A una semana de las elecciones internas, el candidato favorito, según las encuestas, a ganar en la interna frentista recibió en su casa a El País. Con su perro Ramón a su lado, el exintendente de Canelones Yamandú Orsi criticó duramente la corrupción que ve en el gobierno y marcó las pautas del camino que busca seguir más allá de junio. Remarcó su apuesta al diálogo y apuntó a la seguridad y la economía como los temas centrales.
-Días atrás, en el acto de cierre del MPP, llamó la atención que dijera que no piensa recurrir a “propuestas marketineras”. ¿A qué se refiere y a quién fue dirigido?
-A la tentación de, en una campaña que tiene dos o tres etapas, desdoblar el discurso y hacer uno para la interna y otro para octubre. Es uno solo, y es de cara a octubre. A mí no me interesa pescar en la pecera.
-¿Está pasando con otros candidatos?
-Me hago cargo de lo que yo tengo que hacer. Esa tentación de hacer un discurso más para la Ámsterdam no aporta. El objetivo es ganar la elección. Por supuesto que primero tenés que pasar por una etapa en la que define tu gente, pero yo no puedo hacer dos discursos. El planteo tiene que ser uno solo, y de cara al objetivo que se plantea la fuerza política.
-¿Es una referencia a Carolina Cosse, que ha presentado hasta 100 propuestas y que de esa forma marcó una diferencia con usted?
-Eso es otra cosa. Es una opción que elige Carolina Cosse de ya presentar propuestas más concretas que las que tiene el programa. Es un tema de opciones. Lo que digo es que no puedo hacer un discurso para junio y otro para octubre.
-¿Por qué no eligió ir por ese camino de propuestas en esta etapa?
-Porque considero que después de que la gente resuelva quién es el candidato o la candidata, habrá que armar los equipos para elaborar el programa de gobierno. Y allí tenemos que estar todos.
-¿Acota el margen para ese armado presentar propuestas ahora?
-(Se levanta y busca en una biblioteca varias carpetas con documentos). Estas son propuestas que nuestros equipos han venido trabajando en todos los temas. Políticas sociales, trabajo. Ahora, no se me ocurre plantearlas como propuestas. Esto después deberá pasar por el tamiz del Frente. En última instancia, el programa es del Frente y el que va a hacer la campaña hacia octubre es el Frente.
-¿La decisión de Cosse de presentar ese centenar de propuestas no es “pescar en la pecera”?
-No. Es adelantar un proceso, que yo no considero necesario. Son interpretaciones.
-¿Tanto Cosse como usted podrían ganarle a la coalición de gobierno?
-Claro que sí. Estoy seguro.
-¿Y por qué entonces ahora habría que votarlo a usted y no a Cosse?
-Tengo para mostrar 20 años de gestión y un estilo cuando me toca asumir responsabilidades ejecutivas, que es lo que pongo en consideración. Está a la vista lo que es mi trabajo y mi militancia, desde el plebiscito por las empresas públicas y militando desde las bases del Frente Amplio. Ni más ni menos. Como hay un programa de gobierno que nos rige, lo que hay para mostrar son experiencias de vida y estilos de trabajo.
-¿Está de acuerdo con que la fórmula se defina el mismo 30 de junio?
-Sí. No es patria o muerte, pero hay que aprovechar la oportunidad de hacerlo.
-¿Y debe ser “uno-dos”?
-Es la más fácil y la que nos ahorra inconvenientes o suspicacias. Creo que los dados ahí están echados. En las últimas elecciones, dimos un handicap por el tiempo que llevó la definición de la vicepresidencia y la exposición pública que tuvo. A esta altura, hay un consenso tan generalizado que no hay necesidad de darle vuelta al asunto. Nos ahorramos un montón de problemas. Además, tiene que ver con la aceptación de la gente. Sería un error no transitar ese camino.
-¿Usted elegiría a Cosse como compañera de fórmula?
-Sería una torpeza política no hacerlo. Sería despreciar lo que el frenteamplista quiere.
-¿El país se cae o no se cae a pedazos?
-No, no. Yo hice referencia a un tema específico, la seguridad pública. Ahí sí nos caemos a pedazos. Puede sonar demasiado fuerte, pero estamos ante un problema grave. Es lo que genera más desconcierto, preocupación e intranquilidad en la gente. Es un dato de la realidad.
-¿Y por dónde pasan las soluciones?
-Primero, por sentarse a hablar en serio y no banalizar ni frivolizar la discusión. Hay que pensar en clave de acuerdos para, como mínimo, 15 años. Hay que pensar en criterios más profesionales y definir una política criminal. Eso implica sentarse a acordar algunos puntos.
-¿Ve viable llegar a acuerdos en ese sentido?
-No pierdo la esperanza de que este país acuerde, cuando tenés algo tan gigante adelante, que incluso sobrepasa las fronteras. Ahora, la campaña electoral complica. Hay que esperar al 30 a ver quién queda en cada partido para ver hasta dónde podemos acordar. Ahora, si estás tres años diciendo que “la culpa fue de Bonomi” o que “hay orden de no aflojar” y después se te ocurre reunirte en una mesa, ahí el margen lo achicaste. Cuando sos gobierno, sos mano. Al otro día de asumir ya tenés que sentarte a conversar. O antes, como plantea el senador (Jorge) Gandini. Acá lo que hubo fue una soberbia que llevó a decir que “el único culpable era Bonomi”. Gane quien gane, el narco es narco.
-¿Esa soberbia también la tuvo el último gobierno del Frente Amplio? ¿No subestimó la importancia del problema?
