empeoran cuando se registran accidentes de tránsito.

Según datos del Sistema Único de Cobro de Ingresos Vehiculares (Sucive) de 2023 a los que accedió El País, por las calles montevideanas se desplazaron alrededor de 660 mil vehículos de los 2,8 millones unidades del parque automotor de Uruguay.

En el país hay unos 300 mil autos de modelos anteriores a 1990, de los cuales un 40% (120 mil) circulan por Montevideo. Esos autos son conocidos en la jerga popular como “cachilos”, porque la mayoría de ellos están mal de frenos, luces, chapa, amortiguadores, pintura, motor y electricidad.

Una queja de los taxistas, que se pierde en los albores de los tiempos, es que los “cachilos” llenan las calles de Montevideo cada vez que llueve intensificando el riesgo en un tránsito ya congestionado.

Cada año, salen del parque automotor unos 70 mil autos por desafectación, mientras que la cantidad de cero kilómetro que ingresan anualmente son unas 50 mil unidades.

Según informó a El País el secretario del Congreso de Intendentes y coordinador del Sucive, César García Acosta, “hay que tener en cuenta” que los montos de las patentes de los vehículos que se van son al menos tres veces menores que las de los que ingresan.

“El componente crítico de la morosidad está en los modelos anteriores a 1990. Es del orden del 50% (de los autos). Los vehículos con 30 años o más de existencia deberían chatarrizarse”, afirmó García Acosta.

Distinta es la situación de los dueños de los autos nuevos. Las estadísticas del Sucive revelan que los dueños de los autos modernos tienen una menor morosidad que los propietarios de vehículos viejos.

Los datos señalan que para los modelos posteriores a 2012 -considerados nuevos-, el promedio del incumplimiento de pagos de la patente de rodados es del 8% y crece desde hace tres años a razón de un 1% anual.

El coordinador del Sucive dijo que hace un mes se reunió con directivos de la Asociación de Concesionarios de Marcas de Automóviles (Ascoma) y de la Asociación del Comercio Automotor del Uruguay (ACAU) y les propuso trabajar en un proyecto conjunto, al que se incorporaría a la banca pública con el fin de obtener tasas benévolas para quienes recambien vehículos antiguos en las automotoras. Agregó que los dueños podrán entregar sus autos viejos a cambio de un “voucher” que les servirá para adquirir rodados más nuevos en condiciones bancarias favorables.

Según García Acosta, el plan propuesto movería todo el sistema vehicular y a las intendencias les permitiría recaudar mejor su tributo de patente que mirado en números fríos sería equivalente más o menos a un punto del Producto Interno Bruto (PIB).

Explicó que, además de esta iniciativa, se trabaja con otros proyectos que buscan mejorar las condiciones del parque automotor. Uno de ellos apunta a la seguridad y se trata de la instalación de una matrícula digital que sería la adopción del TAG instalado para los peajes relacionado con las chapas físicas.

Si no hay coincidencia entre el TAG y las matrículas se constata una irregularidad y si no se tiene el TAG también surge una anomalía, lo que “permitirá disminuir” la clonación de matrículas.

En tanto, fuentes policiales indicaron a El País que bandas se especializan en robos de autos con distintos objetivos. Uno de ellos es “clonarlos” y venderlos en redes sociales a un precio menor al de plaza, pero que les repercute en importantes ganancias económicas. Otro de los destinos que tienen es utilizarlos para cometer otros delitos como rapiñas y tráfico de drogas. O una tercera alternativa es su hurto para luego desguazarlos y comercializar sus partes en el mercado negro.

Foto: Estefanía Leal