PROYECTOS
De aprobarse en la ley de urgente consideración, uno de los principales desafíos de Mevir en este período será expandir su capacidad de acción a todas las zonas urbanas.
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El trabajo del Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre en el medio Rural (Mevir) es el social, dice Juan Pablo Delgado, actual presidente de la institución, y añade que el mérito se refleja en el prestigio de la institución. El pasado 17 de mayo se celebró el Día de la Vivienda Rural y se cumplieron 53 años de la fundación, impulsada por Alberto Gallinal bajo el lema: “Poder ver llover de adentro sin mojarse”.
Hoy “Mevir es muy respetada por toda la sociedad y queremos cuidar eso que se ha logrado en estas cinco décadas de trabajo”, indica el presidente. Delgado, arquitecto que antes se desempeñaba en la Intendencia de Canelones, asumió el pasado 31 de marzo, tras un mes en el que la institución estuvo sin autoridades a causa de la emergencia sanitaria.
Entre los planes que trae la nueva administración está responder a los reclamos de viviendas vacías de Mevir. Bajo el marco de la institución hay más de 30.000 viviendas en más de 300 localidades, por lo que se está trabajando en un sistema de monitoreo y de facilidad de denuncia.
“Pretendemos una política de recuperación rápida, puesta a punto y readjudicación. Para el caso de aquellos que hayan pagado la totalidad de las cuotas, estamos trabajando en una política de recompra. También queremos aprovechar otras viviendas vacías de las ciudades, no solo de Mevir”, explica. Por otro lado, estudian implementar materiales más modernos y nuevos sistemas constructivos que acorten el tiempo de obra, manteniendo la calidad de la vivienda.
Área urbana
De aprobarse en la ley de urgente consideración, uno de los principales desafíos de Mevir en este período será expandir su capacidad de acción a todas las zonas urbanas. Hasta ahora abarca la ruralidad y ciudades de hasta 5.000 habitantes.
Delgado está a favor de la iniciativa. Sostiene, además, que Uruguay ha dado un paso muy grande respecto al concepto inicial de Mevir de erradicar la vivienda insalubre en la ruralidad. Que si bien hay focos donde todavía hay que mejorar la situación, ya se están atendiendo esos casos. “El asentamiento rural ha sido prácticamente erradicado. Por eso nos hemos centrado más en las ciudades pequeñas. Y, bueno, si la ley así lo habilita creo que estamos en condiciones de prestar atención a algunas situaciones urbanas de escala mediana”.
Hoy Mevir cubre un 16% de la población uruguaya. “Si fuésemos a ciudades del interior de hasta 30 mil habitantes, pasaríamos a un 38% de la población. Por lo que, si se aprueba, deberemos ver paso a paso y coordinado con el Ministerio de Vivienda. Pero lo importante es tener la herramienta y Mevir, con el trabajo que hacen sus funcionarios, ya ha actuado en el ámbito urbano, demostrando que puede brindar soluciones rápidas en situaciones así”, dice Delgado y se refiere a la situación de emergencia que vivió la ciudad de Dolores en Soriano, tras el tornado en 2016.
Respecto al presupuesto, el arquitecto sostiene que, de extenderse el ámbito de actuación, deberá haber uno adicional. Así no se verá afectado el objetivo tradicional.
“Y es muy importante, porque la idea de Mevir es construir donde la gente trabaja y vive, no trasladarla de un lugar a otro, respetar el arraigo, los vínculos de familia y amigos. Mevir ayudó también a que la familia se quede en el ámbito rural, en los pueblos”, concluye.
Las medias adicionales que trajo la pandemia
Las primeras medidas de la nueva administración buscaron amortiguar los efectos de la pandemia. Se habilitó a los participantes que vieron reducidos sus ingresos por la emergencia sanitaria a solicitar un pago parcial de la cuota por seis o 12 meses. “La diferencia es un colgamento para el final”, explica el presidente Juan Pablo Delgado. Tampoco hay sanción para quienes se retrasaron en abril y mayo. “Incentivamos a que cada uno presentara su situación para estudiar”, dice Delgado. Medidas similares se replicaron a las unidades productivas.
Hoy están abiertos dos llamados, en Río Negro y Durazno. Los requisitos son mayoría de edad, que los ingresos del núcleo no superen las 60 UR, residir en la zona desde hace tres años y disposición para generar horas de trabajo en la vivienda propia y colectiva.