Director de la Junasa: "Descartamos la saturación; los CTI no van a colapsar"

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Luis González Machado, director de la Junta Nacional de Salud. Foto: Gentileza
Luis González Machado.
Foto: Gentileza.

ENTREVISTA A LUIS GONZÁLEZ MACHADO

Luis González Machado sostiene que quien necesite un CTI lo tendrá y que en “algunas semanas”, cuando avance la vacunación, se podrá ver la luz al final del túnel.

Luis González Machado es médico oncólogo y desde el cambio de gobierno está a cargo de la Junasa, órgano a cargo de regular el trabajo de los prestadores de salud públicos y privados. Pese a que cada vez son más los ingresos a cuidados intensivos en hospitales y mutualistas, él sostiene que el sistema no se va a saturar, que quien necesite un CTI lo tendrá y que en “algunas semanas”, cuando avance la vacunación, se podrá ver la luz al final del túnel.

-La situación esta semana ha sido crítica. Se superó el 40% de la ocupación de camas de CTI por enfermos con COVID-19, ya son cerca de 400 los internados y hubo días de más de 30 muertos. Científicos y médicos han advertido que, en un corto plazo, se va rumbo a la saturación del sistema. ¿Cómo evalúan ustedes esta situación?

-Estamos enfocados en una estrategia muy clara que tiene tres líneas de acción. Por un lado hemos cambiado el modo de los testeos, para tener los diagnósticos de forma más rápida y ágil. Por otro, estamos buscando acelerar la vacunación al extremo. Y, en paralelo, vamos a seguir incrementando la disponibilidad de camas de cuidados intensivos e intermedios.

-¿Esto garantiza la no saturación?

-Las hipótesis, los escenarios hipotéticos de saturación, no son cosas que a nosotros nos ocupen. Nos ocupamos de mejorar la respuesta y la accesibilidad de las personas. Trabajamos para que el ciudadano tenga una cama de cuidados críticos si la necesita. Así ha sido hasta ahora y así seguirá. Estamos convencidos de queno va a haber saturación ni colapso del sistema.

-El número de camas es limitado…

-Lo que sucede es que la estrategia nuestra es seguir aumentando ese número hasta que sea necesario.

-¿Cuántas camas de CTI hay hoy?

-Cuando empezó todo esto teníamos 625, hoy hay 922. De las disponibles, hay 111 para aislamiento COVID-19, porque no todas tienen capacidad para recibir a estos pacientes.

-Pero como viene el aumento de casos, ¿no les genera preocupación en cuanto a lo que puede pasar en los próximos días?

-No, ninguna preocupación, porque la semana que viene se agregan 70 camas más, y la otra semana 50. Estamos aumentando permanentemente, y además sabemos que el aumento de casos no va a ser indefinido, que al término de algunas semana -no sabemos cuántas- la curva de contagios caerá porque va a crecer mucho la de vacunación. Y si así no es, Uruguay tiene 8.000 camas de internación. Estamos hablando de que hay un 12% con capacidad de cuidados críticos; habrá que aumentar entonces este porcentaje. Obviamente esto requiere personal e insumos. Pero estamos trabajando, la disponibilidad de oxígeno y fármacos son temas que nos ocupan en estos momentos. Esta semana, por ejemplo, viajó un avión taxi a Córdoba para ir a buscar insumos para 80 respiradores nuevos.

-¿Hay recursos humanos para seguir aumentando las camas? La sociedad de intensivistas ha advertido que no es así.

-Quiero destacar el trabajo de los médicos de todas las especialidades, de los directivos de las instituciones mutuales y de las sociedades científicas, como ser la de los intensivistas. Generó bastante revuelto un documento que salió esta semana, el cual fue propuesto por los intensivistas y aprobado por unanimidad. Hay una presión indebida, injustificada, de casos clínicos que quieren ser llevados a CTI y podrían estar en cuidados intermedios o en otras unidades respiratorias.

-Es duro ese documento, en el sentido de que establece una priorización entre distintos grupos de personas. Y enumera todos casos que, en un escenario de no pandemia, sí terminarían en un CTI y ahora quizá no puedan acceder a uno.

