EFECTO DEL COVID-19 EN LA EDUCACIÓN
La vuelta a clases de los escolares es una de las tareas más complejas que tiene el gobierno. Los menores son un grupo difícil de atender para evitar la propagación del virus.
Habrá menos vacaciones, pero el año escolar no se puede perder. Esa es la consigna del gobierno que lidera Luis Lacalle Pou para evitar un rezago mayor en la educación de los menores. Para eso el gobierno trabaja en definir una estrategia flexible que permita amoldarse a las diferentes realidades de los niños que sí han logrado mantener cierto aprendizaje a distancia, frente a los que tienen esa alternativa imposibilitada.
El presidente de la República contestó ayer una consulta de los medios de prensa sobre cuál sería el posible cronograma de lavuelta a clases. La semana pasada se retomó la actividad en algunas escuelas rurales que tienen la posibilidad de trabajar con menos alumnos y en espacios más amplios; un punto central para evitar posibles contagios.
Sin embargo resta volver el núcleo más grande de escolares. “No tenemos una fecha”, aclaró el presidente Lacalle Pou. De todas formas sí explicó que se trabaja con cronogramas de retorno, pero no hay aún una fecha preestablecida para la vuelta a clases de todos los escolares.
Algunos maestros manejaron ayer la posibilidad de volver a las clases presenciales recién en el mes de setiembre, cuando ingrese la primavera. Los jerarcas del gobierno de coalición consultados por El País que trabajan en el tema admitieron la dificultad de mover esta “perilla”: la del retorno de escolares.
Es que para el gobierno se tata de uno de los puntos más sensibles ante el COVID-19, ya que los menores son quienes presentan dos dificultades para actuar en medio de la pandemia. El primer punto es la dificultad del implementar una educación a distancia, ya que el nivel atencional de los niños es mucho menor que el que muestran liceales y universitarios.
El segundo punto se refiere al contacto físico. Si bien hay una concientización general en toda la población de mantener la distancia y extremar las medidas de higiene, los escolares son la población más compleja para controlar que cumplan esas medias fuera de sus hogares.
Por eso el jefe de Estado remarcó ayer que los esfuerzos del gobierno están focalizados en evitar que el 2020 sea un año perdido para los escolares.
“No tiramos la toalla”, dijo y repitió: “no tiramos la toalla”. “Me parece que no podemos darnos por vencidos. Lo que habrá son menos vacaciones. Yo sé que los niños que escuchen esto no van a estar muy contentos. Pero no vamos a dar el año por perdido”, insistió el presidente Lacalle Pou.
En su análisis el jefe de Estado explicó que de llegar a una situación extrema de reinicio de clases presenciales en setiembre, o más adelante, aclaró: “No creo que sea el caso”, si se dan esas circunstancias, “habrá menos vacaciones”, comentó el primer mandatario.
“Porque dar un año por perdido, insisto, no va a ser homogéneo porque algunos no van a haber aprendido nada, algunos algo y otros bastante… Yo me resisto a pensar en nuestro país que ya tiene ineficiencias educativas en este mundo tan competitivo, dar por perdido en año. Yo me resisto”, repitió Lacalle Pou anoche en una conferencia de prensa.
En el Poder Ejecutivo barajan distintas posibilidades para garantizar que los escolares cumplan con completar la currícula planteada para el 2020. Lo de reducir las vacaciones es una de las posibilidades, comentó a El País una fuente del gobierno que aclaró: “no hay nada decidido”, al momento, dijo.
Otra fuente consultada detalló que otra posibilidad es que parte del programa planteado para este año sea dicte con las clases del próximo año, para aquellos escolares que no hayan podido cumplir parte de la educación a distancia.
Desde el gobierno se sostiene que el dejar “estancado” a un escolar un año, o hacerlo repetir por un fenómeno ajeno a su posibilidad de incorporar conocimientos, es complejo y de alto impacto para su carrera. “Eso lo queremos evitar como sea”, aclaró una fuente.
Por eso también se estudia la posibilidad de brindar clases de apoyo extras para esos núcleos de estudiantes que quedaron más rezagados por falta de herramientas tecnológicas.
Por otro lado el gobierno se prepara para mover otra de las “perillas”; esa metáfora que eligió el mandatario para graficar el ingreso a la “nueva normalidad” de algunos sectores de actividad.
La siguiente será la de las oficinas públicas. Luego de la construcción y las escuelas rurales, se espera el resultado de unos 400 tests en la construcción, previstos para el sábado 2. En el caso de resultar negativos se prevé que los funcionarios de la administración pública comiencen a volver a sus lugares de trabajo el lunes 4.
“Tenemos un protocolo ya hecho y homologado por un grupo de técnicos”, dijo el presidente.
El mandatario agregó que ayer miércoles firmó un decreto para dar continuidad a la inversión en grandes obras con el objetivo de dinamizar la actividad.
“Vamos a priorizar la inversión y la generación de empleo”, dijo. “Nuestro desvelo, además del tema sanitario, es que la gente pueda volver a trabajar y generar más puestos de trabajo”, insistió. “Todo nuestra inventiva, nuestro trabajo va a estar diseñado para que la gente invierta y para que la gente tenga fuentes de trabajo”, resumió.
Lacalle Pou también hizo referencia al proyecto en el que trabajan los gigantes tecnológicos Apple y Google. "En algo inédito dos empresas que compiten se juntan por primera vez", y elijen a Uruguay por la aplicación Coronavirus UY, desarrollada localmente. Tres países más estarían involucrados, uno de ellos es Alemania. "No es con nombre, apellido y la persona individualizada", agregó Lacalle Pou. "Es un insumo bien interesante para el modelo evolutivo rumbo a la nueva normalidad", dijo, pero aclaró que restan detalles para confirmar la participación de Uruguay en este proyecto.