ENTREVISTA A NICOLÁS VAQUER
Nicolás Vaquer, country manager del laboratorio en Uruguay, dijo que la cartera también estudia una vacuna específica para ómicron que podría llegar al país antes de fin de año.
Como responsable de la empresa Pfizer en Uruguay formó parte de las negociaciones con el gobierno para la adquisición de vacunas en medio de una pandemia que dejará consecuencias en el plano de la salud. Para Vaquer el covid será como una gripe más, lo que implicará vacunarse todos los años. De hecho, el MSPya tiene a estudio una vacuna específica para ómicron y otra para niños de seis meses a cuatro años.
-Ya pareciera finalizar la pandemia por covid-19. Visto en perspectiva y considerando que Pfizer tiene 60 años en Uruguay, ¿fue el mayor episodio que se debió enfrentar a nivel sanitario o es equiparable a otras instancias anteriores?
-Por la magnitud que tuvo, que nos tocó la vida a todos, es incomparable con otros eventos. También nos ayuda a visibilizar todas las cosas que fueron pasando en la historia de Pfizer y cómo fue contribuyendo a la salud. Estamos en Uruguay hace 60 años, pero Pfizer tiene una historia de 170 años que la fundaron dos primos de apellido Pfizer que se mudaron de Alemania a Estados Unidos. Uno de los primeros hitos en ese momento fue en la Segunda Guerra Mundial la producción masiva de penicilina, que fue fundamental para los soldados aliados. Ese fue uno de los primeros hitos que tuvo Pfizer en innovación en salud. Y desde ese momento hasta ahora hay otros muchos que nos ponen muy orgullosos, por ejemplo tratamientos para reducir el colesterol, que cambiaron la forma en que se trata, hasta las vacunas, también con ejemplos muy cercanos al Uruguay. Con la vacuna contar el neumococo, Uruguay fue pionero en incluirla en el calendario nacional de vacunación con una ejecución casi perfecta, y eso llevó a que bajara la mortalidad y la internación en niños menores de dos años por neumonía en un 90%. Pero volviendo al comienzo, la pandemia como nos afectó a todos y nos puso la vida patas para arriba, fue el ejemplo más reciente y más tangible en el que nosotros hicimos una apuesta muy grande a la innovación en salud.
-¿Cómo se desarrolla una vacuna con la rapidez que se debió hacer en este caso?
-Ahí jugaron varias cosas. Y algo que destacamos son las decisiones audaces que tomamos en Pfizer. Usamos una plataforma de ARN mensajero, que es nueva. Es una plataforma que si bien nosotros estábamos estudiando para la gripe no había ninguna vacuna disponible en los países. Entonces, la decisión de ir por esa plataforma, que si bien era nueva aún no estaba probada, fue audaz. ¿Por qué lo hicimos? Normalmente las vacunas son biológicas, que se desarrollan a partir de células, pero eso lleva tiempo y tiempo era lo que no teníamos. El ARN mensajero es sintético, es química, sabíamos que si era exitoso podíamos incrementar la producción muy rápidamente. Hubo una apuesta fuerte de ir por un mecanismo nuevo, versus uno tradicional. Lo que pasa es que sabíamos que era lo que el mundo en ese momento necesitaba.
-¿Qué tanto debió modificarse el proceso habitual para la creación de vacunas?
