Gustavo Zubía: "A Heber hay que trasladarlo; no le interesa el Ministerio del Interior"

El diputado colorado menciona a un posible sustituto con mayor capacidad e insiste con la “tibieza” con la que el gobierno viene encarando el problema de la seguridad pública.

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Gustavo Zubia
Gustavo Zubia, diputado de la Republica por el Partido Colorado.
Foto: Archivo El País

El diputado colorado Gustavo Zubía considera que el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, debe ser “trasladado” ya que, dice, está al frente de la cartera por obligación. Menciona un posible sustituto con mayor capacidad e insiste con la “tibieza” con la que el gobierno viene encarando el problema de la seguridad pública.

El exfiscal penal atribuye esta actitud a que el Poder Ejecutivo mide los costos electorales que tendría pasar a la acción y asegura que hoy la Policía es “testigo” del accionar de la delincuencia. Todo, dice en entrevista con El País, a consecuencia de que el gobierno se sigue “lavando las manos” y no quiere enfrentar las consecuencias de una mayor represión.

-¿Por qué aparece reclamando la renuncia de Luis Alberto Heber al Ministerio del Interior?

-No quiero participar del mismo verbo que el Frente Amplio. Mi verbo sería “trasladarlo”, para que así llegue al lugar en el que es excelente, que es el Parlamento. En el ministerio no ha tenido un buen desempeño. Tengo la convicción, y me lo han dicho, de que no le interesa. Fue ahí por una obligación política con el presidente. Hay que pensar para ese cargo en una persona con capacidad ejecutiva.

-¿Y quién sería?

-Es muy complejo. Yo pensaría en el inspector Enrique Navas. Es un individuo que la tiene clarísima. Pero tenerla clara no es que le sirva políticamente al gobierno. El presidente no quiere poner primera. La Policía debe intervenir, no ser una policía testigo como es hoy. En algunos barrios de Montevideo, en horas de la noche, no existe intervención policial. La Policía no aparece.

-¿A qué le atribuye eso que usted llama tibieza en este tema?

-Al costo electoral. Que la Policía intervenga implica la posibilidad muy cierta de enfrentamiento armado con delincuentes. Eso termina con bajas. Las víctimas o muertos generan un hecho político. Y al ministro la oposición se le va a tirar al cuello. Y el presidente no quiere el costo político de esa situación. La cadena de eventos lleva a que la Policía tenga una función de testigo. La tibieza mata al pobre.

Yo he sido muy crítico con Heber a partir de un tema puntual. Los llamados “interruptores”, esos “testigos de Jehová” que va a salir a predicar el amor y la paz. Por favor. Creí que Bonomi había vuelto a ser ministro del Interior. Un planteamiento absolutamente fuera de lugar para la situación que estamos viviendo. Además, no tenemos novedades de que se haya implementado o que se vaya a implementar. Es un plan en el aire. Varios diputados estamos visitando las seccionales policiales. Yo lo pedí. En una, en la más caliente de Montevideo, el comisario me dice que en tres meses no tuvieron ningún enfrentamiento violento con delincuentes. Que me diga eso describe la situación general de la Policía. El ministerio está en retroceso. ¿Por qué lo mantiene? Será porque Heber se desempeña muy bien en área verbal.

-¿Cómo analiza las cifras que ha difundido en estos días el Ministerio del Interior?

-El contador Damiani decía: las cifras no mienten, mienten los hombres. Usted me da cifras de varios meses y de varios delitos, y yo puedo armar varios libros. A favor y en contra. Lo que veo es que los comparativos se hacen en forma orientada a que den los menores resultados. Se habla que los homicidios cayeron frente a determinados meses. Pero analizan el detalle. Hubo 380 homicidios en 2022 y este año probablemente superemos ese número. La Organización Mundial de la Salud marca 350 homicidios como línea de pandemia. De nada sirve comparar meses. Estamos mejor que con el Frente, pero estamos peor que con Larrañaga. Hay un Montevideo profundo que está siendo asolado por el delito. Volvimos a la época en que la gente tiene miedo de andar en la calle. Eso es real, yo lo veo.

-¿Por allí pasan los problemas en la gestión de la seguridad pública?

-El Poder Ejecutivo no se anima a echarle mano a las cárceles. Los narcos tienen celular como cualquier hijo de vecino. Falta esa “mano dura” para enfrentar el delito en las calles y en las cárceles. Pero todo eso es un costo a enfrentar. Y me parece que en este momento el gobierno no quiere hacerlo. ¿Tenemos que ir a lo de Bukele, al extremo, o posibilitar el relajo que son las cárceles hoy? ¿No puede haber una línea media? Lo primero que hay que hacer es poner orden. Eso traerá motines y posibles muertos. Volvemos a la mismo. No queremos hacer frente a un problema político. Nos seguimos lavando las manos.

-El presidente invitó el viernes a todos los legisladores de la coalición a la Estancia de Anchorena. Usted fue uno de los que no fue. ¿Por qué?

-Tres veces le pedí al presidente para verlo, y no me respondió. No voy a ir como un borreguito. Si mañana no me vota nadie, no me preocupa. Si pierdo, pierdo en mi ley.

-¿Qué reflexión tiene sobre lo sucedido con el exsenador Gustavo Penadés, en prisión imputado por abuso sexual a menores?

-Es un fenómeno muy profundo. Yo lo interpreto de forma positiva. Todo este proceso demostró que el Estado funcionó. A Penadés lo denuncia Romina Celeste, una persona sin poder de fuego ninguno. Una simple ciudadana. La fiscalía investiga y nada menos que un senador de la República está cumpliendo prisión. Es un ejemplo de cómo funcionó el sistema, que no lo protegió. El sistema lo termina desaforando y formalizándolo con prisión.

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