PANDEMIA
Solo el 6% de las camas ocupadas en CTI son con pacientes COVID, por lo cual SUMI entiende que deja de ser necesario el esfuerzo del conteo.
Cuando el nuevo coronavirus recién era detectado en Uruguay, en marzo de 2020, en el mundo circulaba un artículo de Tomás Pueyo que se titulaba “el martillo y la danza”. Allí el ingeniero francés explicaba cómo el gran riesgo de esta pandemia era la saturación de las unidades de cuidados intensivos.
Casi en simultáneo, la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI) entendió que era prioritario un censo diario de contabilización de camas ocupadas por pacientes con COVID-19. Fue así que durante los 13 primeros meses de la pandemia solo existía el conteo de SUMI y era el que figuraba en el reporte oficial. Si bien luego se sumó un monitoreo desde el Sistema Nacional de Emergencias, el reporte diario de SUMI sigue siendo un “clásico” de la información de la marcha del COVID-19.
Pero este mes dejará de serlo. Solo el 6% de las camas ocupadas en CTI son con pacientes COVID, por lo cual SUMI entiende que deja de ser necesario el esfuerzo del conteo desde esa sociedad científica. Mucho más si se tiene en cuenta el cansancio acumulado de quienes hacen la recolección de datos.
Según una encuesta en la que participó la propia SUMI, el 30% del personal del intensivismo reconoció estar siempre o casi siempre enojado o irritable como consecuencia del agotamiento laboral. Aumenta a un 80% si se considera también los que “a veces”.