Cada día 14 personas sufren un ACV: una enfermedad de la vejez que acecha a los más jóvenes

Hubo 2.211 muertes por enfermedades cerebrovasculares en 2022. La desviación de la comisura de la boca, la falta de fuerza de la mitad del cuerpo y los problemas del lenguaje son sus primeras señales.

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Médicos
Datos oficiales: de los 59.092 egresos hospitalarios que hubo con ACV como diagnóstico principal en 11 años, el 71% (41.798 casos) se dio en personas de más de 65 años.
Archivo/El País.

El cerebro tiene unas 120 millones de neuronas, de las que se mueren 2 millones por cada minuto que corre después de tener un accidente cerebrovascular (ACV). Los especialistas coinciden en que es clave la rápida acción después de los primeros síntomas. En Uruguay, hubo 5.136 egresos hospitalarios con esta enfermedad como diagnóstico principal en 2022, lo que dejó un promedio de 14 casos por día. Dado que el año anterior hubo 5.084, se registró una diferencia de 52 episodios.

De 2012 a 2022, hubo 59.092 episodios de ACV en Uruguay. El pico más alto se dio en 2019 cuando hubo 5.732, y le siguieron 2017 con 5.673 y 2018 con 5.605. Ahora ¿qué es un accidente cerebrovascular? Ocurre cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se obstruye (isquémico) o rompe (hemorrágico). Esas situaciones generan que una parte del cerebro se dañe o muera. Al taparse la vía, se produce un impacto al no ingresar la sangre al órgano; y si hay una rotura, la sangre afecta la zona en el cerebro donde se dio el episodio.

Murieron seis personas por día en promedio por ACV en 2022. Totalizaron 2.211 fallecimientos, número que se mantuvo casi sin variaciones con respecto al año anterior (2.218). El número más alto se dio en 2016 cuando hubo 2.609, y le siguió 2015 con 2.596. Y si se miran los últimos 11 años (de 2012 a 2022) se registraron 26.250. Los datos pertenecen a un pedido de acceso a la información pública que realizó El País al Ministerio de Salud Pública.

El neurólogo Andrés Gaye comentó a El País que el ACV es una “enfermedad de alta incidencia” y con una “mortalidad muy importante” a nivel local. El coordinador de la unidad de ACV del Hospital de Clínicas recordó que está “dentro de las primeras tres causas de muerte en el país junto con el cáncer y el infarto al corazón”. Año a año varían las posiciones -si queda primera, segunda, tercera-, y “los que no fallecen quedan con alguna discapacidad física”, sea para hablar, caminar, mover un brazo o mantener el equilibrio, entre otras.

Una vez que aparecen los primeros síntomas, es necesario realizar la consulta médica lo antes posible. Este es uno de los puntos en los que el neuroradiólogo intervencionista Matías Negrotto hizo mayor hincapié. Y es que ante un ACV isquémico -donde se obstruye la arteria- es necesario “actuar rápido y destaparla lo antes posible”. El profesor adjunto del Hospital de Clínicas indicó a El País que cada uno tiene una cierta “reserva de oxígeno”, por lo que la respuesta puede variar en cada persona. En ese marco, “hay que salir corriendo para reperfundir el cerebro que todavía está vivo y no se ha muerto”, añadió.

Es importante estar atento a los síntomas. El neurólogo Gaye explicó a El País que dependen de en qué sector del cerebro ocurre la obstrucción o rompimiento de la arteria. Dada esa aclaración, el coordinador de la unidad de ACV del Hospital de Clínicas indicó que hay tres síntomas principales que se comunican a la población, que tienen un “inicio brusco, de un momento a otro”. Dentro de los más comunes están la “desviación de la comisura de la boca de la boca, la falta de fuerza de una mitad de un cuerpo (brazo o pierna), y los problemas del lenguaje”, señaló.

“Entonces, hay una prueba sencilla que puede realizar cualquier persona que piense que le sucede un ACV o si le ocurre a un familiar. Primero, se mira la sonrisa para ver si la boca queda de forma asimétrica. Segundo, se debe estirar uno de los brazos para observar si no lo puede levantar o lo levanta pero cae por falta de fuerza. Tercero, se le pide que diga una frase, como ‘el cielo está celeste en la ciudad de Montevideo’. Este paso sirve para ver si la puede reproducir el enunciado, o si lo dice de forma arrastrada como si fuera borracho o dice una frase que no tiene sentido”, explicó Gaye.

Y si se mira la edad, de los 59.092 egresos hospitalarios que hubo con ACV como diagnóstico principal en los últimos 11 años, el 71% (41.798 casos) se dio en personas de más de 65 años. Pero también sucede a otras edades, aunque a un nivel menor. Hubo 283 casos en menores de un año -0,5% del total-. Gaye explicó que cuando es en recién nacidos se pueden dar por complicaciones en el parto o por problemas en la coagulación de la sangre.

