Eduardo Casanova médico de UCM
Se ha dicho que cada vez hay más personas que padecen tics nerviosos, que consisten en hacer gestos faciales repetitivos, como levantar las cejas, hacer muecas con la boca, provocar sonidos con los nudillos, etc. Se sugirió también que los tics aumentan en paralelo con los niveles de estrés, como causantes del trastorno. De hecho, cuando las personas están más tensionadas aumentan la intensidad de esos movimientos.
Hasta hace poco se consideraba que el tic era de origen psicológico, pero luego se detectó una base orgánica-bioquímica cerebral, vinculada a un exceso de dopamina, o a una mayor sensibilidad de las neuronas a esta sustancia.
Se planteó un factor genético dado que se observa en hermanos gemelos, y más en los varones, vinculado al mayor tenor de testosterona. Sin embargo, pese al sustento orgánico, es decisivo el rol de factores psicológicos, que explica que el trastorno aumente con el estrés, disminuya con la relajación, y desaparezca durante el sueño.
Son más frecuentes en la infancia, durando hasta un año. En la mayoría de casos desaparecen luego de los 18 años de edad. Son movimientos no rítmicos no voluntarios y sin objetivo determinado, que aparecen de modo brusco, no predecible. Pueden ser sólo motores, o fónicos, o combinando ambas formas. Pueden consistir en la emisión de sonidos guturales o palabras articuladas.
El tic más frecuente es el "motor simple" expresado como un movimiento de parpadeo, o de guiño de ojos. Otras veces se expresa en movimientos verticales u horizontales de la cabeza, o por encogimiento de hombros. Los tic "motores complejos", como saltar, o golpearse a sí mismo son infrecuentes.
Los tics "fónicos simples", como carraspear, gruñir, sorberse la nariz o resoplar, son también más frecuentes que los "fónicos complejos", consistentes en la repetición de palabras pronunciadas o escuchadas, o palabras obscenas.
La tartamudez, presente en el 5 al 10% de los niños, puede considerarse tic nervioso que desaparece en casi todos los casos, si los padres no le prestan atención.
El componente psicológico.
La tensión psíquica potencia la frecuencia e intensidad del tic, y puede cronificarlo en los niños si los padres no lo manejan adecuadamente. Se recomienda restarle trascendencia y asumirlo como transitorio. No es conveniente "medicalizarlo", excepto que dure más de un año.
Cómo manejarlo.
El tratamiento con psicofármacos sólo tiene un carácter paliativo, tratando el factor desencadenante, pero no la causa subyacente. Para ello es útil el apoyo psicológico, consiguiendo que en algunos casos el enfermo asuma su patología y a menudo alcance dominar el trastorno.
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