HUBO 6.578 CASOS
En Sudamérica la ola a causa de la variante ómicron todavía no alcanzó su pico; si se tiene en cuenta el tamaño de la población, la uruguaya es la segunda más alta de la región.
En Maldonado, donde esta semana estuvo el principal foco de contagios de covid-19, una de cada 59 personas cursa la infección que causa el nuevo coronavirus. En Uruguay en su conjunto, transita la infección uno de cada 106 habitantes. Y la cantidad de afectados se duplica cada cuatro días. ¿Cómo se explica esta situación?
La ciencia a veces necesita de imágenes cotidianas para explicar lo inexplicable: una manzana que cae de un árbol para entender la gravedad, un arcoíris, un día de lluvia y sol para comprender a la luz como la fuente de la sensación de color y una pelota que avanza a gran velocidad hacia el arco para explicar, por la ley de la inercia, que solo frenará si un jugador, la red, el viento o la fricción del pasto la hacen recular. Para entender la marcha del coronavirus los epidemiólogos imaginaron olas. Pero ahora, con la variante ómicron dominando el mundo, ese recurso visual no basta y hay que pensar en montañas.
Imagine una montaña muy alta, una montaña en que la ladera está bien empinada y para alcanzar el pico es necesario escalar casi en vertical. Esa es la característica del aumento de casos de covid-19 con ómicron. A diferencia de las olas anteriores, que se parecían más a una pequeña cordillera, en que las laderas tenían una pendiente menos pronunciada e iban subiendo y bajando, ahora los lados de la montaña se acentúan hacia el cénit.
Prueba de ello es que la cantidad de nuevos casos positivos reportados en Uruguay esta última semana se duplican cada cuatro días. O, lo que es lo mismo, en un período de entre cuatro días cada infectado contagia a otras dos personas y así...
En Sudamérica las montañas a causa de ómicron todavía no alcanzaron su pico... se está escalando. Si se tiene en cuenta el tamaño de la población, la montaña uruguaya es la segunda más alta de la región: solo la supera la de Argentina que, hasta el cierre de la semana era casi el doble de alta que la uruguaya. Pero, a la vez, la uruguaya es poco más del doble de alta que la colombiana y unas siete veces la chilena.
En Sudáfrica, donde se hallaron los primeros casos de infectados con la variante ómicron, el pico de contagios parece haber pasado (por ahora). Se habría llegado a él a mitad de diciembre y su altura había sido la mitad más baja del punto en el que Uruguay se encuentra hoy (siempre en relación al tamaño de la población).
Las imágenes de las montañas son menos elocuentes para ilustrar lo que está ocurriendo con los ingresos a las unidades de cuidados intensivos y las cifras de fallecidos. Mientras los contagios tienen esa forma de pico bien elevado y la ladera pronunciada, los muertos y las hospitalizaciones crecen lento y a lo ancho.
Además, el efecto de la inmunización previa, por contagio o vacunas (y en especial por los refuerzos con terceras dosis), está haciendo que la ocupación de camas en CTI por enfermos con covid-19 esté varias veces por debajo del pico de mayo.
¿Desacople?
Durante la primera mitad del año aproximadamente el 1,5% de los positivos transitaba la enfermedad de forma grave, mientras que hoy lo hace el 0,2%.
“Antes la proporción era uno cada 70 casos y ahora es uno cada 500. Las probabilidades son mucho más bajas, pero igualmente al aumentar los casos, como sucede ahora, los casos graves también suben”, explicó el presidente de la Sociedad Uruguay de Medicina Intensiva (SUMI), Julio Pontet. A diferencia de la imagen de la montaña que sirve para explicar el aumento exponencial de los contagios, con los ingresos a terapia intensiva la imagen adecuada, según el intensivista, sería la de una pendiente que se ensancha y aumenta de a poco... pero aumenta.
