EL AVANCE DEL VIRUS EN URUGUAY
Entre los 6.385 test de COVID-19 que se realizaron ayer, se detectaron 390 casos positivos nuevos. Se trata de la cifra más alta en un día.
El Sistema Nacional de Emergencia reportó ayer tres muertos y 390 casos nuevos del COVID-19. Es la cifra diaria más alta desde que comenzó la pandemia. Detrás de ese “récord” que por sí solo no dice demasiado, hay 390 personas a las que el Ministerio de Salud Pública (MSP) deberá contactar para investigar cómo se pudo haber contagiado y a quiénes pudo haber infectado. Pero eso no es todo: hay otros 700 infectados, de esos que días atrás ya fueron notificados que son positivo, a los que todavía no se llamó para hacer ese rastreo. Y cada día que pasa, el retraso aumenta, las llamadas pendientes se acumulan y se está un paso más cerca de perder el hilo epidemiológico.
Entre las tantas palabras que popularizó el COVID-19, hay dos que, combinadas, asustan: “sin nexo”. Así les llaman los técnicos a aquellas personas que infectaron del COVID-19 pero que, tras haberse investigado su caso, se desconoce cómo contrajeron la enfermedad. Se sabe que son personas sin antecedentes de viaje a una zona de alta circulación del virus y se conoce que tampoco estuvieron en contacto con otro paciente positivo.
Durante casi toda la pandemia, en Uruguay hubo una de cada siete personas sin nexo. En noviembre ya era una cada cinco. Y en diciembre es una cada cuatro. Aunque dicho así pareciera que es poco, en la práctica significa que solo en el mes de noviembre se detectaron 740 casos positivos sobre los que no se sabe el hilo epidemiológico.
Pero ahora, con la saturación del sistema de rastreo, se suma un cuello de botella que a las autoridades sanitarias preocupa aún más: el aumento de personas a las que ni siquiera se llamó y por tanto no se investigó aún su caso (esas 700 que ayer en la tardecita quedaron postergadas porque los recursos humanos son finitos).
Según fuentes de la cartera sanitaria, el atraso del rastreo empezó a notarse en noviembre. El aumento de rastreadores -esos funcionarios responsables de hacer las pesquisas telefónicas y construir las cadenas de cómo se fue transmitiendo la enfermedad- hizo que Epidemiología pudiera ponerse a tiro otra vez. Pero a fines de ese mes, ante tan acelerado crecimiento de los contagios, se hizo un cuello de embudo que redundó en este delay de personas por investigar.
Ante este desborde de la capacidad de rastreo, los científicos entienden que “sería deseable” que el ciudadano “se adelante a la jugada”. ¿Qué significa? Si una persona ya sabe que es positiva, podría ir avisando a los contactos que haya tenido incluso antes de que el MSP lo llame. Y esos contactos, a su vez, podrían ir advirtiendo a sus propios contactos para, en el caso de que haya habido transmisión, cortar la cadena cuanto antes.
Al mismo tiempo, el coordinador general del grupo de científicos que asesora al gobierno, Rafael Radi, dijo que cada persona debería “disminuir el número de contactos” y que “las burbujas sean chicas” para “tratar de pasar de aquellos 25 (contactos) a los 12 (que cada uno generaba cuando la pandemia estaba bajo mayor control)”.
Otra manera de observar el descontrol que genera el aumento de contagios es que, ayer, de cada 100 test, seis dieron positivo. Los países que han tenido cifras superiores a cinco han tenido que endurecer las medidas de contención. ¿Por qué? Radi también había dicho que es un indicador de que “algunos casos se te están escapando”.
Brotes en cárceles y hospitales
En la unidad penitenciaria de Punta de Rieles hay al menos una veintena de reclusos que dieron positivo al test del COVID-19. En la cárcel de Santiago Vázquez, a su vez, hay un interno cursando la enfermedad y las autoridades sanitarias están examinando a otros presos. En el INAU, donde ya había habido un brote que llegó a la 12ª generación de contactos, ayer se reportó 19 positivos (16 trabajadores, dos adolescentes que son internos y un niño de un centro de 24 horas de La Teja).
El Ministerio de Desarrollo Social, al mismo tiempo, informó de tres centros en cuarentena: dos del programa de personas en situación de calle y uno de mujeres con niños. Hay 90 personas en cuarentena, 25 esperando el resultado del hisopado. En el hospital Maciel hay dos casos positivos y casi 80 personas en cuarentena. En ese mismo hospital hay otros 64 funcionarios de salud en cuarentena por contactos generados con positivos fuera de la institución. La afectación de estos trabajadores preocupa particularmente a las autoridades, más ante el aumento de la demanda en CTI: hay 33 cursando la enfermedad en cuidados intensivos.