PRESIDENTE DE LA JUNTA DE TRANSPARENCIA Y ÉTICA PÚBLICA
Bajo su presidencia, el organismo encargado de controlar la ética y la transparencia de los funcionarios públicos tomó una decisión inédita: actuar de oficio e investigar las compras de los directores de Ancap con las tarjetas de crédito corporativas.
El presidente de la Jutep dijo a El País que el hecho marcó “un antes y un después”, y seguirán por ese camino con los pocos recursos que tienen. “Si no nos dan más, pelearemos con perros cimarrones”. dijo.
—¿Existe una ética de derecha y otra de izquierda?
—No hay nadie que pueda decir que está a salvo. Se puede decir que un perfil ideológico, o partido, pueda cargar más con un perfil ético o no; pero en materia de ética o corrupción el que se considere libre del problema le está errando feo.
—En Uruguay, ¿la permanencia en el poder contribuye al relajamiento de los controles?
—En general contribuye, en la medida que los controles se pueden dilatar, disminuir, y que además el hecho de ejercer el poder te ofrece posibilidades. En la medida que te perpetúas o te estirás en un cargo, creo que puede haber un proceso natural de baja de defensas. No por eso hay que decir que hay que irse. Hay que evitar bajar la guardia. La corrupción en el mundo de hoy es una alerta roja para cualquier partido, y para cualquier país. El perpetuarse en el poder puede llevar a que prácticas que al principio las hiciste con algunas dudas, después las integrás como rutinarias, y al final ya no te das cuenta qué está mal.
—¿La decisión de la Jutep de actuar "de oficio" en el caso Sendic es un llamado de atención al sistema?
—Una aclaración. La Jutep actuó de oficio en el tema de las tarjetas corporativas de Ancap. Terminó en Sendic en los últimos 15 días cuando fue el único director del que surgieron cosas que no nos parecieron satisfactorias. Efectivamente no había pasado antes actuar de oficio. Es un mensaje de los que pensamos que en el mundo de hoy este organismo —que extraoficialmente se llama "Junta Anticorrupción"— no puede estar al margen de los temas que preocupan a la gente. No podemos hacernos los distraídos y decir: "acá no pasa nada". No nos da el paño para hacer todo lo que quisiéramos. Es un mensaje, sí. También es un mensaje para la ciudadanía, que con las limitaciones que tenemos, se van a hacer las cosas en serio: sin juzgar, ni partidismo. Y de la forma más objetiva posible. Hay gente en el Estado y en los partidos políticos que es sana, y trataremos de trabajar con ellos para que no nos pase lo que está pasando en otros lados y que nos puede llegar a pasar. Eso de que estamos a salvo es mentira.
—El expresidente Mujica dijo que hay cierta corrupción tolerable, en referencia al caso de Lula en Brasil. ¿Coincide en esa apreciación?
—Yo soy escandalosamente viejo. No me pidas que contemple cierto margen de corrupción. Soy de los que en una época pensaba que había gente y partidos que estas cosas no las hacían. Y no. Hoy me convencí que, lamentablemente, en todos lados hay gente que hace las cosas mal. Pero no acepto que tenga que convivir, por decisión propia, con un cierto grado de corrupción. Y creo que una fortaleza de Uruguay es que la gente tiene un alto nivel de indignación y exigencia hacia los políticos mayor que en la región. Esa fortaleza hay que cuidarla. Ojalá que cuando se vote en este país, el tema de la corrupción esté en la lista de cosas que uno juzga a la hora de elegir a un candidato. Me importa tres pepinos de qué partido sean. Pero que si yo estoy cuestionado por temas de corrupción, que tenga la menor cantidad de votos posible. Ese es un objetivo. La Junta y otros organismos tienen que transmitir a la ciudadanía que castigar a los corruptos vale la pena.
—El caso Sendic, ¿marcó un antes y un después?