Pero también suceden en la adolescencia. Los registros del MSP indican que hay episodios en la adolescencia (283 en el rango de 15 a 19 años) y en los jóvenes (233 entre 20 y 24 años).

El neurólogo explicó que pueden suceder ACV en pacientes adolescentes que “son sanos o aparentemente sanos porque no tienen enfermedades conocidas”. Y es que hay algunos accidentes cerebrovasculares que “no necesariamente se asocian a los factores de riesgo que todos conocemos, como la hipertensión, la diabetes, el colesterol, entre otros”, indicó, y continuó: “Se puede lesionar una arteria por un traumatismo, o podés tener alguna malformación de las arterias y venas adentro del cráneo que no te había dado síntomas y solo aparecen cuando te da un ACV. También puede haber algunas infecciones o inflamaciones de las arterias causadas por gérmenes o enfermedades autoinmunes. Son causas menos comunes y ocurren con poca frecuencia, pero ocurren”.

Y en el mundo -indicó el coordinador del Hospital de Clínicas- está aumentando la cantidad de ACV que aparecen alrededor de los 30 y 40 años. Sucede que “cada vez aparecen más temprano los factores de riesgo como obesidad, hipertensión, diabetes”, dijo, y añadió: “Cada vez se ve en poblaciones más jóvenes por el mal estilo de vida, porque no hacemos ejercicio y comemos mal. Entonces, aun las causas clásicas están corriendo a edades más tempranas”.

La velocidad de acción es importante debido a la ventana que se abre para realizar tratamientos. Un procedimiento que se aplica en Uruguay -indicó Negrotto- es la trombectomía mecánica, que lo financia el Fondo Nacional de Recursos. Ante un “coágulo grande” que un fármaco que se administra no puede romper, se interviene mediante un dispositivo, explicó.

El neuroradiólogo intervencionista indicó que la trombectomía mecánica tiene “buenos resultados en Uruguay desde el punto de vista de la recanalización, que es quitar el coágulo”. “Pero está el problema de que los pacientes se mueren igual porque no están llegando a tiempo. Si uno viene a la una, dos o tres horas del episodio, lo más probable -aunque depende de las condiciones de cada uno- es que marche bien si tiene una buena reserva de oxígeno. Pero si pasaron ocho, nueve o diez horas, por más que se realice el procedimiento, es probable que se muera el tejido”, dijo.

Puntos fuertes y débiles en Uruguay

La trombolisis intravenosa es obligatoria de realizar ante una situación de emergencia, explicó Gaye, y añadió que no importa dónde se haga la consulta -es decir, en cuál departamento te da un ACV- ya que hay indicación de que se tiene que hacer. Otro tratamiento que se sumó es la trombectomía mecánica, que la financia el Fondo Nacional de Recursos. Este procedimiento se realiza en siete lugares del país, cinco en Montevideo y dos en el interior (Salto y Tacuarembó).

Por su parte, Negrotto remarcó la importancia de actuar con rapidez para poder realizar las intervenciones. En su caso, practicó una en Tacuarembó en un paciente que venía de Cerro Largo.

El neuroradiólogo intervencionista también indicó que “la rehabilitación es fundamental” en un paso posterior. “Si dejás una persona a la que le hiciste todo lo que había para hacer (en cuanto a tratamientos) pero después no la rehabilitás ni ayudás -sea con fisioterapia u otros- el resultado va a ser peor”, añadió.

El neurólogo Gaye indicó que se le “empezó a prestar atención (al sistema de atención de ACV) hace relativamente pocos años”. En ese sentido, añadió: “Es imperfecto como todo lo nuevo que empieza a funcionar. Falta mejorar. Falta capacitar más médicos para darse cuenta de los síntomas y así derivar rápidamente los pacientes. Incluso que el propio personal médico y no médico sepa y conozca que los dos tratamientos son obligatorios y hay que darlos. Aunque parezca mentira, a veces todavía no se conoce. Y otra debilidad es que no hay de forma generalizada unidades de ACV”.

cuatro datos

Pico

En los últimos 10 años, 2019 es cuando hubo un mayor número de enfermedades cerebrovasculares. Totalizaron 5.732. Le siguieron 2017 con 5.673 y 2018 con 5.605.

Edad

La mayor cantidad de enfermedades cerebrovasculares se da en los mayores de 65 años. En los últimos 10 años hubo 41.798 diagnósticos en ese rango etario.

Sexo

De los 59.092 diagnósticos que hubo en los últimos 10 años, la mayor parte fueron en mujeres (29.743 casos) mientras que en hombres hubo un número levemente menor (29.341). Hay ocho casos sin asignación de sexo en la información del MSP.

Muerte

En 2022, 2.211 personas perdieron la vida debido a una enfermedad cerebrovascular.

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