ESTUDIO
El usuario “ocasional” disminuyó por pocos eventos sociales, según el informe interno realizado por el Observatorio Uruguayo de Drogas al que accedió El País.
La pandemia del covid-19 impactó a la sociedad en diversas maneras y quizá uno de los más interesantes tiene que ver con los hábitos de consumo de drogas. En Uruguay, el usuario “frecuente” de cannabis aumentó su consumo durante el comienzo de la emergencia sanitaria, pero el catalogado como usuario “ocasional” lo disminuyó, según un informe interno realizado por el Observatorio Uruguayo de Drogas (OUD) al que accedió El País.
Estar más en casa, a pesar de que Uruguay no llegó a decretar la cuarentena obligatoria, llevó a que el relacionamiento de las personas con las drogas cambiara y el cannabis no fue la excepción. El informe del OUD fue realizado entre marzo y mayo de 2020, es decir, los meses en los que hubo “mayor psicosis entre las personas”, según indicó el coordinador del Observatorio, Héctor Suárez.
“Al terminarse prácticamente las situaciones sociales en las que el consumo se generaba para los usuarios ocasionales, estos dejaron de vincularse con el cannabis durante casi totalmente, pero en aquellos que tenían un uso más frecuente, sobre todo en el hogar, sin depender de ir a un lugar para consumir, lo aumentaron”, afirmó Suárez.
Según el coordinador del Observatorio, el mercado de cannabis tiene “otras variables más importantes que la pandemia” que generaron cambios en los últimos dos años. “Las farmacias no podían cubrir la oferta necesaria porque siempre se vendió todo lo que se puso a disposición del público, entonces la variable fundamental ha sido que a mayor cantidad de puestos de venta, más compras se generan”, explicó.
Además, durante el 2020 se registró un “aumento notable” de los autocultivadores inscriptos en el registro del IRCCA (Instituto de Regulación y Control de Cannabis), algo que, según Suárez, tiene que ver con “la cantidad de fiscalizaciones e inspecciones que hizo el Ministerio del Interior”, lo que llevó a que la gente “se asustara y fuera masivamente a inscribirse”. “Hoy siguen creciendo los cultivadores todo el tiempo, más allá de que hay un mercado que consideramos gris, como los autocultivadores no registrados”, sostuvo Suárez.
Más allá de lo que pasó con el cannabis, el informe del Observatorio Uruguayo de Drogas también incluye datos sobre el consumo de otros estupefacientes durante los primeros meses de la pandemia. En el caso de las drogas sintéticas, el informe marca una “baja sustancial” en su consumo y esto podría vincularse a la disminución de eventos sociales “como las fiestas electrónicas”, según Suárez. Entre marzo y mayo también se notó un menor uso de “drogas ilegales” como la cocaína, la pasta base, los alucinógenos y el éxtasis.
A pesar de la disminución de drogas ilegales, la pandemia provocó un aumento en el uso de tranquilizantes y antidepresivos sin prescripción médica. El aumento se dio tanto en los usuarios frecuentes como en los ocasionales y esto tiene que ver con que “la situación en general de una pandemia mundial genera mucha ansiedad e incrementa la necesidad de consumir”, según el coordinador del OUD. En el mismo sentido, el ocio extendido provocado por el aumento de las personas en seguro de paro o desempleadas también es “una explicación razonable para tener mayor consumo”.
“Entre las consecuencias negativas del aislamiento, el distanciamiento social y la incertidumbre generalizada de este contexto mundial se destaca el estrés y trauma en las poblaciones actuales, los cuales se manifiestan a distintos niveles y se retroalimentan o agudizan aún más ante la confluencia de determinadas problemáticas sociales. El incremento del consumo de sustancias psicoactivas se presenta en este escenario como uno de los fenómenos probables”, indica el informe del Observatorio Uruguayo de Drogas.
Menos tratamientos
Debido al encierro, muchas personas pasaron más horas del día con sus familias, lo que provocó un “relacionamiento algo novedoso”, según Suárez, y con eso “se visualizó un aumento en las llamadas a ASSE por consultas de familiares de personas que consumen”. Sin embargo, el informe muestra una disminución del 23,8% en los ingresos de usuarios a tratamientos especializados en drogas con respecto al año anterior.
Según Suárez, la disminución de los tratamientos tiene que ver con “problemas logísticos” porque “al cerrarse los servicios hubo una menor demanda de tratamientos de la esperada año a año”.
La línea telefónica 1020 -para el servicio de información, apoyo, contención y asesoramiento a personas con adicciones- tuvo un aumento del 25% en las consultas entre los primeros meses de 2019 y los de 2020. “Sin embargo, pasado el momento inicial de las medidas de distanciamiento social, decae por debajo de los valores de 2019 en el mes de agosto”, señala el informe. Algo similar pasó con la línea de ayuda para salud mental que se abrió durante la pandemia, porque “en muchos casos había problemáticas con adictos y se delegaba al organismo correspondiente”, explicó Suárez.
Se vendió más vino y menos whisky
Además del consumo de estupefacientes, el Observatorio Uruguayo de Drogas (OUD) también analizó la venta de alcohol durante los primeros tres meses de pandemia por el covid-19.
Con respecto a las ventas del 2019 en los mismos meses se vieron “fenómenos que van en sentido contrario”, según el documento al que accedió El País.
Mientras las ventas de vinos presentaron un aumento en todo el país, el resto de las bebidas alcohólicas muestran un descenso significativo. “El consumo más bajo fue el de whisky y cerveza y pensamos que tiene que ver con los destinatarios de estas bebidas”, explicó el coordinador del OUD, Héctor Suárez. “Probablemente estos comportamientos respondan a los diferentes contextos en que son preferidas un tipo u otro de bebidas, asociándose el vino en mayor medida al consumo en el hogar u ambientes privados mientras que la cerveza, por ejemplo, puede relacionarse con los lugares de ocio o salidas nocturnas más asociadas a la población joven, actividades restringidas en estos meses”, indica el documento.
Específicamente en el rubro de las cervezas, el consumo sumó los 95.3 millones de litros. En este sentido, la cifra se ubicó un 6,7% por debajo de la reportada en 2019, según los datos declarados por fabricantes e importadores ante la Dirección General Impositiva (DGI) para la determinación del Impuesto Específico Interno (Imesi). Con respecto al consumo de whisky, Uruguay totalizó 609 mil litros vendidos.
Según Suárez, hubo un “importante cambio de comportamiento” que va de la mano con lo que ocurrió con las drogas, donde los usuarios “ocasionales” disminuyeron sustancialmente.
Con respecto al consumo de tabaco, las ventas acumuladas entre marzo y junio de 2020 “evidencian un ligero aumento respecto al mismo período en años anteriores”, según el informe. Sin embargo, los datos referidos a la venta de cigarrillos muestran “la situación contraria” porque hubo una disminución. “En esta interpretación debe considerarse la exclusión de datos referidos al contrabando, fenómeno que puede resultar significativo en este mercado”, explica el informe del OUD.