—Hay dos planos. Desde el punto de vista del país, la renuncia de un vicepresidente no es cosa menor. Con su lado negativo, por el hecho por el que debió renunciar. Pero el lado positivo es que hay una respuesta de la ciudadanía y distintos organismos que operan para que ciertas cosas no pasaran disimuladamente. Desde la Junta, el hecho de ser el primer caso que se actúa de oficio —y un caso importante, que concluye con un fallo sólido, claro y muestra objetividad, respeto y ecuanimidad— es un caso especial. No una súper cosa, pero sí hay un antes y después. Es la primera vez que la Junta se metió en un baile de este tipo.
—El abogado de Sendic, Gúmer Pérez, declaró en La Diaria, que le llamó la atención el hecho de actuar de oficio y que se haya centralizado en su defendido.
—Se centralizó en las tarjetas de Ancap. Fue así, y en el único que encontramos cosas cuestionables fue en su defendido. Es entendible que no le guste. Esto no fue por fulano o mengano; o para ganar fama. ¡No! Nos pareció que el caso era importante y había una zona que no estaba siendo investigada: la ética pública. Esa zona que está entre el delito, que corresponde a la Justicia, y la de la ética partidaria. Hay cosas que no son delitos, pero que hay que cumplir, y hay éticas que no son de los partidos sino de la ciudadanía.
—¿Sintieron presiones durante el estudio?
—La verdad no recibimos ni una llamada, ni una pregunta, ni una presión de nadie. Ni a favor ni en contra, ni por qué lo estábamos haciendo, ni qué íbamos a concluir. Absolutamente nada. Para mí eso es una muy buena noticia.
—¿Notan una mayor preocupación de la ciudadanía sobre los casos de ética y corrupción?
—Sin duda. Hay un cambio fuerte. Siempre pongo el mismo ejemplo: entré a trabajar en lavado de activos (Secretaría Antilavado) en 2005. Nadie le daba bolilla; en el mundo Uruguay era un desastre y era verdad. Todo el mundo sabía que en este país se lavaba plata. Acá es exactamente al revés. El mundo dice: "En Uruguay son todos buenitos", que estamos en el mejor lugar de América Latina. Y la gente en este país está exigiendo y está caliente con razón. Se invirtió la cosa. Es cierto que Uruguay está mejor, y es cierto que hay derecho a estar enojado, y muy preocupado. Porque la corrupción no conoce fronteras.
—¿El narcotráfico es uno de los temas más complejos?
—Está demostrado que sí tienen poder. Pero el problema no es el narcotráfico, sino los funcionarios públicos. Son las empresas privadas que coimean para ganar más plata. El caso más claro es Brasil, con Odebrecht. En Uruguay está bueno que nos preocupemos y la gente lo reconoce en el mundo. La semana pasada estuve en un evento de anticorrupción en la OEA para hacer una presentación del país. Informé lo que había pasado con la renuncia del vicepresidente de la República. Si en un evento anticorrupción no informo de eso, quedo como que estoy tapando. Lo informé y la gente me vino a felicitar. Me decían: "Eso es lo que tiene Uruguay de distinto".
—¿Intentaron sobornarlo?
—No. Ni aquí, ni cuando estaba en lavado de activos. Pero tampoco me chupo el dedo. Estoy seguro que algún ofrecimiento debe haber habido en este país.
—Comparado con lo que sucede en Brasil, hay quienes dicen que en Uruguay faltan jueces y fiscales con agallas. ¿Es así?
—Sería irrespetuoso de mi parte afirmar o rechazar eso. A veces es fácil reclamarle a la Justicia a partir de lo que yo creo que está claro, pero no está tan claro. Estos son delitos difíciles de probar, donde no hay pruebas blanco o negro, que involucra a actores muy poderosos y frente a los que tenés que estar muy bien parado. La corrupción es un delito de los poderosos y los poderosos se defienden. Y para hacer cosas hay que estar seguro de no fracasar. Un fracaso puede dar la sensación de impunidad.
—¿Pero siente que a veces ustedes trabajan y no tienen una recepción en la Justicia?
