LA PANDEMIA COVID-19
Hay una pandemia en el mundo y cuatro casos confirmados del nuevo coronavirus en Uruguay y para que el sistema sanitario no colapse, hay una sola clave: no enloquecer.
Este verbo intransitivo que por definición significa “perder el juicio o la razón”, dicen las autoridades del Ministerio de Salud Pública, es la base para salir airosos de esta “emergencia sanitaria” que decretó Presidencia: no abarrotar las emergencias y, ante síntomas, pedir una consulta a domicilio; no saturar las líneas; no entrar en pánico; no desabastecer los supermercados.
Sucede que hasta los sistemas de los países desarrollados son pasibles de la ruina si no existe una correcta gestión: sucedió en Italia y en partes de España.
Pese a que el conocimiento científico del virus es aún primario, los estudios más serios han demostrado que un 80% de las personas contagiadas padecen síntomas leves (como un resfrío). Esos se curan en sus domicilios. Pero el restante 20% (un 15% son graves y 5% críticos) requieren de hospitalización. Para ese grupo es que se necesitan las camas de los prestadores de salud.
Uruguay cuenta con 2,8 camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes. Se trata de una de las mejores tasas de América Latina (solo superado por Cuba y Argentina) y una cifra que está por encima del promedio mundial.
Pero las camas que son de cuidado intensivo se reducen a unas 900. Esas serían las fundamentales para el tratamiento de los casos graves, más aún con padecimientos respiratorios. Y de ese total, dijo el intensivista Luis Núñez, “un 10% estarían en aislamiento”.
El intensivista Núñez fue uno de los coordinadores de la guía a seguir que elaboraron las comunidades científicas. En ella se deja en claro que se ha confirmado la transmisión interhumana, estimándose una tasa de transmisión de dos a tres personas por cada caso confirmado. Eso quiere decir que la propagación es más veloz que la gripe común.
El objetivo sanitario que se ha planteado el gobierno, por tanto, es lo que se conoce como “achatar la curva”. Eso significa intentar el mayor aislamiento social para evitar un contagio mayor y que, de esta forma, no se concentren muchos enfermos graves a la vez.
Si los casos de contagio grave están esparcidos en el tiempo, es menor la chance de un colapso. Y para ello, otra vez: no enloquecer y llamar al médico a domicilio en lugar de concurrir directo a la puerta de la emergencia o del policlínico.
Todos los prestadores de salud de Uruguay cuentan con médicos a domicilio. Incluso ASSE generó, tras un acuerdo con el Sindicato Médico y la Federación Uruguaya de la Salud, un sistema de visitas a domicilio. Así lo señaló el gerente general de la institución, Alarico Rodríguez.
Tanto ASSE como el resto de los prestadores han reorganizado el “plan invierno”, vigente desde el jueves, a los efectos de aumentar su capacidad de respuesta.
El laboratorio del Ministerio de Salud que testea los casos de nuevos infectados por el coronavirus, también cambió su dinámica e incorporó guardias los sábados y domingos.
Hay tres prestadores privados que también cuentan con el kit que permite confirmar los casos de coronavirus, pero el Ministerio de Salud, como órgano rector, es quien tiene la última palabra.
Cuando la epidemia de influenza AH1N1, la cantidad de casos era tal que ya no tuvo sentido realizar el test confirmatorio. Algo similar es de esperar que pase con el Covid-19. Aunque hasta el momento se desconoce cómo reaccionará el virus en Uruguay.
No solo eso, se trata de una cepa muy nueva. Todo empezó en un mercado de mariscos en la ciudad de Wuhan, China. O al menos ese es el epicentro identificado por las autoridades locales para este virus que generó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevara la amenaza internacional de la epidemia a “alta” y luego a una pandemia.
A mediados de enero se conocieron los primeros infectados por este virus y hoy hay más de 145.000 personas confirmadas con coronavirus y más de 5.000 muertos por la misma causa.
Según la OMS, China dejó de ser el epicentro del virus y ahora es Europa quien concentra el crecimiento más exponencial de casos de infectados.
El intensivista Núñez concluyó: “Ningún sistema de salud del mundo está preparado para una contingencia así y sabemos que el reto es grande, pero lo importante es tener los planes de contingencia que nos permitan afrontar estas dificultades con el menor impacto negativo posible”.
Actividades públicas suspendidas y otras medidas.
Enseñanza. En escuelas y liceos no se suspenden por ahora las clases, aunque sí el control de asistencia tanto en institutos públicos como privados.
Universidad. No habrá clases hasta el 21 de marzo en la Udelar. Esto abarca las actividades realizadas curricularmente. También los seminarios y disertaciones que prevean la participación de más de 50 personas en un mismo espacio físico. A nivel privado solo Claeh no suspendió aún. Lo puede hacer el lunes.
Espectáculos. Fueron suspendidos todos los espectáculos públicos. El primero en quedar cancelado fue el Montevideo Rock, que esperaba 40.000 personas.
Taxis. La Gremial Única del Taxi resolvió que los usuarios no viajen en el asiento delantero del coche.
Campaña. Horas antes de que se conocieran los casos de coronavius, la candidata de la coalición a la IMM, Laura Raffo, anunció que suspendía los actos de campaña en espacios cerrados. El Frente Amplio ha decidido suspender todas las actividades públicas de campaña electoral durante el fin de semana como medida de prevención de la propagación del coronavirus en Uruguay. El Secretariado Ejecutivo evaluará la situación el lunes.
Teatros. La Intendencia de Montevideo suspendió las visitas guiadas al Teatro Solís y al Teatro de Verano. Tampoco se puede visitar el Palacio Legislativo. Ayer el Ballet Nacional del Sodre levantó la función de “Un tranvía llamado deseo”.
Cines. Desde anoche los complejos Movie solicitan a los clientes que mantengan una distancia de dos butacas entre cada uno. En caso de que no aceptar esa medida, se devuelve el dinero.
Expoactiva. La Asociación Rural de Soriano postergó la edición de la feria.
Iglesia. Los obispos católicos uruguayos recomendaron omitir el saludo de la paz en las misas, no poner agua bendita en las pilas situadas en los templos y recibir la eucaristía en la mano y no en la boca.