PANDEMIA
Estudios internacionales ponen a la caída del cabello como uno de los cinco síntomas más comunes del coronavirus. El arquero uruguayo tuvo el virus en dos ocasiones.
El partido de anoche entre Independiente y Montevideo City Toque por la Copa Sudamericana dejó en evidencia una de las secuelas del COVID-19. Es que Sebastián Sosa, el arquero uruguayo que defiende al "Rojo" de Avellaneda, tuvo una de las secuelas que trae aparejada el coronavirus: efluvio telógeno. ¿De qué se trata? De la pérdida de pelo difusa.
Paulo Criado, coordinador del Departamento de Medicina Interna de la Sociedad Brasileña de Dermatología, explicó a BBC News Brasil que los problemas emocionales y las enfermedades infecciosas o autoinmunes pueden provocar la caída del cabello. "Lo que ahora se cree es que el coronavirus es parte de este grupo de enfermedades que pueden estar vinculadas a la fuerte caída capilar", indicó.
Por su parte Andrew Messenger, profesor honorario de dermatología en la Universidad de Sheffield (Inglaterra) y presidente del Instituto de Tricología de Reino Unido, dijo al mismo medio que "las razones del vínculo entre la pérdida severa del cabello y el coronavirus no están claras".
"Las enfermedades asociadas con altas temperaturas corporales afectan el crecimiento del cabello en los folículos pilosos, que se mantienen en la fase de reposo del ciclo del cabello durante dos o tres meses, y luego se cae", explicó.
"Es por eso que las personas con esta infección experimentan la caída del cabello alrededor de dos o tres meses después del evento que la causó. Esto puede ser bastante dramático, pero la gran mayoría de los casos se recupera después de meses", sumó.
BBC consignó que de acuerdo a investigadores de universidades de Estados Unidos, México y Suecia, que analizaron el tema en 48.000 pacientes, los cinco síntomas más comunes del coronavirus son: son fatiga (58%), dolor de cabeza (44%), dificultad para la atención (27%), caída del cabello (25%) y dificultad para respirar (24%).
El caso de Sebastián Sosa
El uruguayo Sebastián Sosa fue una de las víctimas de esta secuela. Contrajo coronavirus en dos oportunidades, una en México y otra en Argentina.
"Tuve el COVID-19 (por primera vez) por julio del año pasado y en agosto se me empezó a caer el pelo. Una caída muy abrupta, me quedaba con los mechones en la mano. También del resto del cuerpo: cejas, pestañas. Después averiguando supe que era una secuela del COVID-19. Me quedaban algunos pelos parados nomás, entonces decidí raparme", contó a fines del año pasado al canal argentino Tyc Sports.
Luego, Sosa llamó la atención con el tatuaje que se hizo en la nuca cubriendo toda la parte de atrás de su cabeza: un león. "Siempre me quise hacer un tatuaje. Siempre me gustaron los leones. Le dije a mi señora que me iba a hacer uno atrás y me respondió: 'Y dale, si querés y te bancás el dolor'. Así es la historia del nuevo look y el tatuaje", explicó.
"En el momento que crezca el pelo se tapará y si lo quiero lucir de nuevo me rapo. Me va a dar muchas opciones, cuando vuelva el pelo si Dios quiere", bromeó.