Más allá de los cambios de proporción y el aparente desacople entre contagios y hospitalizaciones, la variante ómicron también juega su parte y los científicos analizan si la propia naturaleza de su composición no explicaría las reducidas afectaciones graves.
Los estudios con animales de laboratorios -cuyos resultados están en fase de revisión por parte de la comunidad científica- muestran que ómicron afectaría menos los pulmones. El consorcio de laboratorios del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades de Estados Unidos infectó para su análisis a 129 hámster. Con variantes anteriores, como delta, al cabo de pocos días vieron que los animales reducían su peso corporal entre 10% y 15% a causa de una enfermedad grave. No así con ómicron. Cuando empezaron a analizar la carga viral en las distintas partes del sistema respiratorio, comprobaron que en los pulmones la nueva variante dominante en el mundo es diez veces menos invasiva.
Pero el SARS-CoV-2, por más variantes que existan, en esencia sigue siendo el SARS-CoV-2. Ómicron no es la excepción, “no es gripe, no es un virus que causa resfriados”, aclaró el catedrático de Enfermedades Infecciosas, Julio Medina. Por lo tanto, enfatizó el infectólogo, “hasta que se demuestre lo contrario, es un virus con potencial de enfermedad multisistémica (de afectar más de un órgano) y de covid prolongado”.
En este sentido, Medina le pide tiempo al tiempo: “Apenas se han cumplido seis semanas” desde que se reportó la nueva variante en el mundo, varios países “siguen alcanzado niveles récords de casos” y en algunos de ellos “las hospitalizaciones se acercan o ya han superado la altura de la ola delta”.
Pasó esta semana en Sudáfrica: la cantidad de muertos en un día rompió la barrera de los 500 y superó al registro récord de la ola anterior.
La severidad de la montaña ómicron, según Medina, no debe medirse solo en fallecidos u hospitalizaciones. Porque la alta cantidad de contagios también desencadena “la saturación del sistema sanitario en distintos niveles, el aumento de los ingresos a cuidados moderados, brotes intrahospitalarios, y la afectación del personal de salud” que termina repercutiendo en la calidad de atención.
Esta semana el Ministerio de Salud Públicarecortó el período de aislamiento preventivo para aquellos positivos vacunados y para los asintomáticos. Ese cambio de criterio reduciría la cantidad de personas que se entienden transita la infección. Sin embargo, lo empinada de la montaña ómicron hace que distintas actividades ya se están viendo perjudicadas en la práctica.
En Punta del Este se suspendieron fiestas multitudinarias, los ensayos de Carnaval están sufriendo bajas, cerraron algunos restaurantes, algunas oficinas limitaron la presencialidad laboral y en los grupos de WhatsApp circula la broma: “¿Hay alguien que no esté con covid?”
Por eso, el catedrático Medina concluye: “Lo más prudente, por el momento, es considerar que ómicron puede generar un problema importante a nivel de la sociedad y a nivel sanitario”.
Servicios de enfermería están trabajando “al límite” por ómicron
A pesar de no haber comprometido la operativa global de los hospitales, la variante ómicron sí está pisando fuerte en los servicios ambulatorios y las emergencias. La presidenta de la Asociación de Nurses del Uruguay (ANU), Blanca Fernández, dijo a El País que “el personal de enfermería está trabajando al límite para no desatender pacientes” debido al aumento de contagios.
El principal problema de la enfermería es el ausentismo. Según Fernández, hay un “déficit de base” referido a que hay unos 6.000 licenciados en enfermería y 27.000 auxiliares que dependen de esos licenciados. “Es una diferencia abismal entre los dos grupos y cuando uno de los licenciados se enferma eso repercute directamente en los servicios. Si a esto se le agrega el cansancio del personal por la pandemia en general, la situación se vuelve más compleja”, sostuvo.
La presidenta de ANU dijo que “posiblemente” cada vez más personal de enfermería del segundo y tercer nivel de atención pase al primero, que es el que hoy tiene más demanda.