Redacción El País
Laselecciones presidenciales en Venezuela generaron repercusión en todo el mundo, y Uruguay no fue la excepción. Un grupo de venezolanos se manifestó durante los comicios del pasado domingo en contra del régimen de Nicolás Maduro, y también lo hizo el día después para mostrar su rechazo y desconfianza con los resultados.

"No hay forma de justificar los resultados", dijo a El País Gustavo Becerra, vocero del comando de los opositores María Corina Machado y Edmundo González en Uruguay, mientras que un grupo de venezolanos cantaba de fondo "libertad, libertad".

Desde el comando están "convencidos" de que el 70% de los votos de los venezolanos fueron a favor de González, y desconfían "totalmente" de los números brindados por el Consejo Nacional Electoral venezolano.

"Nos pusieron filtros excesivos para que no votemos", aseguró Becerra y explicó que uno de ellos fue tener residencia legal por cinco años, "cuando para tener residencia en Uruguay hacen falta solo tres".

En Uruguay votaron 137 de los 416 habilitados en el padrón. La tendencia de voto estuvo ampliamente decantada hacia Edmundo González, según los datos aportados por el comando a El País. El porcentaje habría sido de 83% a favor de González y 16% para Maduro —los restantes habrían votado a Antonio Ecarri.

Al ser consultado sobre el comunicado del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, en el que celebraban la proclamación de Maduro, Becerra dijo a El País que "hay que tener cuidado con los que apoyan el régimen porque se están retratando".

Desde el comando señalaron una "notoria diferencia" entre la instancia de votación que se desarrolló en su país y la de Uruguay. "Aquí fue todo muy tranquilo", manifestó Becerra aunque aseguró que en Venezuela ocurrieron episodios de violencia.

"Solo saben usar el amedrentamiento y las armas", dijo a Gianni, una de las mujeres venezolanas que se manifestó frente a la embajada de Venezuela el día después de las elecciones. "Esto dejó demostrado que ya no hay chavismo en las calles", agregó.

Diego Cabrita, abogado venezolano que reside en Uruguay desde 2016, denunció secuestros de activistas contrarios a Maduro, así como la judicialización de personas "para no permitirles votar". "Consta la existencia de más de 350 personas que se encuentran desaparecidas por este motivo", agregó.

Al ser consultado sobre si existía la esperanza de que el escenario fuera distinto al que se terminó presentando, Diego dijo que si bien estaba "esperanzado en la ruta democrática", nunca tuvo confianza.

Foto: Darwin Borrelli/El País

Diego llegó a Uruguay en enero de 2016, luego de haber sido secuestrado en dos oportunidades dos meses atrás. "No iba a esperar a un tercer secuestro o convertirme en un número dentro de las cifras de violencia", dijo a El País sobre por qué decidió emprender viaje hacia Uruguay.

Al instalarse estudió una maestría y luego decidió quedarse. Actualmente se encuentra trabajando en conjunto con organizaciones que tienen como objetivo la asistencia y protección de víctimas de trata de personas.

Katalina arribó a Montevideo en abril de 2018. Debido a que "los sueldos no alcanzaban para nada" comenzó a enviar su currículum a empresas de otros países donde pudiera ejercer su profesión de bióloga. Así llegó a Uruguay, sola, sin conocer a nadie y pocos días antes de una entrevista de trabajo.

Luego de varios meses, el 24 de diciembre llegaron sus dos hijos junto con su esposo. Este último, dejando incluso un importante trabajo en Venezuela para poder trasladar su familia a Uruguay debido a la situación del país. "No quería que lleguen y no poder ofrecerles nada acá", dijo Katalina a El País haciendo referencia a por qué llegaron meses más tarde.

Luis, de 74 años, llegó hace seis meses a Uruguay y se muestra "muy agradecido" con las tierras que lo recibieron. Esto es porque previamente había pasado cuatro años en Colombia, luego de escapar de Venezuela debido a que la situación era "insostenible". "Los trabajadores cobran entre tres y siete dólares al mes, así no se puede vivir", dijo en diálogo con El País.

Todavía tiene a su hija allí, y remarcó que "la dictadura salvaje de Maduro no solo está destruyendo al país, sino que también a las familias".