Voto electrónico casi listo, pero con un punto a resolver: ¿qué pasa si "por error" un diputado vota por otro?

Sepa cómo funcionará el sistema y cuáles son los flancos que deja abiertos el sistema ante el particular mecanismo parlamentario uruguayo

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Cámara de Diputados
Cámara de Diputados.
Foto: Francisco Flores

Por Fabián Cambiaso
La Cámara de Diputados tiene casi todo pronto para implementar el sistema de voto electrónico. Se trata del tercer intento desde el retorno a la democracia. Y todo indica que, esta vez, la tercera será la vencida.

El sistema funcionará a través de tarjetas de identificación, las que están proceso de compra. Cada diputado tendrá la suya, que deberá ser colocada en las pantallas ya instaladas en cada banca para registrar la correspondiente asistencia y quedar habilitado para votar. Las tarjetas llevarán el nombre y la foto del usuario que, cuando el presidente de cámara lo disponga, podrá votar en la pantalla por el proyecto que se esté considerando en ese momento. En sala, grandes visores mostrarán la clásica “torta de colores” en la que, en verde, se informará cuántos votos afirmativos hubo.

Cada tarjeta quedará en sala. Al terminar la sesión, los funcionarios las recolectarán y a la sesión siguiente las volverán a colocar en el lugar correspondiente. Si entra un suplente, se cambia y se coloca la tarjeta que corresponda. En este caso, deberán sentarse en el mismo lugar en que lo hace el titular. Cada instancia de votación tendrá una identidad propia. Así, las correspondientes identificaciones deberán estar referidas específicamente a lo que se esté votando.

El 14 de diciembre la cámara, en una sesión informal, hizo un primer ensayo general, considerado exitoso. Según el informe presentado por el equipo encargado de su puesta en práctica, la duda más común entre los legisladores que participaron fue: “¿Por dónde paso la tarjeta?”.

Pese que a todos los diputados recibieron un “tutorial” que explica todos los pasos desde el punto de vista operativo, varios legisladores faltaron a esa prueba y ahora está pidiendo una nueva sesión de práctica. En los próximos días se hará otro simulacro.

Con todo, se admite que no se trata de un sistema ideal, pues no fue realizado tomando en cuenta las particularidades del sistema parlamentario uruguayo.

Si bien para votar los diputados deberán registrarse con la tarjeta, no estarán obligados a hacerlo para permanecer en sala, lo cual abre un problema reglamentario: si no se registró, no figurará en el sistema y es como si se hubiera ido de sala y, por lo tanto, no será considerado para el quórum de la sesión. Por otra parte, el sistema no prevé una opción de voto negativa, que hoy puede expresarse simplemente al no levantar la mano. La situación puede dar lugar a que, al final de la sesión, el quórum registrado sea menor al que realmente existió.

Otro tema para el que el sistema no tiene un cortafuegos es en los casos en que un legislador consiga la tarjeta de otro y vote en su lugar, sea o no en forma acordada.

El tema ha generado ciertas resistencias ya que se prevén sanciones para los legisladores que hagan un uso indebido del sistema. Aquellos que voten con la tarjeta de otro, podrían llegar a ser suspendidos de sus funciones. Los que hagan eso y además voten con su propia tarjeta en la misma sesión, podrían llegar a ser considerados “indignos” de su cargo y destituidos. En ambas situaciones se necesitará el voto de dos tercios de la cámara.

A instancias de varios legisladores, se está buscando una redacción un poco más suave, que tome en cuenta que se está ante un “proceso de aprendizaje” en el que se pueden cometer “errores”.

Adaptación

En marzo del año pasado el entonces presidente de la cámara, Ope Pasquet, resolvió dar los pasos correspondientes para, por fin, instaurar el voto electrónico. En la práctica, se tuvieron que invertir US$ 30 mil para adaptar un sistema de origen chino adquirido hace diez años por otro colorado, Germán Cardoso, que nunca funcionó.

La compra, que también incluía un sistema de audio, fue por un monto de US$ 331 mil de la época. Se pagaron otros US$ 9.600 en repuestos, US$ 1.800 por cada dispositivo identificador y US$ 28 mil en posteriores optimizaciones. En total: US$ 370 mil.

El sistema permaneció sin uso por diez años ya que, entre otros problemas, no admitía el registro de los suplentes que ingresaran a sala. Eso obligó a la Cámara de Diputados a recurrir ahora a la misma empresa que lo había provisto, la única con posibilidades de adaptarlo. Una opción que, con todo, resultó más económica que comprar un sistema nuevo.

Un primer paso

A corto plazo no todos los proyectos de ley podrán ser votados a través del sistema electrónico. Los que resulten muy extensos o complejos -como el Presupuesto o la Rendición de Cuentas- deberán seguir siendo ratificados a través de la tradicional mano alzada. Por esa vía también se seguirán votando las licencias. De todas formas, en Diputados se considera que lo que se hará será un gran primer paso, a la vez que se siguen explorando otras alternativas.

El equipo encargado de su implementación ha estudiando experiencias en otros parlamentos de la región, donde existen mecanismos más sofisticados como el reconocimiento facial, o que permiten a los diputados contar con los textos en forma virtual a través de una tablet.

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“Actividad más transparente”

Ope Pasquet, diputado por el Partido Colorado
Ope Pasquet, diputado por el Partido Colorado.
Foto: Estefanía Leal

El colorado Ope Pasquet, al dejar el año pasado la presidencia de la Cámara de Diputados, destacó en una entrevista con El País que contar con voto electrónico mejorará la “transparencia de la actividad legislativa” porque, por ejemplo, el ciudadano podrá saber si un legislador “estaba en sala cuando se votó” un determinado tema. El plan estaba trancado desde hacía varios años.

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