-Normalmente una vacuna, un medicamento, se desarrolla en los estudios clínicos, estudios de laboratorio. Después se pasa a animales. Luego entra en fase 1, donde se empieza a probar en muy pocas personas; fase 2, ya con más personas; y fase 3, con algo más masivo, donde hablamos de miles de personas. ¿Cuál es la dificultad? De cada 10.000 moléculas que se investigan, solo una termina siendo un medicamento o una vacuna. Normalmente todos estos pasos los hacemos secuenciales y hasta que uno no está completo no avanzamos al siguiente. Porque eso, obviamente, minimiza los riesgos de la inversión que no se materializa. En este caso, otra decisión audaz, fue que en el mismo momento que investigábamos la vacuna ya hacíamos la inversión en las plantas y en la capacidad de producción, todo a riesgo. Porque si no funcionaba la vacuna, esa inversión que hizo Pfizer, sin ayuda de ningún gobierno ni ente, no iba a ser aprovechada. Hoy, ya con el diario del lunes, estamos contentos de cómo salió todo. Y de la colaboración con los gobiernos, primero a nivel global, porque la aceleración se pudo dar porque trabajamos desde el día uno compartiendo información con los entes regulatorios para tomar decisiones conjuntas, y eso nos ayudó a movernos más rápido y con mucha seguridad. Y lo otro es la colaboración con los gobiernos para traer la vacuna lo antes posible a sus países. Es el ejemplo de Uruguay, donde trabajamos en una forma muy positiva con el gobierno. Tenemos datos específicos de Uruguay, donde la vacunación disminuyó en más de un 90% la internación y las muertes por covid.
-¿En qué etapa de la vacunación se está a nivel mundial?
-A nivel mundial nosotros llevamos entregadas 3.600 millones de dosis y estamos apuntando a alcanzar este año las 4.000 millones de dosis. Es un poco dispar la situación, pero ya estamos en un lugar muy distinto al que estábamos hace pocos meses. En los países con altos niveles de vacunación se llegó a un efecto rebaño, y hoy vemos menor número de casos graves. Lo que estamos planteándonos ahora es cómo seguir. Lo importante es seguir monitoreando la enfermedad y sobre todo, más en los grupos de riesgo, seguir con los refuerzos, porque es lo que nos mantiene sanos.
-¿Existe la posibilidad de alcanzar la inmunidad a nivel mundial sin que estén vacunados los países más pobres?
-Depende. Eso va a variar país por país. Dentro de Pfizer, de esas 4.000 millones de dosis 1.000 millones están destinadas a países de bajos o medianos recursos. Desde el primer día tuvimos un plan donde pensamos que la capacidad de pago no tenía que ser un problema para acceder a la vacuna. Tuvimos precios específicos al costo para estos países. Trabajamos con Unicef y la OMS para que las vacunas lleguen, porque a veces el desafío es más grande por la infraestructura, por las cadenas de fríos. Aún teniendo las vacunas es difícil que lleguen. Hoy tenemos además un tratamiento para el covid que demostró ser muy eficiente. Con ese combo nos estamos acercando a un mundo donde (el covid) va a ser más parecido a lo que es la gripe, donde sí tenés picos en invierno, que te tenés que vacunar regularmente, pero es más endémico y no una pandemia como estamos viviendo hoy. A eso apuntamos, siempre atentos a posibles mutaciones del virus. En Uruguay, incluso ya tenemos presentada una variante de la vacuna contra ómicron, contra dos tipos específicos, que es lo que está circulando ahora.
-¿Esta vacuna está siendo analizada por el gobierno uruguayo?
-Eso lo tiene el Ministerio de Salud para aprobación y esperamos hacia fin de año empezar a entregar esa variante de la vacuna. Y el otro desarrollo de las vacunas es en las edades, hoy en Uruguay está aprobada a partir de los cinco años, pero ya tenemos entre los seis meses y los cuatro años los datos presentados en el Ministerio de Salud. Son segmentos que ya fueron aprobados en otras partes del mundo para cubrir a toda la población.
-¿Está comprobado que sirva dar más de cuatro dosis?
-Eso lo vamos viendo a medida que avanzamos. Empezamos con dos dosis y veíamos que con el tiempo la protección iba disminuyendo. Probablemente terminemos en un escenario donde sea necesario un refuerzo, sobre todo para los grupos de riesgo, cada nueve meses o un año. Pero todavía se está observando.
-¿Cuánto es el tiempo de inmunidad?
-La recomendación es que la tercera dosis se dé a partir de los cuatro a seis meses. Todavía no tenemos una recomendación para la cuarta.