-Claro, pero lo que no se ha dicho es que los episodios de saturación en los CTI son absolutamente habituales. Los CTI en Uruguay operan con una ocupación de entre 70% y 80%. Ha habido episodios de hasta el 90%. Y ahí es cuando el sistema de salud tiene que tomar medidas. No es un criterio de exclusión a los CTI, sino de racionalizar su uso.

-En cuanto al personal el MSP anunció la capacitación de 300 médicos y 900 enfermeros para trabajar en los CTI. ¿Ya se tuvo que acudir a ellos?

-Sí, sí, sí. Uruguay tiene 52 centros de cuidados críticos, si hacemos una cuenta simple hablamos de cinco o seis médicos que van a reforzar la dotación de los CTI. Obviamente son médicos que están ocupados, pero tienen parte de su jornada para ir a ayudar allí. No sustituyen a los intensivistas, responden a ellos, y solamente están habilitados a actuar allí hasta que termine la emergencia sanitaria.

-Una de las críticas que se le hizo a esto, es que se trata de médicos que deberían ocupar otros roles, los cuales se terminan descuidando…

-Y sí, eso es inevitable. Estamos en una situación de gran estrés del sistema, hay una enorme exigencia y hay que priorizar. Hace un mes estábamos enfrentando reclamos de oncólogos y otros colegas por los atrasos en estudios preventivos de los pacientes. No queremos que pase esto, pero estamos en una pandemia. Esto es una sábana corta, no podemos con todo. Otra de las medidas que tomamos en los CTI, y está ayudando muchísimo, es que se declaró prácticamente un feriado quirúrgico para las cirugías de coordinación, entonces pudimos liberar camas de los Imaes, en las que ahora se están internando pacientes polivalentes no Covid.

Las autoridades se preparan para el peor de los escenarios por limitación de los CTI. Foto: Reuters
Las autoridades se preparan para el peor de los escenarios por limitación de los CTI. Foto: Reuters

-El coordinador del GACH, Rafael Radi, sostuvo el otro día que era necesario “blindar” el mes de abril, en referencia, entre otras cosas, al tiempo que llevará que un número importante de la población esté inmunizada…

-Abril ya está blindado, en el sentido de que este feriado quirúrgico llega hasta el primero de mayo. En abril solo va a haber cirugías de urgencia y se volvió a la telemedicina. El sistema de salud está enfocado en la emergencia sanitaria. Nosotros vamos a suministrar las camas que sean necesarias. No le vemos un límite porque confiamos que en algunas semanas esto va a empezar a bajar. Tenemos mucha esperanza de que esto lo vamos a poder controlar. No tenemos dudas. Le queremos transmitir confianza a la gente.

-¿Han tenido algún tipo de comunicación con el Poder Ejecutivo para que se tomen más medidas e intentar reducir la movilidad?

-No, nosotros somos los responsables de la respuesta sanitaria, estamos enfocados en eso. No opinamos de lo que le corresponde al Ejecutivo, a quien le agradecemos las respuestas rápidas que ha tenido. Trabajar en equipo implica que cada uno desempeñe su rol. Ni hacemos hipótesis sobre la saturación del sistema, porque estamos seguros de que no se va a saturar, ni opinamos sobre temas que no son de nuestra competencia.

-¿Pero ustedes analizan datos de movilidad? ¿Es parte de la información que manejan para afirmar que la situación va a mejorar por la vacunación? ¿O esperan que la situación mejore solamente por la vacunación?

-No estamos mirando la movilidad.

-¿Los casos van a bajar aunque no baje la movilidad?

-No soy experto en movilidad.

-Sin embargo, usted afirma que va a suceder si la situación sigue como hoy…

-Se tomaron medidas hace unos días, y creo que van a tener resultados. Si se necesita reducir la movilidad no nos corresponde a nosotros. Lo que necesitamos son recursos para aumentar la demanda en la medida que se necesite.

-¿Pero va a bajar la curva si no se reduce la movilidad?

