ENTREVISTA
Coloniense, médico internista y militante nacionalista; hoy está al frente de la Digesa, la principal división en materia de organización dentro del MSP.
La semana pasada la Dirección General de Salud (Digesa) aprobó un nuevo protocolo para los salones de eventos en el que se permite que hasta 600 personas bailen en un espacio cerrado. Este tipo de decisiones, que parecían impensadas hace algunos pocos meses, dependen principalmente de Miguel Asqueta, quien prefiere no poner fecha para la finalización de la pandemia, pero sí está de acuerdo con la metáfora de las “perillas” que utiliza el presidente Lacalle Pou y deja en claro que el MSP cree que la entrada de extranjeros no producirá “ninguna ola” de contagios.
-¿Cuándo se terminará la pandemiaen Uruguay? ¿Es posible establecer plazos?
-Nadie tiene ni va a tener una fecha de finalización, sobre todo porque las epidemias no tienen una fecha concreta para terminar. Lo que tienen es un pasaje a otro estado. Con un virus respiratorio como el COVID-19, que además lo transmite la propia persona y no tiene un vector claro, puede ocurrir una finalización abrupta o no. Lo que ocurre con elementos como las vacunas o gracias a la propia inmunidad adquirida naturalmente es que en un momento lo esperable, y este es un tema del cual tenemos que empezar a hablar, es que la epidemia pase a otro estado epidemiológico que se denomina endemia. Probablemente vayamos a eso. Pero siempre hay que hablar en condicional.
-En las últimas semanas es frecuente ver que no hay fallecidos diarios y la mayoría de las personas que ocupan camas de CTI no están vacunadas, ¿no estamos ya en ese estado endémico?
-Si en Uruguay se mantuviera el curso sanitario de estos últimos 90 días, sumado a los índices elevadísimos de vacunación y al buen comportamiento de la gente que sigue teniendo mucho cuidado, el asesoramiento que nos dan, y es en lo que estamos convencidos, es que podríamos estar transitando en los próximos tiempos rumbo a una situación de endemoepidemia, pero eso no depende solo del Uruguay.
-¿De qué depende?
-Depende de la región y del mundo. Hoy Uruguay está muy bien, el resto de la región no está tan bien, aunque va mejorando auspiciosamente. Este virus generó fenómenos del siglo XXI porque viajó en forma muy diferente que la gripe española en 1918. Viajó en vehículos, antes no. Así como importó su transmisión original y su fuerza de dispersión, de la misma forma, para llegar a una endemia todo va a depender de las personas, los gobiernos, las economías y las culturas. Indudablemente podemos ir hacia un estado endémico en un tiempo prudencial.
-¿Cuánto es ese tiempo?
-Creo que entre corto, mediano y largo plazo, supongo que ocurrirá en el mediano plazo que el COVID-19 dejará de ser una epidemia. Con cifras variables aspiramos a que en 2022, ojalá en la primera parte del año, podríamos estar transitando ese período, pero no sabemos cuándo específicamente. Lo cierto es que este virus si fuera un ser humano seguiría en pañales, tiene 19 meses de vida.
-De la Digesa depende el control sanitario de las fronteras, ¿el fin de la pandemia podría estar condicionado por la apertura de fronteras?
-Como Uruguay está en un buen escenario queremos que concurran personas de afuera y van a venir con los máximos controles, pero los viajeros posiblemente den positivo y traigan más virus. Lo vamos a tener que ir manejando con perillas, como dice nuestro presidente, que en este momento, por fortuna, se están abriendo a un paso acelerado porque lo permite la situación, pero siempre va a haber fenómenos regionales.
-¿Hoy se hace un control a las personas que llegan del extranjero? ¿Esto se va a reforzar de cara a la apertura total del 1 de noviembre?
-La Dirección General de Fiscalización fue creada en el último presupuesto porque el MSP creyó que le faltaban recursos y autonomía, eran una veintena de funcionarios y no se podía trabajar así. La administración anterior tenía atrasos en todas las fiscalizaciones en general y esto se notó más con la pandemia. Hoy aparecen alertas en nuestro sistema cuando las personas no se hacen el segundo PCR al ingresar al país. Por fortuna, es muy importante el número de personas que sí se lo realizan. También hay un número importante que se guarda durante esos días, aunque la cuarentena no sea obligatoria. Igualmente, no hay una fiscalización específica para ver si la persona está o no en su domicilio. Hasta ahora se actuó a demanda a partir de denuncias. Ahora tenemos un plan de refuerzo para la apertura de fronteras. Principalmente se están reforzando las direcciones departamentales de salud de los departamentos fronterizos con más funcionarios, esto se hizo en los últimos días con Colonia, porque muchos argentinos van a entrar por allí.
-Uruguay hoy tiene una de las campañas de vacunaciónmás avanzadas de la región, ¿cuál es el próximo paso? ¿Se vacunará a niños?
-Se analiza, pero hoy la Comisión Asesora en Vacunaciones no lo tiene en agenda. El tema está presente y no se descarta, pero no está en el orden del día porque se necesita más información internacional. Hoy el plan es seguir fortaleciendo la campaña de vacunación y llegar a las personas que han decidido no vacunarse aún.
-¿Cuánto le preocupa al MSP ese 6% de la población que aún no se ha vacunado contra el virus?
