En la próxima temporada estival no habrá que adelantar la hora, como se había implementado desde 2006 para ahorrar energía eléctrica. La decisión fue anunciada ayer por el subsecretario de Turismo, Benjamín Liberoff.

Cuando en marzo de 2014 el horario oficial se atrasó una hora en Uruguay para retomar al huso normal, UTE hizo conocer un ahorro de alrededor de US$ 10 millones, cerca del 1% del consumo energético durante cinco meses.

Por entonces los empresarios del sector turístico, en especial para los del área gastronómica, ya se manifestaron en contra de la medida en tanto el monto de ahorro estimado oficialmente era mucho menor que las pérdidas ocasionadas a los restoranes, lo cual hacía que estos terminaran volcando menos dinero al Estado por concepto de impuestos.

Desde el gobierno se explicaba que la medida promovida por el Ministerio de Industria, Energía y Minería pretendía que la modificación del huso horario fuese positiva para la industria y la competitividad del país, al desplazar el pico de consumo de verano y mejorar el factor de carga diario. Los empresarios en cambio sostenían que, por ejemplo los restoranes, reducían un turno de cena. Para el gobierno nacional ahora es posible no adelantar la hora considerando que no se está en situación de emergencia y hay un cambio en la matriz energética que permitirá a la población abastecerse en un 90% de la misma.

Un estudio realizado en 2012 en Estados Unidos concluyó que los ataques cardíacos aumentaron un 10% el lunes y martes, días siguientes al adelanto horario.

Los ataques cardíacos se redujeron un 10% el primer lunes y martes después de regresar una hora en otoño.

De acuerdo a lo difundido por Prevent Disease, “un estudio publicado en 2007 combinó encuestas de 55.000 personas del centro de Europa con información de los patrones de sueño y vigilia durante ocho semanas de 50 individuos sobre los cambios con respecto al cambio de horario. Los investigadores encontraron que las personas jamás ajustaron por completo su ritmo circadiano (o reloj biológico) con el cambio de hora relacionado con el horario de verano.

Además del ahorro energético, el domingo cuando en primavera-verano se adelantaba la hora durante cinco meses, en Uruguay las rapiñas bajaban un 27% y los hurtos un 11%.

Eso surge del entrecruzamiento de estadísticas, en una investigación en torno a los efectos del delito sobre la economía, realizada por Ignacio Munyo, director del Centro de Economía, Sociedad y Empre-sa del IEEM, Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo.

Tal conclusión no estuvo entre las variables manejadas en el último Consejo de Ministros en donde se definió suspender las alteraciones del huso horario, pero no deja de ser otro dato llamativo, como el hecho de que el atraso de los relojes, en promedio, incrementa las rapiñas un 23%.

Al adelantar la hora, Munyo señala que “una posible interpretación de los hechos podría ser que con el cansancio aumenta el costo de oportunidad del delito para el potencial criminal. En otras palabras, la actividad alternativa al delito se hace más valiosa. A igualdad del resto de los determinantes del delito como por ejemplo la magnitud del botín, la probabilidad de aprehensión o la pena esperada al estar cansado, el potencial delincuente valora más quedarse descansando y gastar menos energía. A su vez, al estar más cansado, el potencial criminal podría ser menos productivo”.

El cansancio también debe considerarse por el lado de la víctima potencial, quien podría decidir pasar más tiempo de lo normal descansando en su casa, exponiéndose menos. “Por otra parte, una potencial víctima más cansada también podría tomar menos recaudos a que la roben”, indica Munyo. 

Los restoranes recuperarán en Uruguay un turno de cena