-Sí, pero no por soberbia. Fue por convencimiento de que el camino era bueno. Hubo cosas que no se vieron, errores, equivocaciones. Ahora, el peor de los errores es subestimar lo que tenés enfrente y pensar que, con tres o cuatro mensajes medio duritos, tenés la capacidad de dominar un monstruo. Con estas cosas no se jode. Se paga un precio muy caro, y lo está pagando la gente. A la gente que anda en la calle es a la que se le complica.
-¿En su visión, ¿qué es lo que está pasando, que se ve en la calle?
-Hablo con mucha gente. Alguna de la que no puedo comentar porque no le iría muy bien. El nivel de tolerancia de este gobierno no permite este tipo de aventuras. Todos sabemos que el fenómeno del narcotráfico en Uruguay ha cambiado para peor. Ya no somos un país de paso. A la vez, las actividades sospechosas de lavado son cada vez menos. Ahí tenemos, por lo menos, un error de lectura serio. Además, el espacio aéreo uruguayo es un colador. Sin recursos, la Fuerza Aérea no puede detectar nada. Las rutas están liberadas, porque el gobierno desechó los sistema de control en el transporte y no inventó nada nuevo. Hay que tener cuidado de que las cárceles no terminen en manos de narcos, como pasa en otros países. Además, hay que actuar en el territorio para que la gente entienda que el Estado está presente. De lo contrario, ese vacío te lo ocupa el narco.
-¿Debe cambiar algo en la Justicia?
-Los recursos. Los juzgados del interior son una vergüenza. Las fiscalías tienen cientos de casos por mes. Los defensores de oficio están con escarbadientes. Hay una oportunidad, que está prendiendo, que es la creación de un Ministerio de Justicia.
-¿En este gobierno hay corrupción, como dice el Frente Amplio?
-Por supuesto que hay corrupción. En todos los gobiernos hay. El problema de este gobierno es cómo aborda el problema de la corrupción. La subestimación del fenómeno hace que las balas peguen al lado del presidente. Se le advirtió sobre el riesgo que corría con su jefe de seguridad, y el presidente no prestó atención. Si en este período la cantidad de dinero en efectivo que podés tener para transacciones aumentó a US$ 100 mil dólares, abriste una ventana para que puedan pasar cosas. Este gobierno tiene un montón de flancos abiertos que no se terminan de cerrar del todo. La forma en que intenta resolver el problema termina siendo un problema en sí mismo. No es barrer abajo de la alfombra que sembrás la tranquilidad necesaria como para seguir.
-¿Se actuó distinto en casos de partidos diferentes al del presidente?
-Si los ministros eran blancos, no pasaba nada. La vara parecía ser distinta. Pero los partidos que acompañan al Partido Nacional parecen dispuestos a pagar ese costo para seguir en la coalición. Yo no los pagaría. Nunca imaginé que estuvieran dispuestos a entregar tanto por seguir integrando el gobierno. Pero por algo es. Nadie es ingenuo. Y hay que reconocerle al presidente la ingeniería política que logró instalar.
-Si gana y pensando hacia octubre, ¿por qué la gente debería votarlo para presidente?
-Represento una forma de manejo de la cosa pública desde la izquierda donde nunca se renuncia a la búsqueda de acuerdos y a la ampliación de espacios de articulación. La experiencia de un gobierno departamental del interior me permite tener un panorama bastante claro de lo que es el Uruguay profundo y para que el país crezca con más fuerza. Y porque me siento un frenteamplista de la primera hora. En definitiva, las elecciones las ganan o las pierden los partidos, y siento orgullo de pertenecer a este partido, de ser frenteamplista y de conocer las instancias desde abajo. Lo pongo en valor a la hora de ir hacia una interna.
-Desde que dejó el cargo no apareció en ninguna actividad de la Intendencia de Canelones.
-Por eso renuncié.
-Cosse no renunció y realizó varias inauguraciones, cortando cintas.
-Son opciones. Yo dejé en la intendencia un equipo, un intendente que es del Partido Comunista y que no me vota, pero siento la tranquilidad de que lo que generan los avances o retrocesos son los colectivos que vos armás. Por respeto al colectivo que hoy está, no interfiero en lo más mínimo. Por más que se trate de decisiones mías. Decidí centrar mi atención en lo que se viene.
No pensar en Jorge Díaz es un “error”
-¿Qué conclusión pudo sacar de la denuncia falsa que presentaron contra usted por una supuesta agresión?
-Una acusación falsa. La conclusión es que todo es posible en el mundo actual. Hasta el disparate más absoluto. Hay que estar atentos como sistema político y no celebrar que le pase a nadie. En Uruguay, por suerte, nos conocemos casi todos.
-¿Y de dónde salió?
-Esto no lo resuelven dos personas. Hay gente que se mueve para esto. Evidentemente, no lo pergeñaron estas dos mujeres. Hubo alguien con intención, no un partido, de generar algún efecto. Fue una puesta en escena muy bien armada y amplificada.
-¿Fue correcta la reacción que tuvo el sistema político?
-Sí, enseguida. Recibí mensajes de todos lados. El sistema político uruguayo sigue teniendo buena salud. Pero no hay que bajar la guardia.
-Uno de sus abogados es Jorge Díaz. ¿Piensa en algún rol para él en un futuro gobierno?
-Sería interesante que gente así pueda hacer su aporte. Aún no es etapa de resolver esas cosas, pero es esa gente a la que querés tener siempre cerca. Sería un error no pensar en gente que ha tenido responsabilidades y con tanta experiencia.
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