En su despacho de presidencia del Senado, Raúl Sendic defendió su gestión al frente de Ancap y negó cualquier tipo de “ilegalidad” o “irregularidad” en la gestión de esa empresa pública.
Sendic dijo a El País que el déficit de Ancap se explica por una decisión política del gobierno anterior que tenía la necesidad de obtener una mayor recaudación para hacer frente a una cantidad de obligaciones, como para cubrir la seguridad social y el sistema nacional integrado de salud. En el plano político, Sendic dijo estar “cómodo” pese a encontrarse en el medio de los dos líderes frenteamplista más populares, el presidente Tabaré Vázquez y el senador José Mujica.
—El Partido Nacional sostiene que Ancap perdió US$ 600 millones en dos años. El Frente dice que no hay ilegalidades. ¿Si no hubo irregularidades por qué se perdió tanta plata?
—Cuando se constituye la comisión investigadora, uno de los principales impulsores de la investigadora fui yo, porque a mí me parece muy bueno que se investigue si existen dudas. Incluso la propia moción la redactamos sobre la base de un borrador que elaboré ese día y con los aportes de otros compañeros de la bancada. Es bueno que se investigue, porque no hay nada para ocultar. Se puede estar de acuerdo o no con lo que se hizo, pero no hay ilegalidades.
—¿Cómo se explican esos números rojos de Ancap?
—Hay una negociación permanente entre la empresa, que quiere que sus costos estén reflejados en las tarifas, y las necesidades del gobierno central. Entonces, lo que falta en Ancap está en el gobierno central. Por ejemplo, la pérdida operativa de Ancap del año pasado fueron US$ 120 millones y Ancap transfirió para el subsidio al boleto en el área metropolitana US$ 126 millones. O sea que lo que no está en Ancap se volcó al gobierno central. Por lo tanto, los últimos dos balances siempre son el reflejo del equilibrio y el debate, o la puja permanente, que hay entre los intereses del gobierno central y de la empresa. Siempre se habla que tenemos el combustible más caro del mundo, que es una exageración, porque no es cierto. Lo cierto es que la mitad del precio de la gasolina va para el Estado central y el 35% del gasoil también va para el Estado central. Entonces, estoy tranquilo y no me preocupa la investigadora. Me parece muy bueno que haya una investigadora; me preocupan otros temas del país, como Fripur, que salgamos a conseguir mercados para sustituir los que se están cayendo...
—¿Qué responsabilidad tienen los ministros de Economía en el déficit de Ancap?
—Es lo que decía, los ministros tienen que cuidar y lo han hecho muy bien. Cuando uno mira el resultado del último gobierno sabe que no fue fácil. Hay un déficit del 3,5%, el MEF tenía que recaudar y hoy hay una enorme cantidad de recursos para cubrir la seguridad social y el sistema nacional integrado de salud. Entiendo la posición, no la cuestiono, ni la critico. Creo que se manejó lo mejor posible para equilibrar entre las necesidades del gobierno central y los recursos que quedan en cada una de las empresas del Estado.
—Como presidente de Ancap ¿tuvo margen para gestionar o se vio limitado por el MEF?
—Siempre tuvimos negociaciones y discusiones muy fuertes. Siempre hay discusiones y me parece sano que haya discusiones, siempre discutí con Economía mientras estuve en Ancap y nos peleamos muchas veces.
—¿Si se hubieran ajustado las tarifas no habría déficit en Ancap?
—En realidad más precio de combustible no podía haber, no estoy planteando que suba el precio. Lo que sí podía haber era que parte de lo que se recaudaba por combustibles quedara dentro de la empresa. Solamente con que Ancap pudiera quedarse con el subsidio al boleto no habría pérdidas.
—¿Era necesario gastar US$ 360.000 en una fiesta de inauguración de la planta desulfurizadora en La Teja?
—Hay una investigadora que trabaja y puede establecer comparativos que digan si este fue o no un gasto excesivo, pero la que tiene que concluir eso es la investigadora. No estoy en ánimo de discutir públicamente lo que se discute en la investigadora.
—¿Esta investigadora es un ataque personal hacia usted teniendo en cuenta que puede ser un candidato presidencial en 2019?
—En el Frente todavía no se sabe quiénes van a ser los candidatos presidenciales, hay varias posibilidades y quizás en esa lista, entre muchos, pueda estar yo. No puedo hacerme el oso y decir yo no creo que sea por eso. No me puedo hacer el distraído y decir que esto no tiene nada que ver con este proceso. Efectivamente, en el Frente viene un recambio generacional importante para el próximo período y nosotros estamos dentro de un conjunto de compañeros que son parte de ese recambio. Entonces, me imagino que si te pueden golpear y lastimar un poquito, mejor. Pero nosotros estamos tranquilos y no tengo preocupación sobre mi futuro, pienso que lo más importante es que hagamos un buen gobierno. Esta será la primera vez que gobernemos en medio de dificultades importantes, tuvimos aquella crisis de 2008 y la supimos sortear (...) En este proceso la oposición tiene que demostrar si está a la altura de los desafíos del país.
—¿No está a la altura?
—Nosotros confiamos en que la oposición podía participar del gobierno, estar dentro de la dirección de las empresas públicas, pensamos en una oposición proactiva y positiva y resulta que estamos asistiendo a una sucesión de interpelaciones, de cuestionamientos a través de la prensa, de críticas fundadas y no fundadas, de exigencias que no están a la altura de lo que el país efectivamente necesita para afrontar dificultades. Yo tengo una cierta desilusión con la oposición, lamentablemente lo que estamos recibiendo es una andanada de interpelaciones y críticas que no condicen con las prioridades que el país tiene.
—¿Se siente cómodo en el medio de dos "pesos pesados" como Tabaré Vázquez y José Mujica?
—Con esos dos pesos pesados hasta ahora me llevo muy bien y lo venimos administrando con total confianza, tanto de un lado como del otro. Ninguno de ellos me puso en esa situación de estar en el medio y salir yo a buscar acuerdos entre ambos. Así que en ese sentido lo vengo llevando bien; lo que sí me ha costado es adaptarme a esta función de presidente de la Asamblea General. Me ha costado horrible, me resulta muy difícil dirigir la sesión sin poder intervenir, muchas veces me salgo de la vaina por intervenir, me cuesta bastante irme para casa con todo eso arriba.
—¿Cómo es su relación con el ministro Danilo Astori dada las públicas diferencias que tienen?
—Yo estuve mucho tiempo sin hablar con Astori. En esta última campaña electoral un día Astori apareció en Florida, ahí nos saludamos y empezamos a conversar como si nunca hubiéramos tenido un distanciamiento. Sentados en esta oficina hicimos todo el proceso de transición y fueron muchas horas de conversación, de cuentos, de anécdotas. Así que se dio una muy buena relación. Muchas veces le he cuestionado cosas en las reuniones de gabinete sin que eso genere ningún tipo de roce. Así que no hay dificultades, extrañamente, porque en realidad después de haber estado mucho tiempo distanciados establecimos una relación de compañeros de trabajo muy positiva.
—¿Son diferencias políticas o ideológicas las que tienen?
—Son diferencias o matices sobre cómo interpretar determinadas realidades, pero no son diferencias políticas. Astori ha jugado un papel muy importante en el desarrollo del país. Ha hecho una enorme contribución. No creo que Astori sea infalible, pienso que él tiene virtudes y defectos como tenemos todos. Astori no es infalible, como yo no soy infalible y él tampoco puede pensar que es infalible.
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