Redacción El País
Se lo esperaba para las 13.30, pero finalmente Andrés Ojeda llegó a la Escuela 81 de Punta Gorda, donde le tocaba votar, sobre las 13.45. Sin ningún distintivo rojo en alusión al Partido Colorado, el precandidato dijo que le costó llegar al lugar por el cariño de la gente. "Hicimos la cuadra más larga del mundo", declaró.

Entre saludos y selfies con quienes lo cruzaron en el lugar, Ojeda contó que en las últimas horas se dedicó a "pasar raya" y evocó el momento en el que resolvió que iba a participar de esta carrera electoral. "Yo no soy tan exitista, me gusta ver las cosas resueltas antes de cantar victoria", dijo cuando uno de los periodistas le mencionó que era el favorito para ganar la interna.

El abogado de 40 años también dijo que las elecciones internas deberían ser obligatorias, y que la fórmula colorada dependerá de los resultados de hoy.

Luego del intercambio con la prensa, en el que contó que acababa de recibir un llamado de Julio María Sanguinetti, el precandidato del Partido Colorado sufragó ya sobre las 14.00 en el circuito 858 de la calle San Nicolás 1296. Estuvo acompañado de su madre, su hermana y sus sobrinos, y bromeó con el "piquete" que le hizo el niño ya que Ojeda decidió darle el sobre a la niña.

"Voy a tener que votar dos veces para solucionar esto", comentó. Después expresó: "No puedo parar de sonreír, todo el día. Es inevitable. Uno le pasa raya al esfuerzo y toda esta barra que ven acá atrás ha dejado el alma. No tengo más que palabras de agradecimiento. Tenemos 4.500 candidatos en todo el país de un sector que nació en noviembre. Tenemos que estar orgullosos del camino caminado".

Ojeda había comenzado el día en solitario, en su apartamento del barrio Buceo, donde se preparó un desayuno con huevos revueltos, mate, café, té y jugo de naranja, ante la atenta mirada de un periodista de El País.

Luego visitó el local de la diputada Elsa Capillera, en Blandengues y General Flores, hasta donde se acercó una mujer a saludarlo. Le contó que el día anterior estaba en una peluquería en la que todas las clientas eran blancas, pero aseguró que habían dicho que iban a votar por él. Su relato levantó aplausos y risas entre los militantes que estaban presentes.

Desde ahí, Ojeda se fue a su búnker, ubicado en Bulevar España y Enrique Muñoz, donde lo esperaban Gustavo Zubía, que tiene su propio local media cuadra de distancia (frente al ombú de Bulevar), y hasta un perrito "militante" que lucía un chaleco colorado.

Foto: Andrés López Reilly