Eduardo Casanova

Es frecuente que luego del trabajo sedentario de todo el año, el aumento de la actividad física durante las vacaciones de verano se asocie a diversas molestias osteoarticulares y musculares. Entre estas últimas, frecuentes y desagradables, están los calambres nocturnos que despiertan al paciente de su sueño de modo súbito. La intensidad y prolongación del sufrimiento se asocia al desasosiego por la confusión de quien se despierta sin entender lo que le está ocurriendo y cómo manejarlo.

El calambre es una distonía muscular, es decir, una alteración en el "tono muscular" o estado de contracción basal que tiene el músculo cuando está en reposo, o cuando no se está contrayendo en forma fásica durante el ejercicio. Durante el calambre las fibras musculares se contraen en forma aislada y asincrónica, independientemente del resto de las fibras musculares, o bien, a su contracción no le sigue la relajación que tiene lugar en la contracción fisiológica que produce el movimiento.

Los deportistas, sobre todo en la alta competencia, pueden padecer calambres durante el ejercicio muscular; sin embargo esta distonía difiere de la que se reconoce como "calambre nocturno", que ocurre durante el sueño o la vigilia, pero en reposo, ante mínimos estímulos como cambios de posición al cruzar las piernas o al apoyarlas. El calambre nocturno suele ser más prolongado que el que aparece durante el esfuerzo, y a diferencia de éste, no suele calmar con la extensión del músculo. Tampoco responde al masaje, sino que aumenta el dolor con la compresión de la masa muscular.

El grupo de fibras que se contracturan durante el calambre, a menudo tiene lugar en la pantorrilla, tanto para los calambres que aparecen en el esfuerzo como en el reposo. En estos últimos es también frecuente la localización en la cara anterior y externa de las piernas, o en la planta de los pies.

El calambre de reposo se ve más en el sexo femenino que en el masculino, sobre todo en las mujeres que padecen enfermedad de várices venosas, y más si usan ligas. Tanto en el hombre como en la mujer se ve asociado también a enfermedad arterioesclerótica de los miembros inferiores.

Cómo prevenir el calambre.

El gradualismo en la exigencia muscular, para quienes son sedentarios, es la medida preventiva básica para evitar la aparición del calambre. Puede calmarse elongando el músculo. Por ejemplo, parándose en puntas de pie, si el músculo contracturado es la pantorrilla.

Tratamiento en personas desentrenadas.

En personas desentrenadas que padecen calambres se comprobó la presencia de pequeñas zonas de inflamación y de edema en las áreas musculares contracturadas. Ello explica el beneficio que se puede conseguir con reposo de 2 o 3 días, y antiinflamatorios como la aspirina.

PARRAFO>Fármacos que calman el dolor.

Existen fármacos (como el quimioflex) que son eficaces para combatir las distonías en las personas desentrenadas. Son útiles para yugular el episodio agudo de dolor. Su se debe a la rápida absorción intestinal que tienen dos de sus componentes, la quinidina y el lactato de calcio.

COMUNIQUESE CON UCM

[email protected]

José Mazzini 2957