-Por suerte hace meses estamos entre los primeros del mundo y en general los números son buenos, pero sabemos que posiblemente la mayoría lo han hecho por convicción y no por problemas de accesibilidad porque se han desplegado campañas de todo tipo.
-¿Es frecuente que el personal de la salud no se vacune?
-Según datos del MSP, hay instituciones de salud grandes donde hasta un 5% del personal decide no vacunarse. Incluso yo he dialogado sobre esto con algunos y, aunque suene petulante decirlo, hasta ahora ninguno nos ha ganado la discusión. Conozco personas que trabajan en la salud que saben de medicina y ciencia que han discutido el hecho de que estas vacunas fueron aprobadas para uso de emergencia. Eso es simplemente no saber de qué se habla porque no es más que un término técnico para la aprobación. Es sabido que la investigación de estas vacunas se hizo en todas las fases correspondientes y las vacunas que nosotros dimos cumplieron con todo. El uso de emergencia asustó a algunas personas cuando era un término técnico y normativo de los países.
-¿Debería ser obligatorio para estas personas?
-Creo que en esos casos es una obligación moral, ética, y de quien tiene el saber científico y el accionar técnico. Sobre todo porque pueden estar expuestas y hacer que un paciente se contagie. Más allá de una persona que va a la consulta porque le duele la rodilla, también hay que pensar en un paciente con alguna enfermedad respiratoria que al ser contagiado de COVID-19 puede empeorar mucho su cuadro. Por eso, la ética, el saber científico y cómo se maneja la praxis en la salud debe tener una única manera de conducirse y de leerse que para mí es esa. Si no se cumplen los preceptos éticos y técnicamente no se hace lo debido, estas personas no deberían llamarse profesionales, uno no es muy profesional si no se vacuna.
-¿Cuáles son las principales enseñanzas que deja la pandemia en Uruguay al MSP?
-Yo creo que se debería haber sido mucho más cauteloso, no solo en Uruguay sino en todo el mundo, con las enfermedades transmisibles que han tenido resurgimiento como la tuberculosis. Cuando la OMS anunció este fenómeno no éramos conscientes de lo que podía implicar y creo que eso se notó. A nivel del ministerio, es cierto que ya el miércoles 3 de marzo, solamente un día después de asumir, ya tuvimos una reunión importante que fue planificada una semana antes cuando no estábamos en el MSP y ya hablábamos del virus de la China que había pasado a Europa y estaba generando algo importante allá, sobre todo en Italia. Conocíamos cosas sobre el SARS-CoV-2 y lo que podía pasar. Pero, no había una preparación importante ni una dimensión de la situación.
-¿El Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) facilitó la buena coordinación general para controlar la pandemia y acelerar la campaña de vacunación?
-Cuando en diciembre de 2007 se creó el Sistema Nacional Integrado de Salud yo era legislador de la oposición y voté un número muy importante de artículos. El SNIS tenía un basamento en las fortísimas instituciones que tiene nuestro país tanto del interior como de Montevideo que son anteriores al 2007, a nivel privado se ve muy bien con la coordinación entre las mutualistas. Desde lo público, hasta ese momento no existía la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) como tal, pero sí la salud pública tenía una distribución territorial muy importante con centros de primer, segundo y algunos de tercer nivel y sobre eso se construyó el sistema. En los hechos, el combate a la pandemia se basó en lo mismo que el SNIS.
-¿El sistema en general se encontraba en buenas condiciones previo a esta administración?
-Prefiero no hacer un análisis a fondo de si estaba bien o mal. En el primer nivel de ASSE hubo algunas fallas, eso es cierto, pero tampoco es culpa de esta administración que había comenzado su gestión hacía muy poco. A ver, en la ciudad donde yo vivo, Carmelo, no hay una eficaz protección asistencial de ASSE y tampoco la había antes de la pandemia. El usuario de ASSE en mi ciudad no tenía la posibilidad de que vaya un médico a su casa y aunque eso mejoró con la pandemia, no es algo frecuente. Creo que hubo fortalezas importantes en el sistema en general y otras hubo que atender más.
“No vamos rumbo a ninguna ola”
-¿La llegada de extranjeros en verano podría potenciar los casos de la variante Delta?
-Con los científicos que asesoran al gobierno solemos mirar cómo la Delta ingresó el 13 de julio y ya pasaron más de 80 días. Es mucho tiempo como para que se genere una ola. Yo estoy entre los que piensan que no va a haber una ola de Delta. Con la apertura de fronteras puede haber algunos casos que entren con un hisopado negativo y luego den positivo acá y es esperable, pero con casi tres cuartos de uruguayos vacunados mi impresión es que no vamos rumbo a ninguna ola.
-¿Hoy todos los brotes se explican por la variante Delta?
-Posiblemente. Todos los brotes del último mes tuvieron un porcentaje de Delta relativamente importante. Esa es la propia expresión de la variante porque tiene mayor carga viral y capacidad de penetración. En este momento la Delta está en 16 de los 19 departamentos, pero somos conscientes también de que posiblemente en alguno de los departamentos restantes no se secuenció y también está. Seguramente ya sea la variante que más circula en Uruguay. Hoy hay 39 casos activos de la variante y en total ya hubo 455.