-En algún momento va a bajar la curva. Yo no me animo a hacer pronósticos, pero en algún momento va a suceder. No es nuestra especialidad la movilidad.

-Esta semana el MSP cambió su estrategia para los testeos. Hasta ahora los test de PCR, de muy alta sensibilidad, fueron la primera opción, ahora lo serán los test de antígenos. ¿Por qué se decidió esto?

-Tiene que ver con que ahora estamos en otra etapa de la pandemia, una en la cual hay una alta circulación del virus, y es bueno tener los resultados lo más rápido posible. Se pasa de hacer un test en 24 o 48 horas, para luego tener el resultado en otras 24 o 48 horas, a hacer el hisopado y saber si es positivo en apenas 15 minutos. Hay evidencia internacional, además, que muestra la sensibilidad de estos test de antígenos y superponible a los PCR, sobre todo cuando hay altas cargas virales, lo que sucede por ejemplo con la variante P1. Además, se resolvió que los prestadores puedan realizarle los estudios a todas las personas sin importar dónde estén afiliadas. Antes había un caso positivo, había 20 contactos, estaban todos en un mismo lugar, por ejemplo en un residencial, y a cada uno lo tenía que hisopar su prestador. Ahora, si va un médico de radio y detecta un positivo, va a estar habilitado a testear a todos los convivientes. Al saber los resultados más rápido, vamos a poder tomar medidas de aislamiento con mayor velocidad y también detectar a los contactos de los positivos enseguida.

-¿Para ustedes estas demoras con los test de PCR han tenido algo que ver con el incremento de los casos?

-Esto va a acelerar mucho el diagnóstico y nos va a permitir contener el avance que sí, en algunos casos, podría tener que ver con esta demora. Igual la tardanza no se debe a negligencia ni mala voluntad, sino a que realmente ha sido un desborde total de la cantidad de testeos. Hubo también problemas informáticos que han llevado a demoras en la carga o en los procesamientos de los test de PCR, lo que ha generado esa situación de que estamos informando todos los días test de la jornada y también test que quedaron de días anteriores. Esto no pasa por omisión ni por ocultamiento, sino porque hay todo un atraso en las tareas de coordinación, realización y carga de la información.

-Si el test de antígenos da negativo, siendo que su sensibilidad es menor, ¿se va a ordenar luego un PCR?

-Si se trata de un paciente sintomático, sí. Si es asintomático, no. El nivel de diferencia entre antígeno y PCR, hoy por hoy, según la información que manejamos, es muy menor. De todas formas, se mantiene el PCR como elemento diferenciador.

-¿Cuáles son los porcentajes de efectividad?

-Muy similares. En pacientes sintomáticos la diferencia es de menos de un 5%. Y en sintomáticos convivientes el antígeno tiene niveles de efectividad mayores al 90%. En este momento se están haciendo un 80% de PCR y un 20% de antígenos, con esta estrategia buscamos invertir el porcentaje.

“No hubo una avalancha de traslados”

-Se han dado casos de saturación en la frontera. ¿Cómo sigue esta situación?

-Uruguay tiene un problema histórico de dotación de recursos al norte del Río Negro. Ahora se ha puesto el énfasis en mejorar esto: se aumentó la capacidad en Tacuarembó, Treinta y Tres y Rivera. Nosotros habremos recibido tres o cuatro situaciones en el último mes en las que hubo que realizar traslados, y esto se pudo hacer sin problemas. No hubo una avalancha de situaciones de saturación. Lo que hubo fueron episodios aislados.

-¿Cuál es la situación en el Hospital Español, exclusivo para pacientes con COVID-19, donde se debió cerrar la emergencia para hacer un nuevo CTI, ya que el otro estaba lleno?

-El Español está siendo beneficiado con el traslado de pacientes. Tenían a personas con más de 40 días de internación en su CTI, que ya no tienen carga viral y pueden ser trasladados. Fueron al Banco de Seguros y otros a prestadores privados. El Español está en vías de generar más atención en las áreas de urgencia, en las camas de observación, que serán para pacientes con COVID-19. ASSE también dará respuesta en el INOT, en un principio con 14 camas, que será un segundo centro Covid.

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