Es un paraíso escondido en el río Uruguay. El balneario Puerto Viejo, en San Javier, es una playa pequeña dentro de una reserva natural enorme. De las más importantes del país.
Inmerso en el Parque Nacional de Esteros de Farrapos (Área Ramsar), Puerto Viejo es elegido cada vez más por turistas que buscan algo diferente.
Disfrutar del silencio de la noche y del canto de los pájaros en la mañana. Practicar ecoturismo y observar algunas de las 240 aves registradas en el área protegida o simplemente arrendar una habitación de los moteles municipales y tratar de pescar el dorado más grande.
El próximo 27 de julio se cumplirán 100 años desde que los primeros rusos desembarcaron en estas costas. Increíblemente, un siglo después, el lugar sigue preservando su bosque indígena en una amplia zona de área protegida que se extiende río abajo hasta Nuevo Berlín.
Para el centenario de San Javier, desde el balneario se están organizando excursiones que incluirán un tour por la localidad para los interesados en la historia, su cultura y costumbres. La recorrida terminará en Puerto Viejo donde se degustarán platos típicos al ritmo de la música de antaño.
"Este lugar es único. No conozco algo igual tanto en Argentina como Uruguay. Aquí la naturaleza te abraza", dice Miguel, un ciudadano argentino que dispara del "ruido" de Buenos Aires cada vez que puede. Muy cerca de allí, dos hombres se toman varias fotos. El río fue generoso. Orgullosos exhiben cuatro piezas de grandes dorados que pesan cada uno de ellos no menos de cinco kilos.
Óscar Malarov es el concesionario del único comercio existente en el lugar. Como está ubicado a 5 kilómetros de San Javier, el negocio es una especie de almacén de ramos generales que ofrece desde una porción de piroj (torta dulce rusa) o un trozo de carne hasta un anzuelo para ir a pescar.
"Precisamente la pesca es uno de los motivos por los cuales viene gente de todo el país. Aquí, todos los días se obtienen muy buenos ejemplares de dorados y bogas e incluso hace dos días una mujer logró desde la costa pescar varias piezas de surubíes", cuenta el descendiente de rusos, hoy a cargo del balneario público.
Para quien lo desee, el parador invita diariamente con platos típicos rusos o comidas criollas como el asado. A unos metros, un puesto del grupo de artesanos locales ofrece mermeladas caseras y otro tipo de productos típicos como los pepinos envasados al vacío. Tampoco faltan entre las artesanías las muñecas tradicionales conocidas como "matrioshka".
RESERVA.
"El balneario recibe generalmente un público familiar que llega básicamente desde Paysandú y Young por su proximidad geográfica, pero cada vez son más los que vienen desde Tacuarembó, Salto, Lavalleja y hasta de Rocha", sostiene el concesionario.
¿Desde Rocha? Es la pregunta que surge de inmediato. "Si, aquí no hay grandes playas ni océano, pero tenemos la tranquilidad que vienen a buscar porque es gente que quiere escapar del bullicio que genera el turista porteño o brasileño", dice Malarov y puntualiza que este verano llegaron más argentinos que el año pasado.
En Puerto Viejo existen seis habitaciones disponibles para alquilar. Para dos personas, el precio de de $ 1.250.
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Alojamientos. Los interesados pueden contactarse a través del teléfono 4560 9550.