-Usted destacó el trabajo con el gobierno uruguayo. En otros países, como Argentina, el proceso para firmar un contrato fue más engorroso. ¿Cuál fue el proceso en Uruguay y por qué lo destaca?
-Vimos en Uruguay desde el primer día un compromiso para traer la vacuna lo antes posible. No había dudas y la negociación en ese sentido fue muy colaborativa. Los dos queríamos lo mismo, traerla rápido, y eso destrabó los obstáculos que se fueron planteando. Las condiciones contractuales fueron distintas a lo que es normalmente y en algunos países fue más fácil llegar a acuerdos según la legislación, y en otros no. Para nosotros era muy importante la equidad, que en todos los países se firmaran las mismas cláusulas. Eso en algunos fue más difícil que en otros.
-¿Qué exigencias se impuso?
-A grandes razgos lo importante era algo relacionado con que normalmente cuando uno trae un medicamento a un país el laboratorio es el responsable de todo lo que ocurra con esa vacuna. Por las condiciones y la velocidad de la pandemia, básicamente lo que necesitamos fue compartir esa responsabilidad. Seamos socios en esto, vamos juntos. Eso era lo que tenía que cuadrar en el contrato.
-¿Por qué en un caso como este, donde está involucrada la salud pública, todo el contrato debe ser confidencial?
-La confidencialidad era porque estaban ocurriendo estas negociaciones en todo el mundo al mismo tiempo. Y queríamos avanzar lo más rápido posible, y cuando esa confidencialidad no está es más difícil avanzar. Como ciudadano lo entiendo y quiero tener la mayor visibilidad de todo, pero en un momento de pandemia la falta de confidencialidad podría haber llevado a retrasos y conflictos en las negociaciones.
-Ahora que parece finalizar la pandemia ¿se debería divulgar el contenido del contrato o entiende que es un tema cerrado?
-A medida que vayamos hacia el futuro vamos a ir a un modelo más tradicional del suministro de la vacuna. Vamos a volver a un modelo como el que tenemos con el resto de las vacunas, donde los mecanismos de contratación son distintos y la información se comparte de otra forma. Hacia eso vamos, pero todavía estamos en la salida de la pandemia.
-¿Se va a conocer cuánto costaron?
-Eventualmente sí. Pero la verdad es que el costo no fue un problema en las negociaciones, en general. En Pfizer diseñamos un plan escalonado de precios para que los países de bajos recursos pudieran acceder, luego los de medio, los de alto...
-¿Uruguay en esa escala dónde se ubicó? Entiendo que no está entre los países a los que se vendió al costo, tampoco a nivel de primer mundo...
-Uruguay es uno de los países de ingresos medios-altos. Están bien posicionados por los ingresos per capita.
La viruela del mono y su vacuna
-¿Qué líneas de investigación están desarrollando?
-El año pasado invertimos en unos 100 proyectos de desarrollo clínico. Estamos investigando en seis áreas, principalmente de medicamentos. Una es oncología, que es el área de la mayoría de los desarrollos. Enfermedades inflamatoria e inmunológicas es la segunda, enfermedades hospitalarias, enfermedades cardiovasculares, enfermedade poco frecuentes y obviamente vacunas. En ese sentido, la investigación va cada vez más hacia una mayor precisión que ataquen específicamente los problemas de salud que vemos. El ARN mensajero es un ejemplo de esto donde podemos ser muy específico en las vacunas.
-En la región y en Uruguay aparecen más casos de viruela del mono. ¿Se está desarrollando alguna vacuna específica?
- Como Pfizer no estamos trabajando y esto es más de curiosidad, de meterme a leer. En realidad hay vacuna, que es la vacuna de la viruela. Es la misma familia de la viruela del mono, o sea que eso sería lo que habría que retomar si empieza a tomar volúmenes más altos. Hay vacunas desarrolladas que, obviamente, se pueden volver a reproducir en masa en caso de ser necesario.