—No. La Jutep tiene un Directorio de tres personas designado políticamente. Cada cinco años cambia. Si yo fuera juez, hasta que la Jutep no me demuestre que hace muy bien su trabajo, no le delego nada importante. Ojalá esta Jutep les demuestre en la próxima Rendición (de Cuentas) de que vale la pena tener más rubro, porque este año no tuvimos incremento alguno. Para una investigación judicial hoy esta unidad no tiene el personal confiable para asesorar a la Justicia. Queremos generar que el organismo especializado en corrupción pase a estar en los asuntos que se investigan de corrupción.
—¿Hay que ampliar las declaraciones juradas que se hacen sistemáticamente públicas?
—Seguro. Hay que hacer un análisis de riesgo y ver cuántas son necesarias abrir, si unas 300, o cuántas. Seguro más que ahora que solo son las del presidente y el vicepresidente. Está bien publicar, pero aquello que sirva. Por sensatez no hay que poner que hay que publicar en dos diarios de circulación nacional, cuando existe internet.
Dudas por efecto de ley de cannabis sobre narcos.
Fue una de las "grandes banderas" que mostró el expresidente José Mujica al culminar su mandato el 1° de marzo de 2015. La ley que regula el mercado de la marihuana y habilita la venta de cannabis producida por el Estado en farmacias, logró una atención internacional notoria.
Para el exmandatario se trata de "un experimento" con el fin de cambiar la estrategia de combate al narcotráfico. El proyecto incluyó tres grandes partes: el autocultivo de marihuana, la creación de clubes cannábicos, y la tercera fue la venta por parte del Estado de la droga.
Justamente fue la última parte implementada este año la que generó problemas con el sistema financiero por disposiciones de los Estados Unidos. El presidente de la Junta de Transparencia y Ética Pública, Ricardo Gil Iribarne, admitió que "es probable que le saque poder económico a los narcos".
"Filosóficamente el punto más fuerte es que desde los 70 se puede consumir marihuana sin castigo, pero se la tiene que comprar a los narcos", dijo, aunque aclaró que "es discutible" si es el mejor momento para implementarlo.
Sin embargo destacó que el poder de los narcotraficantes aún es muy grande, y su mercado es amplio. "¿Si le peleás el mercado? Me parece que eso es más complicado. De cualquier manera los coimeros no van a desaparecer", explicó el presidente de la Jutep en la entrevista con El País.
Uruguay puede recibir "observaciones importantes"
—¿No le llama la atención el poder económico que han adquirido algunas iglesias y centros de culto?
—Cuando estaba en (la Secretaría) Antilavado yo decía que había dos cosas que me preocupaban: una eran las iglesias y otra el fútbol. Y sigo creyendo que son dos temas preocupantes. No es porque todos fueran delincuentes, sino porque por esa vía se han canalizado fondos del narcotráfico y de la corrupción.
—Esta semana hubo una señal con el decreto que busca cortar con los pases puente.
—Pero también ha habido señales débiles.
—¿Por ejemplo?
—No me hagan hablar.
—Respecto a las iglesias hay un planteo en el Parlamento, ¿verdad?
—Hay un proyecto a estudio que busca ajustar cuáles son los sujetos obligados a reportar actividades sospechosas. Pero se ha empezado a discutir y dilatar, y ahora se está en el riesgo de avanzar o retroceder.
—Lo que es notorio es que el poder de las iglesias ha ingresado a la política.
—Es preocupante, sí. Hay vínculos con la política, sí.
—¿Cree que a ese nivel puede moverse dinero proveniente de ilicitudes?
—No necesariamente. Pero como sucede con otros negocios que manejan montos importantes, hay que mejorar los controles.
—Y eso que hay una fecha límite que es 2019, cuando viene la auditoría del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI).
—A mí lo que dice el GAFI me importa porque dice si estás en una lista negra, gris o nada, pero lo que más me importa es lo que pasa adentro del país.
—¿Si el GAFI viniera mañana qué puede ocurrir?
—No sé si se estará en la lista negra, pero se harán observaciones importantes.